Las asociaciones de vecinos se están movilizando para que las ayudas a la rehabilitación y mejora de la eficiencia energética de viviendas llegue a los barrios más necesitados de la ciudad. «La finalidad es que todo el mundo pueda acogerse a los fondos, independientemente del poder adquisitivo del bloque», asegura José Carrasco, responsable de urbanismo de la Federació d’Associacions de Veïns de Tarragona (FAVT).
Desde el primer día esta entidad ha creído que la partida de 8.179.512 euros, ligada a los fondos Next Generation, que ganó Tarragona el pasado mes de septiembre constituye una «oportunidad» para regenerar el parque de viviendas más envejecido. Pese a ello, hay algunos aspectos que consideran que deben tenerse en cuenta para que estas ayudas lleguen a las comunidades que realmente lo necesitan.
Hace unos días la FAVT, junto con los representantes de la Comunalitat Urbana de Tarragona- Fòrum de Barris, se reunieron con la concejalía de Habitatge y el Servei Municipal de l’Habitatge i Actuacions Urbanes SA (Smhausa). En la reunión ponían encima de la mesa algunas de las propuestas para que el Ayuntamiento contribuya a facilitar el procedimiento. Y es que uno de los aspectos que se ha detectado es que, cuando se hizo un seguimiento en cuanto a los edificios que estarían dispuestos a acogerse al programa, la información que se recogió tanto en Bonavista, como en Sant Salvador, Riuclar y La Floresta, ponía de manifiesto que la mayoría de las personas no tienen el poder económico para abordar la reforma. «El perfil de estas personas son pensionistas, parados de larga duración o no son propietarios, y si tenemos en cuenta que una rehabilitación puede suponer una inversión de unos 20.000 ó 25.000 euros, por mucho que te den una ayuda, si tienes que adelantar el coste total de la obra para la mayoría es un obstáculo que consideran innecesario», apunta Carrasco.
La convocatoria oficial por parte de la Generalitat todavía no se ha abierto. Esta se esperaba para finales de año y ahora se sopesa que se activará durante esta segunda quincena del mes de abril. No obstante, lo que hasta ahora se conoce es que los fondos supondrán a partir del 40% del coste de las obras, hasta el 100% en el caso de los colectivos más vulnerables. «Nos dijeron que hay un convenio con entidades para adelantar el dinero, pero aquí nos encontramos con otro problema, que es que la mayoría de escaleras no tienen administrador de fincas», añade Carrasco.
La FAVT considera que es necesario que para facilitar la gestión pueda contarse con un asesor, que aborde la problemática concreta de cada bloque y que pueda dar una orientación a los posibles solicitantes. «La idea es que a partir de ahí, puedan resolverse las cuestiones técnicas y administrativas y que, en los casos que haya vecinos que no estén de acuerdo se establezca una mediación con Benestar Social para que se sumen», añade este representante vecinal.
Más de cuarenta años
Los criterios que se establecieron marcan que pueden acogerse al programa las viviendas plurifamiliares, construidas entre los años 1950 y 1980, que son los que presentan unas condiciones más deficientes en cuanto a eficiencia térmica y de las instalaciones. El mapa de los Entorns Residencials de Rehabilitació Programada (ERRP), que puede consultarse en la página web del Ayuntamiento, pone de manifiesto que desde el Eixample, a los barrios marítimos, pasando por Ponent, Sant Pere i Sant Pau y Sant Salvador podrían acogerse a la convocatoria. Se excluye el ámbito de la Part Alta, dado que en este caso las viviendas están sujetas a diferentes tipos de protección cultural, lo que dificulta cualquier acción para mejorar la eficiencia térmica.
«Desde la FAVT estamos promoviendo poder adecuar nuestras viviendas en Campclar, Bonavista, La Foresta o la zona interbloques de Sant Salvador, que se han quedado muy empobrecidas, con muchos habitantes envejecidos, lo que hace que mucha gente busque sitios más atractivos para poder vivir», indica Carrasco. Este defiende que la mejora del parque de viviendas puede convertirse en un aliciente para «tener una casa en condiciones» y que «nuestros jóvenes puedan quedarse».
«Queremos que Poniente se ponga las pilas y que cuando salga la convocatoria podamos estar en la parrilla de salida», apunta el responsable de urbanismo de la FAVT, quien defiende que «seguramente hay otras zonas de Tarragona con edificios en la misma situación, pero las posibilidades no son las mismas y debemos intentar que los barrios sean atractivos para los jóvenes. No queremos que esto se conviertan en zonas antiguas y viejas que al final acaban siendo guetos», añade.
Las comunidades de propietarios son las que deberán presentar la solicitud, por este motivo, desde el Ayuntamiento de Tarragona se llevaron a cabo reuniones en los centros cívicos y con los agentes económicos para facilitar que la información llegara al máximo de personas posible. «Si no se ponen los medios, vemos muy difícil que las ayudas puedan llegar a determinados colectivos», apunta Nani Blasco, del proyecto Comunalitat Urbana de Tarragona. Este colectivo está formado por trece entidades de Sant Salvador, para impulsar programas de economía social dirigidos a los colectivos vulnerables.
Blasco defiende que muchos de los posibles beneficiarios «se lo miran con recelo». «Para acceder a las ayudas necesitan la ITE, por lo que si tienen que abordar otras reparaciones, las comunidades no están constituidas o hay un elevado nivel de morosidad será complicado», argumenta. La zona interbloques, formada por quince edificios y hasta 40 escaleras, podría ser uno de los ámbitos susceptibles. Pese a ello, Blasco expone que «son zonas con mucha inmigración y gente mayor, que se han deteriorado porque hay un problema estructural de fondo que se ha ido enquistando».
La sustitución de ventanas, la mejora de los sistemas de ventilación y las actuaciones en terrazas y fachadas para mejorar el aislamiento son algunas de las actuaciones que podrían incluirse. También la instalación de ascensores sería susceptible a entrar. «Es una gran oportunidad si entre todos lo hacemos posible, pero ahora mismo lo vemos difícil si no se ponen los medios», afirma Blasco.
La Floresta se construyó a finales de los sesenta, por lo que también se incluye. «Son bloques viejos, por lo que algunas comunidades ya se han ido adelantando con la ITE para poder acogerse», explica el presidente de la Associació de Veïns, Miguel Ángel Cruz. Esta entidad asegura que se está haciendo un intenso trabajo para «compartir toda la información», especialmente entre la gente mayor, para que el barrio pueda beneficiarse de las ayudas.