La primera venta fue un libro infantil y los primeros en conocer la tienda fueron los propietarios de otra librería de la ciudad. Así empezaba la mañana en el número 50 de la calle August, donde ayer, a las diez tocadas de la mañana, abrían las puertas de la librería cooperativa El Soterrani. Tras unos días de nervios y duro trabajo, ayer llegaba la ilusión y la alegría de dar a conocer un proyecto hecho desde el alma. Los impulsores son Elisabeth, Dolors y Andreu, tres libreros que coincidieron trabajando en La Capona. Cuando sus jefes se jubilaron y la librería cerró, ellos decidieron emprender esta nueva aventura que ayer vio la luz.
Se trata de una librería generalista, aunque se centra en la literatura para todas las edades. En sus estanterías encontramos novela negra, histórica, de ciencia ficción y fantasía, además, de un amplio abanico de ensayos, escogidos a conciencia. Algunos sobre temas que marcan la actualidad.
Tanto Andreu, como Dolors y Elisabeth tenían claro cómo sería la librería de sus sueños. «Nos conocemos desde hace muchos años y sabíamos qué tipo de tienda queríamos abrir», explica Elisabeth Sánchez, una de las impulsoras. También estaban de acuerdo en el formato por el que apostaban. Querían tirar adelante una cooperativa. «Estamos involucrados en muchos movimientos sociales de la ciudad y hemos escogido esta fórmula porque es con la que nos sentimos más cómodos», añade Sánchez. Creen en el trabajo horizontal y en hacer una red fuerte entre ellos.
Los tres protagonistas de esta historia opinan que llegan a la ciudad para complementar el sector. Aseguran que Tarragona necesitaba este empujón. Y es que en la últimas semanas, El Soterrani es la segunda librería que ve la luz. Dolors, Andreu y Elisabeth pretenden escuchar las inquietudes literarias de sus clientes que, aseguran, para ellos son algo más. «Para ser un buen librero es importante que se establezca una dinámica con el cliente donde se hagan recomendaciones por ambas partes», dice Sánchez. Dolors Bosc, otra de las impulsoras, explica que «en estas cuatro paredes podemos encontrar la experiencia de los tres y todo lo que hemos aprendido durante estos años».
El Soterrani es un espacio acogedor, que llama a compartir y a conversar sobre libros. Podríamos decir que es una librería alternativa –la más alternativa de la ciudad– donde se encuentran pequeños tesoros difíciles de encontrar en librerías más convencionales.
Ayer llegó el día de la verdad. El Soterrani abría puertas y recibía a familiares, amigos, conocidos y clientes. El nerviosismo y el cansancio de tantos días de preparación se convirtieron en ilusión. Carlos Etxebarria quedaba alucinado con el espacio. «Soy de Barcelona y, allí, las librerías de este estilo, alternativas, normalmente son oscuras y pequeñas, casi accidentales. Aquí hay luz, hay vida», decía.
Por otro lado, Natàlia Barahona Tarragó explicaba que se enteró de la apertura de El Soterrani por el Twitter de otra librería de la ciudad. Barahona se hace con dos o tres libros al mes. Ayer tenía claro que quería comprarlos en la nueva tienda. «Me ha llamado mucho la atención la disposición de los libros. No están separados por editoriales, sino por temática. Todo es muy visual», añadía. Agnès, otra clienta, destacaba que habían muchos libros de autores locales, «cosa que no es muy habitual», decía. Y de esa manera empezaba el primer día de la aventura de Dolors, Andreu y Elisabeth.