Cerca de un centenar de personas se concentraron ayer a las 18 horas delante del quiosco de la plaza Imperial Tarraco de Tarragona para dar un último adiós al emblemático puesto después de 54 años de actividad. Clientes habituales y amigos de la familia que hasta ahora lo regentaba se reunieron en el punto por el que dentro de unos meses pasará el carril bici educativo para mostrar su apoyo a Julio Dueñas y sus trabajadores. Además, algunos de los políticos del pleno municipal, como Sandra Ramos y Josep Félix Ballesteros, del PSC, José Luís Martín, del PP, y Sergio Piriz y Lorena de la Fuente, de Ciutadans, también asistieron a la iniciativa, que se había difundido por las redes sociales con el título de «Salvemos el quiosco de la Imperial».
En declaraciones a este periódico, Dueñas aseguró estar «emocionado y muy triste» durante las que eran sus últimas horas al frente del negocio. «Hemos luchado 54 años por tener esto abierto y no ha sido fácil, para que ahora nos lo tiren así», lamentaba el hasta hoy concesionario del quiosco. Con todo, consideraba que «el gobierno municipal se ha enrocado en demostrar quien tiene el poder, porque hemos dado posibles alternativas y nuestra voluntad era llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento en todo momento, es decir, posiciones de negociación, todas», y añadía que «sabíamos que acababa la concesión, pero jamás hubiéramos pensado que lo habrían aprovechado para hacernos desaparecer». En cuanto a toda la gente que había acudido a la concentración, Dueñas manifestó que «ya nos habían transmitido su apoyo y la verdad es que todo el mundo lo considera un absurdo». Comentaba que «el alcalde tiene poder para arreglar cosas o para no arreglarlas, y siempre habíamos confiado, hasta última hora, que habría ejercido ese poder para solucionar el tema».
A las puertas de un quiosco ya prácticamente vacío, la portavoz del grupo municipal del PSC en el Ayuntamiento de Tarragona justificaba su presencia señalando que «nos llegó el cartel de que se hacía esta concentración y quisimos venir. Sabíamos que tenía que volver a salir a licitación pero ya hemos dicho que la propia existencia del quiosco forma parte del paisaje emocional de Tarragona». Ramos defendió también que «sabemos que hay muchas alternativas para el proyecto de carril bici, como el trazado que había elaborado el anterior gobierno socialista, que contemplaba mover un poco el quiosco. Hemos intentado hablar y negociar, pero están cerrados en banda», y añadía que «hemos venido para que sientan el apoyo de la gente y que sepan que les echaremos de menos».
Por su parte, el portavoz popular en la Plaça de la Font, José Luís Martín, también aseguró que su asistencia al acto era para dar apoyo al quiosco. «Nos sabe mal que el gobierno de Ricomà no sepa hacer nada sin destruir, ya que para construir un carril bici destruye un quiosco emblemático de la ciudad, había alternativas».
Asimismo, los clientes que día tras día acudían a comprar el periódico lamentaban el cierre. Es el caso de Salvador Masip, que señaló que «he venido para apoyar el quiosco, pues entiendo que es un establecimiento de los que quedan pocos en la ciudad. Además porque aquí se vende cultura: periódicos, revistas y libros». En su caso, Eugenio Monje, que trabaja en un bar cercano, estaba en la concentración porque «venía cada día, era el único quiosco que abría a primera hora, y quiero mostrarles mi apoyo». A Cinta Cid le toca de cerca: «Antes lo llevaba Emilia, que era mi suegra, y los actuales propietarios son familia mía. Cuando mis hijos salían del cole venían aquí a merendar con sus abuelos».
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