La ciudad de Tarragona dispondrá de 1.078 nuevas plazas de aparcamiento disuasorio a medio plazo, una cifra que dobla la capacidad actual, que es de 486, y que responde a la voluntad de quitar vehículos del centro. Algunas de estas superficies serán zonas de nueva creación, mientras que en otros casos se trata de ampliaciones de las existentes. Con todo, la administración local defiende que esta apuesta «no debería acabar aquí» y que «el mapa está vivo», por tanto, se prevé que estas cifras sigan incrementándose con nuevas propuestas, algunas de las cuales ya están en fase de estudio.
Entre las actuaciones que verán la luz de forma más inmediata está la ampliación del parking existente en el Passeig de la Independència, detrás del complejo Tabacalera. En este caso, el proyecto ya está adjudicado y en cualquier momento podrían iniciarse los trabajos de demolición de las naves existentes. Este lo impulsa la empresa municipal de Aparcaments, que invertirá 87.578 euros. La actuación permitirá doblar el número de plazas de las 63 actuales a 135.
Otro de los proyectos en los que está trabajando el Àrea de Territori es la ampliación de la superficie del cementerio. Afecta a los terrenos junto al Camí del Llorito, donde el Ayuntamiento llegó a un acuerdo con el propietario de la finca para habilitar una zona de estacionamiento que puede considerarse disuasoria, aunque en este caso es gratuita. La propuesta que ahora se está ultimando afecta a la utilización de la finca adyacente, de forma que se pasará de 120 a 350 plazas. Asimismo, el concejal de Territori, Xavier Puig, avanza que este espacio incluirá también ocho plazas reservadas exclusivamente para autocares. Esta es una demanda del sector turístico, que pedía un sitio en el que estos vehículos puedan esperar tras descargar los grupos en el Portal del Roser.
El proyecto en el que se está trabajando prevé nivelar la superficie, eliminando los baches y, posteriormente, se colocará un pavimento blando. Asimismo, deberá tenerse en cuenta si se reforzará la iluminación. De momento no se ha concretado si estas inversiones supondrán que, como contraprestación, a posteriori también se fije una tarifa plana de un euro al día. En este caso, Territori i Mobilitat asume la redacción del proyecto y después la empresa de Aparcaments se encargará de la gestión. Pese a ello, el tercer teniente de alcalde considera que «muchos acabarán teniendo el euro al día, con una vigilancia y un control».
También en esta zona se encuentra otra de las apuestas, que en las últimas semanas ha recibido el empuje definitivo. Se trata de la ampliación del parking Torroja, un proyecto pensado para cubrir el déficit de aparcamiento en la Part Alta, que afectará a los terrenos junto a las instalaciones del CN Tàrraco.
Esta es una obra con un coste considerable, ya que es una zona con un importante desnivel que deberá superarse. Pese a ello, hace unas semanas el Ayuntamiento de Tarragona recibía la confirmación de que podrá contar con una ayuda de 1.260.678,28 euros del programa de ayudas europeas Next Generation, ya que se adecuaba a las bases de la convocatoria para la transformación digital y sostenible del transporte urbano. En este caso, de las 154 plazas de parking convencional que hay en la actualidad se pasará a 350 que en su totalidad tendrían la tarifa plana de un euro al día. En la resolución de las ayudas por parte del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, se concreta que el plazo de ejecución para no perder el dinero es hasta el 31 de diciembre de 2023. Previamente ya debería haberse puesto en servicio otro de los equipamientos previstos. En este caso, en el barrio de La Floresta, junto al campo de fútbol, que ahora mismo tiene una superficie de tierra que será asfaltada y acondicionada, con más iluminación, para dicho efecto. «Es uno de los que tenemos como prioritarios», indica el tercer teniente de alcalde.
Joan XXIII
Los servicios técnicos municipales ya tienen el proyecto de iluminación redactado y ahora debe acabarse de complementar con el resto de actuaciones. «Es un parking que tiene que ver con el entorno de Ponent, porque hay una demanda en el barrio con escasas plazas para aparcar, pero también encaja perfectamente con los aparcamientos disuasorios, ya que si vienes de Reus puedes dejar el coche allí y coger el transporte público para llegar al centro», explica Puig. El objetivo es que este pueda entrar en funcionamiento antes de finalizar este mandato.
También en la zona de Ponent se está estudiando una segunda propuesta, que se situaría en la zona de Icomar. En esta misma carpeta de alternativas a contemplar también está la zona de Joan XXIII, que concentra equipamientos con un gran movimiento de personas como el hospital, las comisarías y en un futuro también la Ciutat Judicial. «Hay varias alternativas que estamos estudiando ya que es un ámbito que está bien comunicado y, a partir de ahí, es fácil moverse», argumenta Puig.
La figura de los disuasorios también quiere vincularse a los nuevos sectores de crecimiento. Así, el Pla Parcial 1, conocido como el de Quatre Garrofers, también tendrá un nuevo aparcamiento público con capacidad para 180 vehículos. En este caso, se trata de un emplazamiento estratégico ya que recordemos que este sector es el que afecta a los terrenos ubicados al costado izquierdo de la carretera de Valls y que limitan con otra de las entradas más utilizadas de la ciudad, como es la de la A-7.
«Cualquier nuevo sector de crecimiento si arregla una de las entradas debería proporcionar un aparcamiento», indica Puig. Y, en este sentido, el Pla de Millora Urbana 14 –que afectará a la urbanización de los terrenos entre la circunvalación y el Col·legi Sant Pau– ya incluye una gran zona de estacionamiento en su borrador inicial. Este afecta a una superficie de 11.600 metros cuadrados de suelo destinado a equipamientos, en los que podrían habilitarse alrededor de 500 plazas, según los primeros cálculos.
La zona que ahora mismo no está tan definida es la de Llevant, ya que, cuando se inicien la urbanización del nuevo barrio del Nàstic (PMU-34) los terrenos de la antigua circunvalación, en los que ahora aparca mucha gente, tendrán que acondicionarse como zona verde.
Puig defiende que la creación de esta red de parkings disuasorios es condición sine qua non antes de plantear la implantación de una zona de bajas emisiones y que después no venga un juez y lo tumbe, como ha pasado en Barcelona. «Debes ofrecer alternativas para no generar exclusión», argumenta.
El primer paso es la generación de una infraestructura, a partir de ahí, el responsable de movilidad apunta que a partir de este parque público a bajo coste, deberán reforzarse las conexiones con los servicios de autobús y «evidentemente deben dotarse de aceras, carriles bici, aparca bicis y alquiler de patinetes». Y la guindilla final: «La informatización y digitalización de esta red, de forma que podamos tener unos paneles que te indiquen las plazas disponibles en cada uno de los aparcamientos».