Tal vez tenga algo que ver con aquella campaña omnipresente que recordaba a los catalanes en los años 80 que ‘Som 6 milions’ (ahora ya somos 8), pero lo de poder contar los habitantes por millones es uno de esos hitos que siempre despiertan la atención colectiva.
Y eso es, justamente, lo que va a suceder en la provincia de Tarragona en la próxima década. Si se cumple la proyección que hizo pública el Instituto Nacional de Estadística, INE, hace unos días, en 2034 deberíamos tener en la demarcación 1.007.686 habitantes.
Para entonces seremos un 16,9% más los residentes en las comarcas tarraconenses que ahora. Y, si se mira alrededor, la provincia está entre las que más crece. En Girona en 2034 serán un 17% más, en Lleida un 14% y en Barcelona un 11%.
Pero, ¿cuáles son las claves de ese crecimiento? La respuesta principal es que tendrá que ver sobre todo con la llegada de personas extranjeras que con el ‘crecimiento vegetativo’ de la población, es decir, con el saldo entre los nacimientos y las defunciones.
La inmigración crece
Uno de los datos clave de la proyección del millón de habitantes es el número de personas de origen extranjero que estarán viviendo en la demarcación. Si actualmente son 193.371 (el 22,4% del total de habitantes) dentro de diez años serán 323.763 (el 32,1%). Esto significa un crecimiento de 10 puntos porcentuales a razón de un punto por año.
El sociólogo y profesor de la Universitat Rovira i Virgili Àngel Belzunegui señala que «las cifras pueden parecer alarmantes, porque hasta hace unas décadas el reemplazo de las poblaciones se realizaba a través del balance entre nacimientos y defunciones, pero ahora esto no va a ser posible a corto plazo; la población va a seguir creciendo por la llegada de inmigrantes. No es tanto un problema cuantitativo, de número de personas, sino de tipología. Nuestra sociedad y Tarragona tendrán más dificultades en conseguir una integración más o menos plena si son personas que siguen llegando de manera ilegal que no tienen posibilidades de inserción laboral y con dificultades para encontrar vivienda», señala.
En su opinión, si se sigue con la tendencia actual «puede haber problemas serios de integración. Lo estamos viendo en algunos barrios de Catalunya y de la Comunidad Valenciana. Problemas no solo entre población autóctona y migrada, sino de diferentes nacionalidades».
Cada vez más mayores
El otro titular que dejan las proyecciones del INE no es precisamente una sorpresa: la provincia de Tarragona envejece. En el 2034 el 23% de la población tendrá 65 años o más. También llama la atención el hecho de que los centenarios serán más del doble que ahora. Si este año se cuentan 272, en una década se proyecta que habrá 626.
Esto generará, como es previsible, dice Belzunegui, un aumento considerable del gasto en prestaciones. La necesidad de atender la dependencia, además, también aparece en primer lugar de las preocupaciones cuando se analizan estos datos.
En 2028 los hogares en los que vive una sola persona pasarán a ser los más numerosos
El sociólogo, no obstante, señala que también «hay que tener en cuenta que los años de vida de muchos jubilados serán más satisfactorios de los que tuvieron sus padres. Son consumidores de viajes, de ocio, de cultura... Esas son oportunidades, hay empresas que están diseñando sus estrategias comerciales pensando en esa generación de personas jubiladas».
En cuanto a las proyecciones de fecundidad, el INE no ofrece datos por provincias. A nivel estatal, eso sí, el número de nacimientos comenzaría a aumentar levemente desde este año hasta 2042. Pese a todo el saldo será siendo negativo porque habrá más muertes.
Los hogares encogen
Junto con las proyecciones de población el INE hace también una estimación de cómo irá cambiando el tamaño de los hogares. Actualmente hay en la demarcación 342.975 hogares, de los cuales el perfil mayoritario es uno donde viven dos personas. Para 2028, no obstante, los hogares unipersonales ya les habrán superado en número. Y en 2034, fecha que usamos como referencia para este reportaje, ya supondrían un 32% del total.
Explica Belzunegui que esta tendencia hacia los hogares unipersonales es un fenómeno que se da especialmente en grandes ciudades, sobre todo en mujeres al que se ha etiquetado como ‘individuación’. «Y no hablamos de personas encerradas en sí mismas o abocadas a un individualismo egoísta. Son modelos de hogares, maneras de vivir que no pasan por tener pareja e hijos... Es un fenómeno social que para nosotros es novedoso, pero que en otros núcleos europeos ya se ha dado. Tiene que ver con dar más significado a la vida de cada uno aunque no es, insisto, un sinónimo de individualismo... Será interesante de seguirlo».
Valga recordar que en España el número medio de personas por hogar ha mantenido una tendencia a la baja constante y pasó se casi cuatro personas de media en 1970 hasta las 2,9 en 2001 y de allí a los 2,50 actuales.
