Unas escaleras de la Catedral abarrotadas han recibido esta tarde el inicio de la Baixadeta. Más de una hora han esperado las familias más madrugadoras para ver bajar, en primer lugar a l’Aliga petita entre gritos, vítores, y, como no, botes al ritmo del Amparito Roca.
El evento en el que los más pequeños pueden convertirse en portadores de los elementos pequeños del Seguici no solo ha congregado a una multitud de niños en el entorno de la Catedral, sino a lo largo de todo el recorrido hasta llegar a la Plaça de la Font.
Como ya es costumbre en la Baixada de los mayores, los elementos ‘petits’, también han mostrado su lado más reivindicativo. L’Aliga, por ejemplo, llevaba un cartel donde se podía leer «Aquesta casa de la festa es una ruina». Mientras, los Gegants Moros Petits se referían al estado de las instalaciones de la escuela del Miracle «Tenim escola de Miracle». El Lleó, por su parte, hacía una crítica al abuso de pantallas.
Pese al gentío muchos niños han podido cumplir con su ilusión de llevar a alguno de sus elementos preferidos del Seguici. Bruno, de siete años, era uno de ellos. Todavía emocionado explicaba que había llevado el Lleó con otro niño y reconocía que pesaba «un poquito».
