Romper estereotipos, cerrar la brecha de género y despertar vocaciones científicas entre las jóvenes son algunos de los objetivos del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra mañana, 11 de febrero, una efeméride reciente, ya que fue en 2015 cuando la proclamó la Asamblea General de las Naciones Unidas. Para conmemorarla, la también joven Associació per a la Divulgació Científica al Camp de Tarragona (DivulgaTGN), ha puesto en marcha por primera vez una agenda de actividades repartidas por diferentes municipios de la demarcación que combinan charlas en campus universitarios y en bibliotecas públicas.
«Si preguntas qué imagen se tiene de un científico, normalmente responden hombre, blanco y occidental, intelectual. Pero la ciencia es diversa. Es una cosa mucho más amplia», defiende Lydia Gil, vicepresidenta de DivulgaTGN y documentalista en el Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC). Visibilizar a las profesionales y también diversificar es la finalidad de estas actividades que se celebrarán hasta el próximo día 15. Porque ciencia no es solo física y química. Es arqueología y oceanografía. Es tecnología, matemáticas o ingeniería, justamente tres de las carreras que siguen sin despertar el suficiente interés entre las féminas. De hecho, según un estudio de la revista Science, las diferencias se inician en la más tierna infancia ya que se ha demostrado que las niñas, a partir de los 6-7 años empiezan a asociar inteligencia y brillantez con masculinidad.
En Tarragona son muchas las investigadoras que lideran o participan en proyectos en sus especialidades. Quince estarán presentes estos días en mesas redondas o en conferencias. Anna Gutiérrez es una de ellas. Esta arqueóloga es directora de la Unitat d’Estudis Arqueomètrics del ICAC, donde estudia el patrimonio histórico con métodos propios de las ciencias naturales como la geología, la física o la química. «Estoy especializada en el estudio de materiales lapidis, mármoles y rocas y lo que hago es analizarlos para ver de dónde proceden. Una vez establecido el origen podemos explicar aspectos socioeconómicos de la sociedad», cuenta esta investigadora. «Podemos adivinar las redes comerciales de la antigüedad, cómo se transportaban estas piedras de un lugar a otro, los flujos comerciales, los contactos entre territorios que podían llegar hasta los puntos más recónditos del Imperio romano», aclara.
¿Es la arqueología un mundo masculino? Anna Gutiérrez especifica que «es un mundo muy amplio, desde la investigación de campo hasta la que se hace en el mundo universitario y en el laboratorio». Aunque cada vez menos, «todavía está bastante dominada por los hombres», apunta aunque revela, orgullosa, que en la unidad que dirige «ahora mismo somos todas mujeres».
Por su parte Núria Ruiz, del Departamento de Química Física i Inorgànica de la URV impartirá la charla Tu Youyou, la dona que va lluitar científicament contra la malària, en la que pone en valor a la Nobel de Medicina en 2015 Tu Youyou, reconocida por sus trabajos en la lucha contra la malaria. Núria Ruiz ha dejado atrás los sistemas catalíticos, que han ocupado prácticamente toda su carrera investigadora, para centrarse en la divulgación científica y la investigación transversal.
«Trabajo la ciencia con textos literarios. Busco una relación entre áreas muy diferentes, química y literatura, entre China y Japón», explica. Lo que significa que parte de textos de la escritora japonesa Yoko Tawada o del escritor chino Premio Nobel Mo Yan para hacer una lectura científica a partir de relatos que a priori no lo son y así invitar a sus alumnos a moverse en ámbitos «que no sean estrictamente químicos», un terreno sobre el que actualmente se centra en publicar. En cuanto a sus aulas, manifiesta que no están afectadas por la masculinización. «Y el profesorado también está equilibrado», comenta.
Las diferencias llegan, en todas las especialidades, cuando se sube en el escalafón. En este sentido, Lydia Gil subraya que «en España actualmente hay un 20% de catedráticas y un 80% de catedráticos y solo siete rectoras en las 50 universidades públicas españoles».
Las dificultades no difieren de las que existen en otros ámbitos y se resumen, entre otros factores, en una pésima o nula conciliación familiar. «Son muy castigadas porque la medición de sus resultados se regula por su productividad. Y la mujer, cuando se queda embarazada no puede dejar de producir», revela Lydia.
«En España es difícil ser mujer y científica», corrobora por su parte Sonia Fernández, del Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV), quien dirige el Grupo de Investigación en Diabetes y Alteraciones Metabólicas Asociadas, sobre la diabetes tipo 2. «Es muy traslacional ya que trabajamos desde el laboratorio hasta con pacientes, tenemos investigación clínica», aclara Sonia. «Pertenecemos a una red de excelencia nacional de investigación en diabetes, Ciberdem», especifica y en el grupo, también las mujeres superan a los hombres.
En cuanto a la elección de las carreras por la que los hombres se derivan más hacia las ciencias puras, manifiesta que «hay un componente genético. El cerebro de ambos sexos es diferente y esto está demostrado científicamente. Otra cosa es el desarrollo profesional porque llega un momento en que la mujer, si quiere ascender profesionalmente lo tiene mucho más difícil», sentencia.