«Un espacio para poder expresarse es una gran ayuda para el aprendizaje de los niños y niñas». Esta es una de las ideas clave de Anna Sirisi y Júlia Roldan, creadoras del proyecto REFORÇA’T - Centre d’Estudis, uno de los seleccionados en la convocatoria de impulso social de la Fundació la Caixa.
Sirisi y Roldan son trabajadoras de la Fundació Santa Maria de Siurana, una entidad especializada en la actividad de tiempo libre en la infancia. Más allá de las iniciativas de verano, como los casales, las trabajadoras identificaron la necesidad de programas de refuerzo escolares para personas con pocos recursos.
Por este motivo idearon el programa REFORÇA’T, que pretende vincular el apoyo académico con la oferta lúdica en el centro cívico de Bonavista. Roldán explica que el objetivo es también «ofrecer un aprendizaje sistémico», que busque aquellos «condicionantes sociales y emocionales que pueden intervenir en la educación del alumnado».
De esta manera, a través del juego y de los espacios de expresión, las clases generan un ambiente donde «aprender a sumar se hace mucho más fácil».
Una de las cuestiones que han encontrado las creadoras es que «las condiciones sociales y económicas de las familias son fundamentales para el desarrollo cognitivo». Por este motivo consideran importante abordar aquello que va más allá de lo académico en las sesiones.
Una de las claves del éxito del proyecto es la «atención personalizada» que permiten las aulas con diez niños. Mucho más positivas que las ratios en la escuela pública, situadas alrededor de un docente por cada 28 alumnos.
El juego y los espacios de expresión ayudan a los niños y niñas a mejorar sus competencias en el aprendizaje
Además, cada grupo lo conforman niños y niñas de diferentes edades, una cuestión que, según las creadoras, enriquece la experiencia y los prepara para «afrontar la realidad social».
Las responsables detallan que el proyecto «no se ha cerrado a familias con grandes vulnerabilidades», ya que muchas personas de la denominada clase media pueden encontrar dificultades para permitirse unas clases de refuerzo escolar.
Un futuro prometedor
Por el momento, el servicio llega a un total de 60 alumnos procedentes de las escuelas Joan XXIII, Bonavista y el instituto Collblanc de la Canonja. Además de estos centros, el Institut Municipal de Serveis Socials de Tarragona y el Centre Cívic de Bonavista también derivan parte de sus usuarios.
Sirisi y Roldan explican que el criterio principal para que los niños y niñas accedan al programa es «que tengan ganas de mejorar sus competencias». Puntualizando que los alumnos no tienen por qué tener dificultades académicas.
El objetivo de la fundación durante este curso es hacer llegar a los inscritos hasta el final, mejorando su relación con el aprendizaje, siempre con la voluntad de revalidar la iniciativa el siguiente año.
Aunque la arrancada se ha dado en Bonavista como prueba piloto, las creadoras quisieran poder ampliar esta oferta a otros barrios de la ciudad. Para ello necesitan unos resultados positivos que les permitan optar a más subvenciones.
Actualmente, son dos docentes quienes se hacen cargo del proyecto. Una de ellas es una joven de Bonavista, cuestión que también era importante para las creadoras.