Más allá del Temple d’August, desde el que se veneraba al emperador y a los dioses, el Recinte de Culte de la antigua Tarraco estaba formado por un segundo templo. Este se construyó en la época Flavia y se hizo a la sombra del Templo de la Paz, que Vespesiano levantó en Roma.
Hace casi cien años, en 1933, mosén Serra Vilaró hizo una primera campaña de excavaciones en este segundo recinto romano, conocido también como Sala Axial o Aula Flavia. Ahora, los arqueólogos trabajan de nuevo en la zona, en el marco del programa impulsado por el Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC), en colaboración con el Arquebisbat.
La Sala Axial está detrás del ábside de la Catedral, a escasos metros de lo que hoy es la capilla de Santa Tecla la Vella –unos cinco o seis metros por debajo de la calle Sant Pau–.
Esta coronaba la plaza de unas dos hectáreas que ocupaba este Recinte de Culte, detrás del templo dedicado al emperador. «Si bien estaba en un segundo plano, con relación al Temple d’August, a nivel de patrimonio es mucho más relevante», explicó el investigador del ICAC, Josep Maria Macias.
Con unas dimensiones de unos 28 metros de ancho por unos sesenta de largo, se ha conservado hasta nuestros días una de las paredes del recinto de unos once metros de altura. Asimismo, desde que se han iniciado los trabajos se han documentado más de 450 orificios, entre los que se utilizaron en el momento de la construcción y los que sujetaban las placas de mármol.
El espacio, que será habilitado para hacer visitas guiadas este 2025, en la época visigoda fue transformado en iglesia y, más tarde, ya en la época medieval como cementerio de los canónigos.
El objetivo ahora es cubrir el espacio con una cubierta translúcida para que no se dañen los restos, entre los que se encuentran varios pavimentos de diferentes épocas. A partir de ahí, quiere musealizarse con una maqueta del templo y un mapping, que explique la evolución del espacio.
Esta campaña de excavaciones arrancó en noviembre y se prevé que se prolongará hasta el mes de abril. Forma parte de las actuaciones que se han ido llevando a cabo puntualmente desde 2007, con las primeras prospecciones en el subsuelo de la Catedral. «Estamos en la punta del iceberg», aseguró el responsable de Cultura del Arquebisbat, Andreu Muñoz.