La victoria incontestable del Partido de los Socialistas de Catalunya en las elecciones municipales de Tarragona fue un preámbulo de lo que iban a significar los comicios generales. Pese a que los socialistas mantienen los dos diputados que ya consiguieron en 2019, lo cierto es que han obtenido 46.841 votos más en toda la demarcación y 6.175 en la ciudad. Illa ha sido más ‘salvador’ que nunca y ha disparado a un PSC que ha aguantado al PSOE.
En la ciudad de Tarragona, los progresistas han pasado del 22,1% de los votos al 34,19%. Han superado sus registros en todos y cada uno de los once distritos: Part Alta, Eixample, Barris Marítims, Nou Eixample Nord, Nou Eixample Sud, Torreforta y barrios adyacentes, Campclar, Bonavista, Sant Salvador, Sant Pere i Sant Pau y Llevant. En todos ellos, el PSC ha sido la primera fuerza política.
Con un 45,32% de los apoyos, Bonavista es el barrio en el que los socialistas se han impuesto con una mayor claridad. Curiosamente, es también donde Vox es más fuerte. La extrema derecha ha obtenido el 21,42% de los soportes allí. Se sigue dando en Ponent este contraste entre la izquierda y la extrema derecha: barrios obreros, que históricamente han apoyado al PSOE, ejercen un voto reaccionario ante el independentismo.
Vox es un partido cuyo discurso está cada vez más enfocado a la clase obrera y a las familias con una mala situación económica. Se observa en algunos de sus mítines, celebrados en puntos con un alto porcentaje de inmigración y con pocos recursos. Por ello, la extrema derecha es segunda fuerza en Torreforta, Campclar, Bonavista y Sant Salvador. Curiosamente, y al contrario que el resultado en España, el apoyo al partido de Abascal se ha visto incrementado en todos los distritos de Tarragona.
No obstante, ha entrado un nuevo actor en la zona, el Partido Popular, que ha pasado de rondar el 9% de los votos en estos barrios, a estar entre el 16% y el 17%. Los conservadores ostentan la tercera posición en Ponent a pocos votos de Vox. En Sant Pere i Sant Pau, son la segunda fuerza, en lo que representa un refuerzo generalizado del bipartidismo en la ciudad.
Si se aplicara el sistema D’Hondt a los resultados obtenidos durante la jornada del domingo, el PSC contaría con diez concejales –uno más que en la actualidad–, el PP tendría cinco –uno más–; ECP, cuatro –dos más–; ERC, tres –tres menos–; Vox, tres –los mismos–, y, Junts, dos –uno menos de los que tiene en la actualidad–. Sin embargo, conviene destacar que el voto en unas generales y en unas municipales puede variar, sobre todo por el llamado ‘voto útil’ que en este 23J ha ido a parar, mayoritariamente, al bipartidismo.
El cuarto actor que aparece en escena en Ponent se llama Sumar-En Comú Podem. La coalición progresista, al igual que el Partido Popular, tiene unos soportes bastante repartidos. Sin embargo, el apoyo a ECP se ha reducido de forma generalizada en la ciudad –de un 13,1% a un 12,66%– y en los barrios de Sant Pere i Sant Pau, Sant Salvador, Bonavista, Campclar y Torreforta. En estos feudos, pasan de cerca de un 15% de los votos a un 12% convirtiéndose en la cuarta fuerza política en lugar de la tercera, representada en estos momentos por el Partido Popular.
El soberanismo obtiene un 20%
El gran batacazo electoral ha sido el del independentismo: ha pasado del 33,7% de los votos a casi un 20%. Son 9.451 apoyos menos que en gran medida se explican por el trasvase de voto útil al Partido Socialista y por la alta abstención del electorado independentista.
El que había sido el gran bastión de ERC en las últimas generales, el Serrallo, se ha pintado de rojo socialista. Los republicanos pasan a ser tercera fuerza por detrás de ECP. No obstante, a la práctica, existe un empate técnico entre ECP, ERC y PP. Hay presencia de Vox en este espacio, pero con un apoyo notablemente inferior si se compara con el que la ultraderecha tiene en los barrios de Ponent.
El mejor resultado de Esquerra ha sido en la Part Alta, un punto que tiene un gran calado republicano y cupaire. De hecho, la CUP ha empatado en votos allí a Vox, que ha cosechado su peor resultado en el casco histórico de la ciudad, donde los populares pierden fuerza con respecto a otros barrios –han obtenido tan solo un 8%–, y donde el bloque de la izquierda sale ganando.
El Eixample de la ciudad también había sido un punto en el que Esquerra Republicana había mandado en las últimas elecciones. Un apoyo que se han adjudicado el PSC y, en menor medida, el PP. El partido de Fèlix Alonso también ha ganado fuerza en el centro, pese a caer en los barrios periféricos: tanto en el Eixample, como en el Nou Eixample, ECP ha pasado del 11% al 13%/14%. El papel de la extrema derecha en este punto comprende alrededor del 7% y el 8% de los votos, algo más que en 2019, cuando se movían entre el 6% y el 7%.
En las urbanizaciones de Llevant es donde la victoria del PSC ha sido más ‘ajustada’: de un 25,1%, frente a un 21,74% del PP. El crecimiento de PSC/PP en este punto ha sido de un 20%, mientras que el independentismo ha caído un 16%.
Si algo queda claro en la ciudad de Tarragona es que estas han sido las generales de la vuelta del bipartidismo. Un bipartidismo con más poder, pero menos fuerza, ya que, para gobernar, necesitará a las formaciones independentistas, notablemente mermados en cada uno de los once distritos.