Ya nadie duda de que el coche eléctrico ha llegado para quedarse, pero su presencia sigue siendo anecdótica. Según la DGT el año pasado había matriculados en la ciudad 159 turismos eléctricos. Son 2,5 de cada mil. La cifra, aunque discreta, ha crecido en los últimos años: en 2019 había 48 y en 2017 circulaban 26.
Lo que no ha crecido al mismo ritmo son los puntos de recarga municipales. En la ciudad solo hay cinco cargadores municipales en la vía pública de los cuales solo dos son rápidos: el de la Imperial Tarraco y el de la Arrabassada. El resto, ubicados en les Gavarres, en la Anella Mediterranea de Campclar y en Vidal i Barraquer son lentos. Además hay seis ubicados en tres aparcamientos: President Companys, Saavedra y Joan XXIII, también lentos.
Todos se instalaron en 2018 para los Jocs Mediterranis, a excepción del de la Plaça Imperial Tarraco que se colocó en 2019. Dependen de la Empresa municipal de transports públics de Tarragona y, de momento, no está previsto colocar ninguno nuevo.
Se ha perdido el impulso
Víctor Hernández es subdelagado en Tarragona de la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos, AUVE, dueño de un coche eléctrico y gran defensor de este tipo de movilidad. Lamenta no solo que el número de cargadores públicos se ha estancado, sino que los que existen no tienen el mantenimiento correcto y muchas veces no funcionan.
En la aplicación Electromaps, una de las más utilizadas por los usuarios de coches eléctricos, los comentarios de los usuarios sobre estos cargadores en la vía pública hablan con frecuencia de averías, especialmente en los caso del de Les Gavarres y Vidal i Barraquer, además de quejas porque la potencia no es la anunciada, la App no funciona o porque se carga por tiempo en lugar de por kilovatios.
Desde Aparcaments de Tarragona, no obstante, señalan que tienen un contrato de prevención y reparación con una empresa pero no apenas han recibido quejas directas de los usuarios,
En los puntos de carga rápida la potencia es de 50 kilovatios hora y en teoría pueden cargar 120 kilómetros de autonomía en menos de 30 minutos. La tarifa es de 0,10 cts/min. Las estaciones de descarga semi ràpida tienen una potencia igual o superior a 20 kW y pueden cargar 100 kilómetros de autonomía en 1 hora. La tarifa es de 0,03 céntimos/min. En los tres aparcamientos municipales donde se puede enchufar la carga es gratis «pero el de Saavedra, por ejemplo, es tan lento que necesitarías 24 horas para cargar el coche», dice Hernández.
La red privada sí crece
Pero más allá de la red pública, lo que sí ha crecido en los últimos años son los puntos de carga privados ubicados básicamente en grandes superficies, concesionarios de coches, hoteles y cámpings, aunque también han comenzado a instalarse otros de empresas de energía.
En la web de la aplicación etre los privados y los públicos en la ciudad pueden contarse 35 puntos, 17 en el centro, 4 en Llevant, 5 en Ponent y 9 en Les Gavarres (de los cuales 3 no funcionan). El mapa muestra también que hay barrios enteros donde no hay ningún cargador como Sant Pere i Sant Pau o Sant Salvador.
A los municipios vecinos
Sergio Lou es otro tarraconense dueño de coche eléctrico y señala que ha desistido de cargar en los puntos que la ciudad tiene en la vía pública. En su caso, explica, por su trabajo tiene que moverse entre municipios cercanos, así que aprovecha para cargar gratis. «Lo tengo organizado para dejar el coche cargando e ir caminado a los sitios», explica.
Entre los puntos que más usa están los de Salou, la Pobla de Mafumet o Cambrils. Eso sí, aunque poder cargar gratis le beneficia se pregunta si este sistema es justo para quienes pagan impuestos en esos municipios.
La misma pregunta la lanza Enrique Arce, cambrilense, dueño de un coche eléctrico pequeño que siempre cargaba en casa hasta que descubrió que hacerlo en los puntos públicos de su ciudad es gratis. «Fue una grata sorpresa, pero con el precio al que está la electricidad me hizo pensar», reconoce. En la consulta que hizo a su consistorio le explicaron que el servicio es gratuito porque el punto de instaló con una subvención de la Generalitat que especificaba que debería ser así.
Víctor Hernández cree que ahora que las empresas de energía están viendo un nicho de mercado en la instalación de puntos de carga, el poder cargar en la calle va a ser cada vez menos problemático. En su caso, no obstante, carga en casa y siempre ha dejado cargar altruistamente a otros si tienen una emergencia; un gesto que ahora apenas tiene que hacer porque hay más cargadores.
Explica que el año pasado instaló placas solares, por lo que no ha tenido que preocuparse por el precio de la luz. Es un convencido de que esta es la movilidad del futuro. Acaba de hacer 6.000 kilómetros en vacaciones con su coche y su mujer cambiará en breve su vehículo de gasolina por uno eléctrico.