El Juzgado de lo Social número 2 de Tarragona ha reconocido el derecho de una madre sin pareja, en situación de familia monoparental, a sumar y disfrutar de los permisos de maternidad y paternidad después de dar a luz. Se trata de la primera sentencia en este sentido que se dicta en Tarragona, pese a que ya son muchas las que han tirado adelante a nivel estatal. La resolución condena al Instituto Nacional de la Seguridad Social por haberle negado el permiso de paternidad a la madre. Con esta sentencia, la mujer afectada podrá recuperar el dinero perdido durante parte de la excedencia que pidió para poder cuidar de su bebé. La jueza reconoce de esta manera que la mujer debería haber contado con seis semanas más para estar con su hija, a parte de las 16 semanas correspondientes al permiso de maternidad.
La protagonista de esta historia se llama Núria, es psicóloga y actualmente tiene 41 años. Es la primera tarraconense en conseguirlo. «Siempre había querido ser madre, pero no he encontrado a ninguna pareja que me convenciera. Los años iban pasando y un día decidí tirar adelante con mi aventura», explica Núria, con quien nos encontramos para entrevistarla en el Parc de les Granotes. Núria nos explica su historia, mientras columpia a su hija de dos años. «Durante el embarazo no me planteé nada, pero cuando di a luz disfruté de mis 16 semanas de maternidad, y acumulé las de lactancia y las de vacaciones. Después me cogí una excedencia hasta que mi hija cumplió los 9 meses y medio. Quería cuidarla, estar con ella», explica Núria. El hecho de afrontar la maternidad en solitario le hizo darse cuenta de que estaba en desventaja con respecto a las familias biparentales, en las que los hijos pueden estar atendidos por sus progenitores durante el doble de tiempo.
La decisión de denunciar
El 1 de abril de 2019 entraba en vigor la norma que tenía como objetivo igualar los permisos de maternidad y paternidad a 16 semanas. Hasta entonces, los padres podían disfrutar de esta licencia durante cinco semanas. El proceso fue haciéndose de forma progresiva, de manera que primero se permitían 10 semanas, después 12, hasta llegar a las 16 a partir del 2021.
«Entonces escuché una noticia de una madre soltera de Burgos que había puesto una denuncia. Reclamaba que era una discriminación para su hija el hecho de no poder ser cuidada en casa el mismo número de semanas que los bebés con familias biparentales», explica Núria, quien decidió emprender el camino legal, gracias al asesoramiento de una asociación llamada Madres solteras por elección.
Lo primero que hizo Núria fue solicitar las semanas de paternidad al Instituto Nacional de la Seguridad Social. Como era de esperar, este órgano se lo denegó. El segundo paso fue poner una reclamación previa, también desestimada, y el último denunciar el caso en el Juzgado de lo Social. «No es justo que mi hija, por el simple hecho de tener una familia monoparental, salga perjudicada», explica la protagonista, quien añade que «denuncié no solo por mí, también por el resto de personas en mi situación. Era una manera de abrir la veda». Y es que en ese momento todavía no había ninguna sentencia favorable. La de Burgos estaba en trámite.
El juicio se retrasó hasta febrero de este año. En el momento que nació la pequeña –en junio de 2019–, el permiso de paternidad era de 10 semanas. 4 se tenían que hacer de manera simultánea con la madre y las 6 restantes durante el primer año del bebé. Así que Núria solo reclamó estas 6.
«El juicio duró cinco minutos de reloj. La jueza se conectó por Skype desde casa, leyeron las sentencias que había en este sentido y se acabó», explica Núria. La magistrada le dio la razón a la protagonista y condenó al Instituto Nacional de la Seguridad Social a devolverle el dinero correspondiente que perdió durante las 6 semanas de excedencia. «En este caso se produce una situación que ya no puede arreglarse, teniendo en cuenta que la menor ya tiene dos años. Eso sí, de forma retroactiva, el INSS debe hacer frente a la prestación, es decir, a lo que Núria dejó de cobrar», aclara Miguel Ángel Cilleruelo, abogado de Núria y especialista en el ámbito laboral.
El INSS recurre la sentencia
La sentencia ha sido recurrida por el Instituto Nacional de la Seguridad Social, y actualmente, el caso se encuentra en el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC). «Estamos tranquilas porque el 80% de las sentencias en primera instancia –a nivel estatal– son positivas para nosotras», explica Núria, quien añade que «ahora estamos respaldadas, pero cuando yo me tiré a la piscina esto no era así».
Son muchos los casos que han llegado al TSJC y el resultado ha sido variado. En Madrid y Aragón favorable, en Valencia, contrario. Una de las sentencias incluso ha llegado al Tribunal Supremo, y actualmente está a la espera de respuesta. Cabe destacar que si hubiera dos sentencias favorables en el mismo sentido del Supremo, ya se estaría creando jurisprudencia.
Mientras tanto, Núria y otras personas seguirán luchando por lo que es justo para sus hijos. «No pueden utilizar la misma norma para situaciones familiares distintas. Al final quienes salen perjudicados y discriminados de todo esto son los niños», acaba Núria.