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Pescadores de Tarragona: «Llevamos más de un mes sin capturar sardina ni boquerón. Los atunes se lo comen todo»

La sobrepoblación de atunes y delfines, la presencia de ‘brom’ y el mal tiempo de las últimas semanas se han llevado por delante el primer mes de la campaña del pescado azul

26 marzo 2025 15:01 | Actualizado a 27 marzo 2025 07:00
Se lee en 2 minutos
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Tristes y desesperados. Así se encuentran los pescadores del cerco –más conocidos como los de la llum– de Tarragona. «Nunca antes nos habíamos encontrado con una cosa así. Llevamos más de un mes sin capturar sardina ni boquerón. La gran cantidad de atunes que hay en nuestro litoral se lo está comiendo todo». Estas son las palabras de Joan Artells, armador de la embarcación Ciutat de Tarragona Primer quien, sentado en un banco de la Confraria, ve con impotencia como la mar está dejando de dar sus frutos.

Los pescadores volvieron a pescar hace poco más de un mes después de dos meses de veda biológica. Se pensaban que el paro habría ayudado a la regeneración de la mar. Nada más lejos de la realidad. Un cúmulo de factores han hecho de este mes el peor inicio de temporada de la historia del pescado azul. Xavi Domènech, secretario de la Federació Territorial de les Confraries de Pescadors de Tarragona, lo define como «una especie de tormenta perfecta». La gran cantidad de atunes en nuestras costas, la llegada del brom y el mal tiempo de las últimas semanas son las principales causas de la falta de capturas.

El principal enemigo del pescado azul es, sin duda, la sobrepoblación de ejemplares de atunes que hay en el litoral tarraconense. «Estamos en la zona cero de la plaga. No nos dejan pescarlos y cada vez hay más», explica Joan Domènech, armador de la embarcación del cerco Germans Domènech, quien añade que «pensar que estas especies se comen al día entre el 30 y el 40% de su peso en sardinas y boquerones. Los atunes son unos auténticos depredadores que impiden el ciclo de crecimiento del pescado azul. Un absoluto desastre».

Las directrices europeas impiden a los pescadores del cerco capturar estas especies. Si por casualidad se cuela un ejemplar de atún en la barca, la sanción puede ascender a 100.000 euros y, además, pierden el derecho a cobrar las vedas. «Es momento de revisar las leyes. Quizás, si nos dejaran pescar atunes, solucionaríamos dos pájaros de un tiro. Nos ganaríamos la vida con los atunes y, además, ayudaríamos a respetar el ciclo vital del pescado azul», opina Esteve Ortiz, presidente de la Confraria de Pescadors de Tarragona, quien añade que «sería una manera de controlar el ecosistema».

Pero no solo hay sobrepoblación de atunes. Los expertos y pescadores aseguran que desde hace unos años se están viendo muchos delfines, que siguen la actuación de los atunes y también se alimentan de pescado azul. «Estas especies están espantando a los peces justo antes de ser capturados», explica Domènech.

El ‘brom’, otro enemigo

Las salpas –o el brom, tal como lo conocen los pescadores– son las segundas enemigas del pescado azul. Se trata de un animal marino en forma de barril que se desplaza por contracción, bombeando agua a través de su gelatinoso cuerpo. Cuando están vivas se encuentran cerca de la superficie, pero cuando mueren, se van al fondo del mar, convirtiéndose en una masa con una textura parecida al pelo o a las algas.

El brom dificulta el trabajo de los pescadores porque, al ser gelatinoso, se engancha en las mallas y, en segundo lugar, porque daña la piel del pescado. Tanta es la problemática que, desde hace dos años, los pescadores vuelven a parar quince días en abril para esquivar el brom.

Otro de los factores que ha marcado este inicio de temporada ha sido el mal tiempo que se ha registrado en las últimas semanas. «Los temporales no nos han dejado trabajar con normalidad. Hace quince días, estuvimos toda la semana parados», recuerda Artells.

La única solución: amarrar

La situación es insostenible. Para hacerse una idea, de las cinco embarcaciones del cerco que hay en Tarragona, ayer solo una capturó sardina y boquerón. El resto ni siquiera tiraron las mallas. «Si no pescamos, no hay ingresos. Si no hay ingresos, no cobramos. Si no cobramos, ni comemos ni podemos hacer nada. Los gastos se acumulan y todo es un desastre», explica Domènech.

Artells, el otro pescador, insiste en qué «si las cosas no cambian, nos veremos obligados a amarrar las embarcaciones. Si no es este año, será el que viene». Los ánimos en el puerto de Tarragona están muy alterados. Los pescadores piden soluciones urgentes.

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