Menos gente en los trenes y más vehículos en la carretera. Una de las consecuencias más visibles en estos primeros días del corte ferroviario entre Tarragona y Sant Vicenç de Calders es el descenso de viajeros que optan por el tren para llegar a Barcelona. El incremento del tiempo de viaje, además del galimatías que supone el plan alternativo elaborado por Renfe, ha empujado a muchos usuarios a buscar otras opciones. Muchos se han inclinado por el vehículo privado, pero en estos tres días también se ha registrado un aumento de viajes en autobús.
A raíz del corte de vías, de lunes a viernes se han multiplicado las expediciones directas entre Tarragona y Barcelona, que han pasado de tres a nueve diarias en cada sentido. Estos autobuses se suman a la quincena que hacen el mismo recorrido a diario, pero con parada en el Aeropuerto de El Prat. El servicio se ha reforzado especialmente en las horas puntas, con cuatro nuevos autobuses que salen entre las 6 y las 7.15 h de la mañana.
Desde la empresa concesionaria de la línea, BusPlana, corroboran el crecimiento de la demanda desde este 1 de octubre. Tanto es así que, a partir del lunes, pondrán autobuses más grandes, con 72 plazas –por las 55 actuales–, y no descartan introducir los de dos plantas, con capacidad para 100 personas.
Según las cifras facilitadas por la compañía, el primer día se registraron 180 viajeros en todos los servicios entre Tarragona y Barcelona. Ayer, la cifra ya se multiplicaba por dos, con más de 360. Se trata de personas de la ciudad, pero también de municipios del entorno que aprovechan las expediciones exprés, que ahorran tiempo –el viaje dura entre 1.30 y 1.45 horas–, así como el nuevo abono T-10/120, que ahorra dinero.
Este nuevo título unipersonal que ha creado la Generalitat mientras dure el corte ferroviario permite hacer diez viajes en la línea Tarragona-Barcelona durante 120 días. Su coste es de 40 euros, 4 por viaje, con un ahorro del 70% sobre el coste medio del ticket sin subvencionar. Desde que salió a la venta, unos días antes del corte, ya se han expedido alrededor de 400 títulos.
Una de las últimas en adquirirlo ha sido Rosa Carballo, que vive en Barcelona pero se desplaza a diario para trabajar en Tarragona. Su trayecto ha pasado de una hora y media cuando iban bien los trenes a más de dos horas. Ayer era la primera vez que optaba por el autobús, después del caos de los primeros días con las conexiones en Sant Vicenç de Calders.
«Yo prefiero el tren, sin duda. Nunca he venido en autobús, pero visto lo visto voy a probar esta opción. El otro día para volver a casa fue una locura. Tampoco sé si vamos a llegar antes o si vamos a encontrar retenciones a la entrada de Barcelona», explica mientras espera el autobús que sale desde la estación de buses de Tarragona.
«Paso del tren», dice Marta Bigas, tarraconense que vive y trabaja entre semana en Barcelona. «Siempre cojo el tren y me va mejor porque me deja en Sants, pero ayer compré el abono de diez viajes de autobús. Prefiero hacer un solo viaje y no tener que subir, bajar y volver a subir», cuenta.
«He estado viendo las noticias y para evitar atrasos y problemas he optado por venir directamente al autobús», coincide Sandra Garrido, que se desplaza a Barcelona por motivos de ocio. «Antes de que pasara todo esto ya solía coger el autobús para ir y me volvía en tren. Ahora aprovecho que hay más autobuses que van directos y me ahorro tiempo y agobios», sostiene.