Han pasado dos años y diez meses desde que la Generalitat se comprometía públicamente por primera vez a ampliar el CAP La Granja-Torreforta. Desde entonces y hasta ahora, se han llevado a cabo algunos trámites administrativos, como por ejemplo la cesión de los terrenos por parte del Ayuntamiento. Pero ningún paso tangible más. El centro de atención primaria que atiende a la mayoría de vecinos de los barrios de Ponent se ha quedado pequeño. Tan pequeño que hace unos años el CatSalut se vio obligado a instalar barracones para que los especialistas pudieran dar servicio. Una vez medio superada la pandemia, a los vecinos ya no les queda paciencia y exigen que las obras de ampliación empiecen ya.
Esta semana, la plataforma vecinal que lidera la reivindicación se ha reunido con la responsable del Departament de Salut en Tarragona, Dolça Cortasa, para mostrarle su malestar y pedir explicaciones. La gerente, para relajar los ánimos, puso una nueva fecha encima de la mesa. Antes de finalizar el 2023, las obras de ampliación deben estar listas, para así poder aprovechar unos fondos europeos que permitan financiar el proyecto.
«El CAP La Granja se inauguró en el año 1984. En ese momento, el número de habitantes era uno, pero ahora los barrios de Ponent han crecido exponencialmente, como mínimo un 20% más, y el equipamiento ha quedado obsoleto», explica Manuel Martín Bravo, portavoz de la Comisión de Vecinos de los Barrios de Poniente por la Sanidad Pública. Para hacerse una idea, el CAP se diseñó en base a la población que tenía Ponent en los años 60, cuando apenas se había urbanizado la zona más próxima al equipamiento. Actualmente, el ambulatorio da servicio a unos 27.700 habitantes y cuenta con 2.500 metros cuadrados.
«Además, la población ha cambiado mucho. Ahora es más diversa y compleja, y los vecinos nos hemos hecho mayores», explica el portavoz de la plataforma. Otra de las preocupaciones es que, en un plazo máximo de dos años, nacerá un nuevo barrio, el referente al Pla Parcial 10 –ubicado al lado del Anillo Mediterráneo–. «Como mínimo, el CAP deberá atender las dos mil y pico personas que vayan allí a vivir. Tienen que espabilares sino quieren que el ambulatorio esté todavía más colapsado de lo que ya está ahora», alerta Toni Peco, miembro también de la comisión.
El grupo de vecinos asegura que los trabajadores del CAP les han trasladado la preocupación por la falta de espacio. No hay suficientes despachos para todos los médicos y la sala de rehabilitación es pequeña, explican los usuarios. «Los facultativos se las ven y se las desean para poder pasar visita. Pensar que cuando sale un médico y entra otro, la silla todavía está caliente», explica Peco.
El problema de la falta de espacio se traduce en qué no se puede ampliar la cartera de médicos. «Por dos cosas, porque no encuentran y porque no sabrían donde ponerlos», explica Manuel Martín Bravo, quien añade que «entonces es cuando los usuarios deben esperar al menos dos semanas a ser atendidos de urgencia». El activista explica que «al fin y al cabo, todas las deficiencias que presenta este CAP tienen que ver con la falta de metros cuadrados».
La situación es tan extrema que desde el CatSalut ya se han llevado a cabo algunas medidas para optimizar el espacio existente. Por ejemplo, hace ya años, se instalaron unos barracones, justo en el solar donde se hará la ampliación. Por allí han pasado casi todos los especialistas. En plena pandemia, los barracones se utilizaban para hacer las pruebas PCR.
Otra de las actuaciones que se ha realizado últimamente es la reducción de la sala de espera principal para poder habilitar despachos, para médicos de cabecera y especialistas. «Menos mal que, con esto de la Covid, los familiares no acostumbran a acompañar a los pacientes», añade Manuel Martín Bravo.
Próximo paso: solicitar licencia
La promesa de ampliación del CAP La Granja la hizo la consellera Alba Vergés en julio de 2019. Era entonces cuando la Generalitat reconocía que el equipamiento había quedado pequeño. Vergés aprovechó esa visita a Tarragona para pedir al Ayuntamiento la cesión de los terrenos adyacentes al CAP y así poder dotar de más metros cuadrados el ambulatorio.
La ciudad hizo los deberes, y en febrero del año siguiente –en 2020–, el pleno municipal aprobaba la cesión, cumpliendo así con el acuerdo entre Consistorio y Generalitat. El terreno en cuestión tiene casi 2.000 m2, lo que contribuiría a llegar a los 4.500 m2, cifra que cumpliría con lo estipulado por el Servei Català de la Salut, según la población usuaria del CAP y la previsión de crecimiento demográfico en los próximos años.
Unos meses más tarde, el que por entonces era director territorial de Salut en Tarragona, Ramon Descarrega, daba detalles del calendario. Prometía que las obras estarían listas en 2024, si se seguían los plazos previstos.
Hace tres meses, el conseller de Salut, Josep Maria Argimon, en una entrevista al Diari, aseguraba que se estaba redactando el proyecto y que «es cuestión de tres o cuatro semanas se solicitaría la licencia de obras», para poder licitarlas. El Ayuntamiento de Tarragona confirma que el CatSalut todavía no ha pedido la licencia. Según ha podido saber el Diari, el Departament se ha comprometido con los vecinos a pedir el permiso en un plazo máximo de 15 días y a acabar las obras antes de terminar el 2023. El motivo del cambio de calendario es que los trabajos podrían financiarse gracias a unos fondos europeos y que, para poderlos aprovechar, la condición sería tener el equipamiento listo antes del 2024. Veremos si a partir de ahora se cumplen las fechas.