«Necesitábamos mucho esta fiesta mayor», reconoce una estudiante de enfermería de las Terres de l’Ebre. No se trata solo de levantar un poco la cabeza de los libros, sino de socializar y conocer a la gente que estudia en otros campus de la universidad, dice, mientras recuerda que el primer año de la carrera, en plena pandemia, pasaron meses hasta que pudo conocer personalmente a los que serían sus compañeros. Lo cuenta justo antes de que una compañera se la lleve del brazo: «aquí hemos venido a bailar», le dice. Las dos llevan camisetas a juego con las del resto de compañeros de carrera y que han hecho expresamente para la ocasión.
Es la Festa Major de la Universitat Rovira i Virgili y en la esplanada del Camp de Mart no queda sitio. La vicerrectora de Política Acadèmica i Qualitat, Iolanda Tortajada, explica que solo de las otras sedes de la URV han venido 13 autocares: nueve de Reus, tres de las Terres de l’Ebre y uno desde el Alt y el Baix Penedès.
A la una y media el rector, Josep Pallarés, y el alcalde de Tarragona, Pau Ricomà (la fiesta estaba coorganizada por el Ayuntamiento) se han atrevido a interrumpir al gentío que estaba bailando al ritmo de DJ Trapella. Era la hora de cumplir con un momento clave de cualquier fiesta mayor que se precie: el pregón.
Ricomà ha apuntado que él también fue estudiante de la URV y en sus tiempos no se hacían estas fiestas, por lo que ha reconocido su envidia. Mientras, el rector ha dicho que el objetivo, que era «encontrarnos y pasarlo bien» estaba más que cumplido.
El pregón ha estado a cargo de dos ex alumnos de la universidad e influencers: Berti (Albert Pagà) y la Filòloga de Guàrdia (Aida Roca).
Berti, que no dejó títere con cabeza entre los alumnos de las diferentes carreras, arengó al orgullo URV pidiendo a los presentes que se hicieran fotos y las compartieran en Instagram, en TikTok, en el BeReal... Para demostrar a los estudiantes que se la pasan subiendo fotos de fiestas universitarias «en esa ciudad donde hay metro» que aquí también saben divertirse.
Hoy solo ha habido clases de 9 a 11 de la mañana y Filòloga de Guàrdia ha reconocido que en toda su carrera solo hizo campana un día, «pero días así hacen que pienses en eso de que la universidad es la mejor etapa de tu vida».
Vocación de continuidad
La intención, explica Tortajada, es que la fiesta se convierta se mantenga como una cita anual. Hasta ahora los únicos intentos similares habían sido una fiesta mayor hace 10 años y la celebración de aniversarios señalados.
Como en cualquier fiesta mayor no han faltado el vermut, la paella (para los mil primeros que pudieron comprar el tiket) música... Hasta las 11 de la noche habrá un concurso de micrófono abierto, carpas donde las asociaciones de estudiantes pudieron presentarse y un Punt Lila en colaboración con el Ayuntamiento.