Los pescadores del arrastre irán posiblemente a la huelga los próximos días 9 y 10 de diciembre. El objetivo es mostrar su disconformidad ante la propuesta de la Comisión Europea, de reducir los días de pesca para el año que viene. Europa quiere que los pescadores puedan salir a faenar solo 28 días al año, como máximo. «Es un disparate absoluto. No hay ninguna empresa que aguante trabajando un mes al año. La situación ha llegado al límite. Han cruzado la línea roja y el mediterráneo ha dicho basta», explica Toni Abad, presidente de la Federació Nacional Catalana de Confraries de Pescadors.
Está previsto que los próximos días 9 y 10 de diciembre, el Consejo de Ministros Europeos se reúna para debatir la propuesta. Coincidiendo con el encuentro, los pescadores irán a huelga.
De esta manera, los representantes del sector quieren mostrar su apoyo al ministro español Luis Planas durante las negociaciones con el nuevo comisario europeo de pesca, Costa Kadis. La UE ha presentado una propuesta de máximos que deberá ser rebajada por parte de los representantes de los países del mediterráneo. «Si conviene viajaremos con el ministro para mostrarle nuestro apoyo. Eso sí, los puertos deberán paralizarse para que Europa se entere de nuestra postura», añade Abad.
«¡Que se queden las barcas!»
La noticia de la reducción de días de pesca ha caído como un jarrón de agua fría para los pescadores de Tarragona. Aseguran que llevan muchos años aguantando restricciones y medidas para garantizar la regeneración de la mar. Han hecho todo lo que les han pedido desde Europa. Incluso más. Y no solo es que no es suficiente, sino que ahora, cuando parecía que todo volvía a su cauce, les reducen casi un 80% los días para faenar. De 130 que tienen en la actualidad a 28.
«Si esta propuesta tira adelante, nuestro oficio será inviable. Llevamos tiempo con el aigua al colla y, ahora, nos acabarán de rematar», dice Jordi Albiol, de la embarcación Madobe. En la misma línea, Andreu Domènech, de la barca Maria Ferrer, asegura que «durante todos estos últimos años, Europa solo pretendía malherirnos, para ahora acabar matándonos. Este era su objetivo».
En un tono de resignación absoluta, otro pescador del Serrallo, Xavi Vizcarro –de la embarcación P. Antares–, explica que «la única solución que veo es amarrar la barca y buscarnos otro trabajo. No hay nada que hacer», y añade que «de todas maneras no deben preocuparse por nada. En unos siete años, la mayoría de patrones nos jubilaremos. Que no gasten más esfuerzos en aniquilarnos», dice Vizcarro, refiriéndose a la Unión Europea.
Domènech explica que el sector está impotente y devastado. «¡Que se queden las embarcaciones! Esto ya es insostenible», dice el pescador, quien añade que ha llegado el momento que los Ayuntamientos también den su opinión. «Ya no es solo un problema de los pescadores. Se trata de un problema social y económico que afecta a todas las ciudades y pueblos de costa. Los pescaderos, la restauración y los consumidores, que al fin y al cabo son los ciudadanos, también saldrán perjudicados. Los políticos locales deben sentirse interpelados», comenta Domènech.
Hace cuatro años, desde Europa se activó un plan plurianual de reducción de días de pesca en el mediterráneo con el objetivo de que la mar tuviera tiempo de regenerarse. Eso significó que los pescadores solo podían salir a faenar la mitad del año. En el caso de Tarragona, el sector incluso amplió los días de descanso con vedas de hasta tres meses. «Cuando creíamos que volvíamos a la normalidad, después de tanto sufrir, nos llega esta noticia», dicen los pescadores de Tarragona.