A las 10.30 horas en punto hacía su aparición el primer tractor en dirección a los accesos al Port de Tarragona. Era el primero de unos 500 llegados desde toda la provincia y Lleida. Los más madrugadores fueron los de las Terres de l’Ebre, que hicieron su entrada triunfal entre petardos y claxons, así como pancartas que rezaban «A les seves lleis, la nostra resposta! Sector primari, tots a una».
Y todos cortaron los accesos a las instalaciones portuarias con la previsión de hacer noche en la carretera. Para ello, llegaban preparados con los remolques repletos de provisiones que iban desde colchones a barbacoas y paellas. No faltaron tampoco los calçots, que colocaron apenas llegaron. No obstante, finalmente solo se quedaron una veintena, que tenían previsto levantar el campamento esta mañana a las 10 horas.
El ambiente, tranquilo, no quitaba hierro a las reivindicaciones, muchas y diversas: soluciones a la sequía, menos burocracia, control de los productos externos a la Unión Europea o las ayudas «que no llegan». Francesc Salsa, que venía desde Lleida, comentaba que «en este momento la competencia desleal son los cereales de Ucrania.
La UE no les da más armamento. Entonces, Ucrania vende el cereal allá donde puede, entre ellos a España, que es importadora nata con lo cual pagaremos los Kaláshnikov que utilizarán los ucranianos».
En la misma línea, Ramón Rojo explicaba que «los fitosanitarios que utilizamos tienen unas garantías para la salud y para el medioambiente, mientras que lo que viene de fuera no tiene ningún control». Ariadna Servelló, por su parte, consideraba que «ni siquiera sabemos cómo nos llamamos ni quién lucha por nuestros derechos. Exigimos que sea Agricultura, Ramadería y Pesca». Ariadna, también ganadera, añadía que «ahora se nos suma el bienestar animal, que se ha hecho desde un despacho pensando a nivel doméstico y no en una granja o corral. Y a nosotros no se nos puede considerar igual».
Desde las Terres de l’Ebre se movilizaron hacia Tarragona un centenar de tractores, la mayoría del sector arrocero.
Terres de l’Ebre
A las siete de la mañana se concentraban en la Torre de la Candela, en l’Aldea, cerca de un centenar. Las lucecitas de sus vehículos iluminaban el cielo todavía oscuro, y emprendieron la marcha hacia Tarragona cuando el sol salía por el Delta de l’Ebre.
Dani Forcadell, miembro de Unió de Pagesos y arrocero ampostino, explicaba que hay muchas reivindicaciones comunes entre los distintos sectores agrarios que se movilizaron ayer. Sin embargo, el sector arrocero tiene las suyas propias y también han salido a la calle por ello. «Las quejas por Whatsapp o en el bar no funcionan. Así no se solucionan. Nosotros lo intentaremos, creemos que hemos de ser activos y movernos. Venimos como Unió de Pagesos pero también con quien se quiera sumar a nuestras reivindicaciones», valoraba.
Forcadell calculaba que entre los movilizados había un 80% o un 85% del sector arrocero del Delta representado. «Queremos hablar de nuestro territorio también, más allá de las reivindicaciones generales». Para el arrocero está claro: «si no hubiera arroz en el Delta, éste ya no existiría».
Los payeses consideran que el Delta tiene todas las figuras de protección mundiales posibles, y en cambio no sirven para proteger, sino para restringir. «No estamos satisfechos.
El Govern parece que quiere escuchar, pero de momento el Gobierno central y Europa, nada. No entendemos cómo Europa desprecia áreas como el delta. Si desaparecen los arrozales, desaparece el Delta; es territorio perdido». La gestión de agua y la sequía es otra de sus preocupaciones. En el mismo Delta, en 165 años de trabajo en el arroz, jamás se había restringido tanto el agua como en la campaña del año pasado.
«Eso nos dice hacia dónde vamos. Si no hay agua dulce, el mar gana al Delta», concluía.
Alt Camp
Más de un centenar de agricultores acudieron a la convocatoria en Valls. A las ocho y media empezaron a llegar los primeros tractores, y aunque se centraba en el Alt Camp, también acudieron de otras comarcas como la Conca de Barberà o el Baix Penedès. «Yo vengo desde Vimbodí», dijo Francesc Mortes. El joven, de 23 años, manifestaba que «se tiene que apostar por el producto de casa y no tanta exportación de fuera».
Unos instantes después, empezaron a llegar decenas de tractores, venidos de Vila-rodona, Montferri, Bellvei, la Bisbal del Penedès o Santa Coloma de Queralt. Muchos de ellos con consignas y mensajes reivindicativos en sus vehículos. Su intención era «hacerse oír». Esteve Bonet, presidente de la Comunitat General de Regants de Valls, aseguró: «Los productos que vienen de fuera de la comunidad europea no tienen garantías. Ellos no tienen que hacer ningún esfuerzo, pueden usar el producto que quieran y nosotros estamos muy regulados».
También destacaba la complejidad de los temas administrativos. «Hay mucha gente mayor en el campo y no saben hacer el papeleo que piden. Pero es que ni las personas que nos lo piden saben hacerlo». Bonet señaló que llevaba comida para pasar 24 horas, aunque no descartaba quedarse más tiempo.