Adiós a las mascarillas en el bus y el tren con los casos de Covid-19 bajo mínimos en Tarragona. A pesar del ligero aumento de la incidencia de las enfermedades respiratorias en la última semana, lo cierto es que la pandemia de coronavirus está bajo control tanto en el Camp como en el Ebre, a juzgar por las cifras oficiales del Departament de Salut. En el último mes, los diagnósticos de atención primaria en la provincia han pasado de 389 a la semana a los actuales 153, un 60% menos.
Cerca de cumplirse los tres años del primer caso en las comarcas tarraconenses, un abismo separa la situación actual de la del pasado. En el Camp, los 122 cuadros de Covid en la última semana contrastan con los 8.444 del año pasado (en plena ola de ómicron) y con los 1.563 del curso anterior. En parecida situación se encuentra el Ebre: 31 contagios en la última semana frente a los 2.202 del año pasado o los 532 del previo.
El impacto del SARS-CoV-2 en los hospitales también es muy limitado. Hay 31 personas ingresadas en el Camp de Tarragona, cuando por Navidad el número se elevaba a 70. Hay que recordar que en algunas de las olas más crudas de la Covid la cifra se disparaba más allá de los 200 pacientes. En el Ebre, hay nueve casos, un registro residual frente a los más de 70 de otras ocasiones.
Dos personas en la UCI
Pero quizás el indicador más relevante es el de las UCI, el eslabón más sensible de la cadena sanitaria y tantas veces exigido hasta el extremo en la emergencia sanitaria. Hay únicamente dos personas (han llegado a coincidir cerca de un centenar, en momentos de máxima saturación). Las dos son del Camp de Tarragona, mientras que estas unidades están vacías en el Ebre. Cerca de la Navidad había 15, en una ligera subida que se dio derivada del incremento de las enfermedades respiratorias que ha habido durante el otoño y parte del invierno.
La normalidad sanitaria pasa por estas estadísticas ínfimas, pese a los suaves incrementos, pero también por otros indicadores del sistema de vigilancia. El coronavirus, en una parte infradiagnosticado porque ni se detectan ni se comunican todos los casos, ha pasado a ser una dolencia respiratoria más, que está conviviendo con otras en este invierno, el primero desde 2019 en el que ya no hay mascarillas.
Por eso el Departament de Salut está monitorizando otras patologías que suelen tener comportamientos estacionales. De hecho, con el SARS-CoV-2 bajo control, han sido la gripe y la bronquiolitis, que afecta fundamentalmente a niños, los males que más han tensado al sistema.
En la última semana, la gripe ha crecido ligeramente pero lejos del pico al que se llegó en diciembre. La bronquiolitis (VRS), en cambio, está muy controlada: 29 casos en el Camp de Tarragona en la última semana, lejos de los 170 que se registraron en el mismo intervalo en diciembre. En el Ebre ha habido 20, cuando en los picos de este invierno se han llegado a superar los 50. La protección de la mascarilla había mantenido estas enfermedades en niveles insignificantes durante los últimos inviernos, en los que el coronavirus prácticamente monopolizaba todas las afecciones respiratorias.
Ahora el propio Departament de Salut admite que «la incidencia de la gripe registra un claro ascenso en todas las franjas de edad, principalmente a expensas del virus influenza B, pero aún en nivel de transmisión bajo». No se descartan nuevos picos epidémicos. La conselleria aclara que «tanto la incidencia del SARS-CoV-2 como del VRS se mantienen en nivel bajo».
La clave de éxito: vacunados casi ocho de cada diez
Poder despojarse de las mascarillas y mantener a la Covid en niveles reducidos es el éxito directo de la cobertura de vacunación. Catalunya goza desde hace tiempo de una protección elevada que ha posibilitado la recuperación de la práctica normalidad, con la excepción de las restricciones que quedan en la sanidad.
La inoculación contra la Covid-19 se ubica en el 77% en aquellos mayores de 80 años y es del 59% en las personas de 60 años o más. En el Camp de Tarragona, el 48% de la población tiene la segunda dosis de recuerdo –el que sería el cuarto pinchazo–, un porcentaje que en el caso de las Terres de l’Ebre se eleva ligeramente al 49%.
También van creciendo paralelamente las inyecciones para procurar una protección frente a otras enfermedades. La cobertura de vacunación antigripal es de un 71% en los mayores de 80 años y de un 53% en los de más de 60.