Laura Sánchez es una psicóloga especializada en infancia y adolescencia que ofrece su punto de vista más reflexivo sobre unos problemas de conducta en los más jóvenes que están derivando en un aumento alarmante en la violencia machista. Ella considera que hay mucho trabajo por delante y aprovecha la entrevista para intentar ofrecer algunas soluciones que sirvan para detectar el problema y saber hacerle frente.
¿Cuáles son los signos y los comportamientos más comunes en la violencia machista entre adolescentes?
Los signos y los comportamientos son similares a los adultos y se basan sobre todo en el control de la pareja (móvil, con quién sale, con quién habla...) y en actitudes de posesión de la pareja que cortan su libertad. También otro comportamiento muy común es el chantaje.
¿Qué factores han contribuido a aumentar esta problemática?
Primero hay que decir que por un lado hay una mayor concienciación ante las jóvenes y lo que antes estaba normalizado, ahora ya no lo está o eso quiero pensar. Por eso cuando una joven ve un comportamiento así decide distanciarse de esta persona o denunciar. Pero al hablar de los factores, hay que recalcar que es una problemática multifactorial en el que entran en juego aspectos como los roles de género, la normalización del control y existe mucha negación de la violencia de género porque así se niega el problema.
¿Qué consejo le daría a los padres?
Primero que se miren las actitudes de ellos mismos hacia la pareja y que hagan un ejercicio de autoconocimiento y si tienen alguna actitud machista con su pareja. Después de esto haría mucha educación sexual, emocional y relacional para que los niños detecten las actitudes negativas que llevan a realizar violencia de género. Los padres tienen que hablar de estas cosas con naturalidad a los niños desde bien pequeños.
¿Qué pueden hacer los jóvenes que sienten que pueden tener actitudes machistas?
Hay que identificar conductas y modificarlas, sería una forma de desaprender lo aprendido que no es fácil porque son conductas que están normalizadas y cuesta. No es cuestión de ir a una manifestación y decir que apoyas a las mujeres, sino que es un trabajo diario.
¿Qué consecuencias puede tener un caso de violencia machista en una joven?
Hay que remarcar que las consecuencias psicológicas las sufre sobre todo la víctima y son muchas. Por ejemplo aparece la baja autoestima, sentimientos de apatía, tristeza profunda, aislamiento social, pensamientos muy negativos sobre la vida... Hay consecuencias a nivel emocional, cognitivo y fisiológico.
¿Cómo puede los colegios o institutos ayudar a concienciar a los jóvenes sobre esta lacra?
Desde las escuelas se puede empezar a trabajar cuando los niños son pequeños. Cuando tú ya trabajas las emociones y conceptos como la empatía y el respeto también en el colegio resulta positivo porque es el entorno social donde el niño se desarrolla y tiene un papel muy importante. Por tanto creo que cuando se trabaja esto desde pequeño se tiene mucho ganado, aunque sabemos que en la adolescencia y hay cambios y por eso hay que abordar el tema de forma muy directa. Una manera muy buena de concienciar sería llevar a la ESO a testimonios de violencia de género porque cuando los chicos y chicas conocen un caso real pues lo sienten mucho más y se meten en el papel y son más conscientes de las consecuencias que este tipo de violencia puede tener. Incluso también sería interesante que fuera a dar charlas algún agresor que se haya rehabilitado y que explique su historia de vida y cómo se dio cuenta de qué era un agresor y que los chicos se puedan ver reflejados en según que actitudes con esa persona. Aparte de esto es muy importante que haya psicólogos en un instituto porque él puede observar conductas de riesgo e intervenir de formas más directa.
