La vacunación contra la Covid ha evitado más de 4.200 ingresos en Tarragona durante un año. También ha impedido que 1.185 personas en la provincia acabaran en la UCI por el virus. Son las conclusiones de un estudio del experto en análisis de datos Toni Sanclement, supervisado por el Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOM-SC) de la UPC y por el economista Xavier Sala-i-Martin. Se trata de una simulación que extrapola datos de no vacunados al total de la población y los equipara con balances reales para dibujar un escenario hipotético en el que durante todo 2021 no hubiera habido dosis. Entre enero de 2021 y el de 2022 en el Camp de Tarragona ha habido, según Salut, 3.187 ingresos por coronavirus. Sin inmunización, a esa cifra se habrían añadido 3.420 pacientes más, arrojando un total de 6.607 ingresados, más del doble que el balance real, lo que habría saturado los hospitales todavía más en cada una de las diferentes oleadas que han azotado. En las Terres de l’Ebre habría habido 826 hospitalizados más por SARS-CoV-2 en ese periodo analizado. El estudio muestra los datos contundentes de los beneficios de la vacunación, partiendo de la premisa de que no hubiera nadie con el pinchazo y de que se hubieran mantenido las mismas restricciones que antes de iniciarse la campaña de dosis, a finales de diciembre de 2020.
En Catalunya, las vacunas han ahorrado 58.260 hospitalizaciones y 14.516 ingresos en intensivos, según la simulación, que también aporta datos muy esclarecedores en cuanto a defunciones. El informe indica que en el Camp de Tarragona se han evitado 668 fallecimientos y en las Terres de l’Ebre 136. En total, son 804 decesos, que habrían disparado los muertes a los 1.334, en lugar de los 530 que hubo en ese periodo.
Toda esta estadística realizada por Sanclement va en la línea de las estimaciones hechas en diferentes ocasiones por el BIOCOM-SC, la unidad de científicos de la UPC que monitoriza la pandemia a diario. El propio Departament de Salut ha hecho suyas varias veces estos escenarios para defender la conveniencia de vacunarse.
6.500 vidas salvadas
El informe distingue el impacto del virus evitado en función de la edad. Los de más de 80 años son la franja que más muertes habrían padecido sin las dosis –6.528 defunciones más en Catalunya–, seguidos por la cohorte de los que tienen de 70 a 79 (2.148 más). A medida en que desciende la edad, menos relevante es la diferencia.
La enésima evidencia de la eficacia vacunal llega con más de un 80% de cobertura en los tarraconenses con primeras dosis, un 71% con la segunda y un 43% con la inoculación de recuerdo, vital para recuperar la protección perdida por el paso de los meses tras el último pinchazo.
Pero la revolución de ómicron también ha añadido un factor clave a esa amplísima cobertura que han logrado los antídotos. Pincharse alguna de las fórmulas del mercado contra la Covid-19 ha servido más para evitar casos graves y defunciones que para reducir los contagios, que también han bajado. El impacto en los positivos no habría sido tanto, de no haber vacunas: se habrían registrado 233.621 infecciones más en Catalunya, la mayor pate entre jóvenes de 12 a 19 años (92.502).
Inmunidad por vacuna y contagio
El éxito de la vacunación y la infección con ómicron en la sexta ola han cambiado por completo el panorama. Salut comunicaba la semana pasada que el 86,6% de los catalanes han estado en contacto con la Covid, sea porque se han infectado en algún momento o porque se han vacunado. Esto significa que cuatro de cada cinco personas en Catalunya, unos 6,7 millones de habitantes, tienen algún tipo de inmunidad contra el coronavirus.
«El porcentaje nos dice qué tanto por ciento de población ha generado algún tipo de inmunidad, ya sea por la vacuna o porque ha tenido la infección», relata Àlex Arenas, catedrático de Ingeniería Informática y Matemáticas en la URV, que añade: «Eso pone a la población en un estado inmunológico para poder evitar casos graves». Ahora bien, es necesario relativizar el dato, por elevado que pueda parecer, y contextualizarlo más allá de la inmunidad de rebaño, un concepto que ha perdido vigor a estas alturas de la pandemia: «Ahora la inmunidad de grupo ya no tiene sentido, no la podremos alcanzar, desde el punto de vista en que hay un número importante de reinfecciones».
Dado que ni la vacunación ni el contagio impiden volverse a infectar, aquel 70% en el que se cifró de inicio la inmunidad de rebaño –y que se elevó después al 85% por la cepa Delta– carece de la trascendencia que se le supuso, pero ese casi 87% será igualmente importante en la evolución del virus. «El dato es positivo porque nos indica que hay mucha población protegida contra el virus. Es una cifra probablemente responsable de que la gravedad actual no sea tan elevada, aunque nos podamos seguir contagiando», indica Arenas, optimista en este descenso de la sexta ola: «Seguimos bajando la incidencia y en unas semanas vamos a llegar a una situación muy positiva. Habrá casos, pero muchos menos que ahora, y el impacto sanitario será menor».
Aunque las infecciones también generan inmunidad, es preferible seguir apostando por la vacunación. Julià Blanco, investigador de IrsiCaixa en el Campus Can Ruti, pone el acento en la importancia de la vacunación: «Dada la disyuntiva de cómo me quiero proteger la respuesta es clara: con una vacuna antes que con una infección. No tiene sentido protegernos mediante una infección natural, hay que intentar no contagiarse. Infectarnos para tener inmunidad no tiene ningún tipo de sentido. Nos exponemos a un riesgo de enfermedad y, además, no sabemos cuál será el resultado de esa inmunización. Una vacunación nos garantiza mucho mejor un resultado óptimo en la protección». Blanco calificó la tercera dosis de «fundamental», «al impactar positivamente en los anticuerpos».
Pandemia en vías de control
Así, la pandemia parece más que nunca en vías de control, después de una dura batalla que aún no ha terminado, con casi 1,6 millones de dosis puestas en Tarragona y algo más de 200.000 contagiados en la provincia, y solo teniendo en cuenta los recuentos oficiales del Departament de Salut.
Eso arroja una proporción significativa: el 25% de tarraconenses, uno de cada cuatro, ha cogido el SARS-CoV-2 alguna vez, caldo de cultivo para la transición actual que se aborda. En ella, Àlex Arenas pronostica «una primavera tranquila y probablemente también el verano», aunque no haya una derrota definitiva del virus: «No podemos descartar que nos sorprenda una variante y es difícil hacer previsiones más allá de cinco meses, pero las perspectivas son buenas. Nos podemos permitir una cierta normalidad, aunque esto aún no haya terminado. Entramos en una fase de aprender a convivir con el virus».