Los restauradores de Tarragona se declaran en pie de guerra contra el Ayuntamiento por el tema de las terrazas. El Consistorio sigue reordenando calle por calle la ocupación de la vía pública. Primero, empezó con la calle Cós del Bou, siguiendo por la Plaça Corsini y acabando en el primer tramo de la Rambla Nova, tocando al Balcó del Mediterrani. Ahora, es el turno de las calles Comte de Rius, Sant Agustí, August y Méndez Núñez. Según el Ayuntamiento, cada vez son más los locales que piden terraza, lo que les obliga a reorganizar el espacio para que haya sitio para todos, y también para los peatones y los servicios de emergencia. Por su lado, los restauradores piden que deje de ordenarse las terrazas calle por calle y que se acelere la elaboración de una ordenanza que regule la ocupación de la vía pública. «Queremos que las reglas del juego sean para todos las mismas, que no quede a criterio del funcionario o concejal de turno», argumentan los restauradores.
La intención del Ayuntamiento para la calle Comte de Rius –que va desde la Rambla Vella a la Rambla Nova– es unificar criterios y trasladar todas las terrazas a la parte central de la coca. De esta manera, los laterales quedarán libres para los peatones y para los camiones de carga y descarga. «El ancho actual deja muy poco espacio para la gente que va andando y, además, han entrado más solicitudes de terraza. Por eso se repartirá el espacio, siempre con un ancho inferior a dos metros», dicen fuentes municipales.
Justo este último punto es el que ha indignado más a los restauradores de la calle. Teresa Valldosera es la propietaria de la Pizzeria Da Nicola y lleva 38 años en la hosteleria. Dice que si solo puede poner una hilera de terraza, lo que son unas 5 ó 6 meses –teniendo en cuenta el ancho de su fachada–, «no me ganaré la vida de ninguna manera. Con lo que tendré que pagar de aire, me veré obligada a cobrar las pizzas a 30 euros». Valldosera asegura que los clientes prefieren sentarse fuera que dentro.
La propietaria del Da Nicola está liderando una reivindicación, que cuenta con el apoyo de los locales del entorno. Es el caso de Josep González, de la Pastisseria Conde, de la misma calle. González tuvo terraza durante los meses de la Covid. Una vez las restricciones se eliminaron, el Ayuntamiento le quitó el permiso. El pastelero asegura que seguirá intentándolo. «Lo que no entiendo es que propongan que pongamos la terraza en medio de la avenida. ¿Cómo entrarán las furgonetas y otros vehículos al parking del Hospital Santa Tecla?», se pregunta González.
Y en Méndez Núñez...
Por otro lado, el Ayuntamiento también prevé pedir a los restauradores de la calle Méndez Núñez que desmonten los toldos de hierro –que son estructuras fijas– y los sustituya por paraguas de poner y quitar. El motivo es por seguridad, para posibles evacuaciones y por facilitar el paso de las ambulancias.
La noticia no ha sido bien recibida por los restauradores de la calle. «Dicen que es para que pasen los servicios de emergencia y, sin embargo, está toda la calle llena de pilonas», asegura uno de los afectados, quien añade que «hicimos una inversión y ahora quieren que lo desmontemos. Creo que no molesta tanto».
La ordenanza
Los restauradores opinan que todos estos problemas se solucionarían si hubiera una ordenanza que regulará las terrazas. «Lo que no puede ser es que se reordene por zonas, y de forma discrecional, dependiendo de la opinión del concejal. Todos deberíamos tener las mismas condiciones», defiende Maribel Rubio, quien habla en representación de los locales de la Plaça Corsini y su entorno. Rubio dice que los negocios se juegan mucho. «Somos empresas pequeñas», asegura Rubio. Una de las inquietudes de estos empresarios se centra en los meses de invierno. «Tarragona es una ciudad con un clima que presta a que la gente disfrute de las terrazas. Lo único que pedimos es que nos dejen poner alguna estructura o algún medio para que la estancia de los clientes sea más confortable durante los meses de frío», dice Rubio.