Hay pocos proyectos que generen tanto consenso territorial como que los trenes de mercancías no pasen por la línea de pasajeros de la costa. Ahora mismo no se me ocurre ninguna inversión con tanto consenso como las mercancías por el interior. También se ha visto que esta ‘unanimidad’ política, social y del tejido empresarial y económico le está sirviendo de muy poco a las comarcas tarraconenses. Y es que, ahora mismo, el silencio desde Madrid es abrumador.
El único que parece estar informado es el alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, quien esta semana afirmó que desde el Ministerio de Transportes se está «ultimando» el estudio con las diferentes opciones para desviar estos convoyes. Por su parte, Subdelegación del Gobierno decía que se está «a la espera de una fecha para su presentación». De hecho, hace tanto tiempo que se asegura que se está ultimando este estudio que en primavera del año pasado ya tenía que presentarse, después de que empezaron a circular los primeros mapas.
Eran momentos de alto voltaje político, ya que el 28 de mayo de 2023 había elecciones municipales, por lo que desde el Ejecutivo Central decidió aparcarse unas semanas esta presentación, para evitar que acabara convirtiéndose en un arma política, como ya estaba empezando a pasar.
La unanimidad territorial está sirviendo de muy poco, cuando no se conoce ni el trazado
El reto se había abordado con solidez. En aquellos momentos el ministerio estaba en manos de la exalcaldesa de Gavà, Raquel Sánchez, con un equipo técnico en el que se hablaba en catalán.
Uno de los artífices del trabajo que se puso en marcha fue el anterior secretario general de Infraestructuras, Xavier Flores, quien como gran conocedor del territorio abordó de forma sigilosa el trabajo, escuchando los diferentes sectores y sensibilidades.
Pero el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, convocó elecciones el 23 de julio del año pasado y a Raquel Sánchez no le sirvió de nada el buen trabajo que estaba haciento al frente de uno de los ministerios más complicados. La cartera de Transportes fue el ‘regalo’ para Oscar Puente, un hombre de partido defensor a capa y espada del máximo dirigente socialista.
En campaña permanente
Esta campaña electoral permanente en la que hemos vivido este último año tampoco ha ayudado. No obstante, esta situación se ha convertido en aliada perfecta para una administración que tiene una patata caliente entre las manos.
La situación no invita al optimismo. ‘El estudio de viabilidad de la remodelación de la red arterial ferroviaria’, como se anunció en su momento, salió a licitación en julio de 2021 después que la presión desde el territorio ya era más que notable. Este se adjudicó a la empresa Prointec SA el 18 de noviembre del mismo año, con un plazo de ejecución de quince meses.
Hace más de un año que tenía que conocerse este resultado, que después tendrá que hablarse y consensuarse con el territorio, para estudiarse en más profundidad antes de que el nuevo trazado quede plasmado definitivamente en un proyecto constructivo.
Las dificultades presupuestarias, declaraciones de impacto ambiental y expropiaciones son ahora mismo un escenario futurista. De momento todavía estamos en una pantalla previa, en la que están a punto de cumplirse cuatro años para conocer las alternativas de trazado. Y, de hecho, de propuesta ya hay una.
Esta la que redactó el equipo técnico de ingenieros de la Plataforma Mercaderies per l’Interior, que cuenta con el apoyo de los municipios afectados, ya que evita el paso por los núcleos de población. Al otro lado de la línea no hay nadie. Ni el comisionado por el Corredor del Mediterrani ni el ministerio se han pronunciado. Quizás Bruselas debería empezar a fiscalizar mejor cómo se invierten los fondos de la Red Transeuropea de Transportes, ya que el cuello de botella de Tarragona entorpecer la apuesta por el transporte en ferrocarril. Y los viajeros de este territorio no se merecen el calvario que están viviendo, que todavía se acentuará más cuando empiecen las obras del túnel de Roda de Berà o cuando queden ‘bloqueados’ detrás de un convoy de mercancías.
