«Vivimos de espaldas al mar, al puerto y a la ciudad. Estamos totalmente aislados». Estas son las palabras de Carmen Puig, presidenta de la asociación de vecinos del Barri del Port, quien asegura que las tres escaleras mecánicas que envuelven el barrio actúan como una auténtica frontera para los vecinos.
El motivo es que siempre hay algún tramo –o muchos– de las escaleras mecánicas que no funciona. Los vecinos de la Part Baixa de Tarragona ya no pueden más y piden al Ayuntamiento de Tarragona que encuentren una solución definitiva para las escaleras de la calle Vapor, las del Palau de Congressos y las del paso a nivel de la Plaça dels Carros.
Un claro ejemplo de indignación es Jesús Ortiz, vecino de la calle Real. Hace tres años le diagnosticaron una enfermedad que le obliga a ir siempre acompañado del bastón.
Jesús Ortiz (vecino calle Real): «El mal funcionamiento de las escaleras mecánicas limita mi día a día»
«Mi vida es un infierno y, en parte, es por culpa de estas escaleras. Nunca sé si funcionarán o no. Me limitan mi día a día», explica Ortiz. Antes de la enfermedad, este vecino subía tres días por semana al Mercat Central para hacer la compra de productos frescos. Ahora, su rutina depende de si funcionan o no las escaleras mecánicas de la calle Vapor.
Luís y María (padres del Col·legi El Carme): «El primer día de colegio, en septiembre, las escaleras ya no funcionaban»
«Cuando llego aquí, levanto la cabeza y miró. Si algún tramo no funciona, giro y me voy a casa. Si todo va bien, subo. La pena es que esto último pasa muy pocas veces», explica Ortiz, quien añade sentirse «aislado» de la ciudad.
Otros de los afectados son los padres que llevan a sus hijos al Col·legi el Carme de la calle del Mar y que viven al otro lado de las escaleras. Luís y María son vecinos de la calle Zamenhof.
«Hacíamos broma porque el primer día de cole, en septiembre, las escaleras ya no funcionaban. Y así nos tiramos tres meses enteros. Ahora, va a días. Es cuestión de suerte», decía María. Justo ayer por la mañana, el último tramo de subida no funcionaba.
Soraya (vecina con cochecito de bebé): «Esto es vergonzoso. No es un día, ni dos. Es casi siempre. ¡Que lo solucionen de una vez por todas!»
Otro vecino, Ramon Pascual, decía ayer enfadado, mientras subía a pie las escaleras: «¡Si fueran las del Corte Inglés ya estarían arregladas!». Y añadía: «no puedo entender cómo no ponen remedio a un tema que afecta a tantas personas». Soraya, vecina del Serrallo, subía el cochecito de su bebé a peso. Llegó a la calle Zamenhof casi ahogada. «Esto es vergonzoso. No es un día, ni dos. Es casi siempre. Que lo solucionen ya», añadía.
Una de las características de las escaleras mecánicas de la calle Vapor es que son muy altas y subirlas requiere de una buena condición física. Algunos vecinos optan por coger las escaleras tradicionales que hay justo al lado. El problema es que el pasaje está muy sucio, lleno de bolsas de plástico, botellas de cristal y de cacas de perro. «Ni de coña paso yo por aquí. Da miedo. A veces se pone un grupo de jóvenes a consumir droga», decía Lucía, otra vecina. Juan García, vecino de la calle Smith, explicaba que «yo sí que las utilizó todos los días menos los viernes. Durante las noches de los jueves universitarios, esto se llena de botellón y al día siguiente esta todo hecho un asco».
Según ha podido saber el Diari, el principal motivo de las averías en este tipo de escaleras es el vandalismo y el incivismo. Algunos jóvenes se dedican a pulsar el botón de stop o bien rompen parte del sistema. La segunda parte del problema es lo mucho que tardan las empresas en solucionar el desperfecto.
Sea como sea, los principales afectados son los vecinos que ven como las escaleras mecánicas actúan como auténticas fronteras entre la Part Baixa y la zona centro.
El paso soterrado
Las escaleras mecánicas del Palau de Congressos y de la Plaça dels Carros siguen un poco la misma tónica. El viernes tampoco funcionaban en su totalidad. La situación en el paso soterrado de la Plaça dels Carros es todavía más grave. En este caso no solo no funcionan las escaleras, tampoco los ascensores. «Vivimos en el barrio del Port y las personas con movilidad reducida no pueden ir andando ni a la playa ni al Serrallo», decía la presidenta de la entidad vecinal, Carmen Puig, quien destacaba el estado deplorable en el que se encuentra el paso soterrado. «Esta sucio, lleno de hojas y de basura», añadía Puig.
Lo que dice el Ayuntamiento
Por su parte, el concejal de Espai Públic del Ayuntamiento de Tarragona, Guillermo García, lamenta la afectación que tiene el mal funcionamiento de las escaleras para los vecinos, y asegura que el 90% de las averías que se registran tienen que ver con actos vandálicos. «Hace unas semanas, rompieron el cristal de una de las escalera y, hace unos meses, se cargaron el sistema de arranque», explica García.
Otra de las problemáticas con las que se encuentra el gobierno municipal es que la empresa encargada del mantenimiento no encuentra piezas de recambio, ya que las escaleras son antiguas. «Eso obliga a hacer las piezas a medida. Por eso tardamos tanto en reparar el daño», explica el concejal.