La Rambla y su majestuoso balcón

Ir ‘a tocar ferro’. El sueño frente al mar Mediterráneo se cumplió en una realidad, 
la de formar una familia feliz

16 agosto 2020 08:00 | Actualizado a 16 agosto 2020 09:55
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Nacido en Barcelona y arraigado en la ciudad desde hace 25 años. Tarragona, una ciudad que conquistó mi corazón y que dio la vida a mis dos hijos, Èric y Èlia. Dos tarraconenses que disfrutan y presumen de su ciudad y de sus costumbres y fiestas. En el año 1996 trasladado desde las islas Canarias a Tarragona por una promoción laboral, la ciudad me dio la oportunidad de conocer a la madre de mis hijos en un conocido bar de la Rambla Nova. Y así empezó todo… ¿Vamos a dar una vuelta por la Rambla? ¿Vamos a tocar ferro? Me dijo ella. Mientras hablábamos, no dejaba de observar a la gente. Un más que agradable y contagioso –utilicemos metafóricamente esta palabra en estos tiempos– ambiente familiar, madres y padres, niñas y niños, abuelas y abuelos, disfrutando de una Rambla viva, enérgica, eufórica y opulenta de felicidad. De repente un Avi Virgili lleno de niños sofocando su cuello, una zona de comercio activa y una oferta hostelera que se encaminaba desde el Atlántico hasta el Mediterráneo. De ahí el dicho de la Rambla más larga del mundo. Y es que la Rambla de Tarragona, enamora.

Mi corazón experimentó una sensación difícil de explicar al ver ese azul radiante en el horizonte tras el monumento de Roger de Llúria. Un Mare Nostrum deslumbrando mis ojos y donde la vista se perdía en el infinito, una sensación de libertad y una paz interior que, en aquellos momentos, podía compartir con aquella preciosa chica que acababa de conocer y que estaba a mi lado. El Balcó del Mediterrani, un mirador que en sus orígenes era un muro de piedra y que más tarde se sustituyó por la actual barandilla de hierro forjado de estilo modernista, diseñado por el arquitecto D. Ramon Salas i Ricomà en 1891. Una barandilla de 160 metros que recorre todo el Paseo de las Palmeras y que finaliza con la maravillosa vista del Parc de les Granotes y un Anfiteatro Romano espectacular.

Si la Rambla enamora, su final es apoteósico. Una mezcla de sensaciones que en un trayecto de 700 metros desde el monumento de Tarragona als herois del 1811 –conocido como Els Despullats– hasta el Balcó del Mediterrani, puedes llevarte una idea de la magia, el encanto y la plenitud de tal recorrido.

De regreso, me pregunté por qué no había ningún lugar en el propio paseo para poder contemplar aquel impresionante entorno acompañado de un refrigerio. Lo cierto es que de las últimas ofertas hosteleras de la zona, un sabio de la ciudad me explicó que en los años 30 había un bar al que llamaban El Rovelló, por su parecido arquitectónico al preciado hongo. Con posterioridad, ya en los 80, hubo otro proyecto de restauración en el propio paseo que quedó en una aventura. Muy probablemente, sea lo mejor, disfrutar de la tranquilidad de un paseo en familia por este lugar de vistas inmejorables con la calma marítima y un conjunto palmeral que da nombre al paseo.

Como no podía faltar ir a tocar ferro. Pues eso hicimos, un dicho que hace sabiduría a lo de cumplir un sueño, un sueño que se cumplió y se tradujo en una realidad, una realidad de formar una familia, una familia feliz.

Finalmente acabamos tomando una copa de Chartreuse Groc 
–otro gran descubrimiento, la bebida que durante casi 80 años se fabricó en Tarragona– en un ya inexistente Pub Four Roses, situado a pocos metros del Teatro Tarragona, una obra construida en 1924 y rehabilitada recientemente en 2012. Actualmente esta zona ha sido reivindicada para la celebración de festivales infantiles, teatro de calle y conciertos en fiestas populares tales como Sant Magí y Santa Tecla, concurso de fuegos artificiales y cenas temáticas entre otros.

Recuerdos y experiencias

Acompañado de mis hijos, Èric, Èlia, participamos de forma activa en actos celebrados en el Balcó del Mediterrani. Destacaría la exhibición aérea por parte de la Patrulla Águila, decorando en colores el cielo de Tarragona, o también el que convirtió el Balcó en el escenario de Harry Potter y los personajes de la conocida saga filmográfica por parte de la Comparsa de Carnaval Colours Fantasy. También conciertos y actos para niños e incluso presentes en la filmación de un anuncio publicitario para la promoción de la ciudad donde la protagonista, por cierto familiar nuestra, finaliza en el balcón mostrando la belleza de su forjado con su mar Mediterráneo de fondo.

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