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La puesta en marcha de Barnahus hace aflorar el triple de casos de abuso a menores en Tarragona

Tarragona ha sido pionera en este modelo de intervención que ahora se extenderá a toda Catalunya. En poco más de tres años se ha atendido a 622 víctimas, la mayoría niñas

30 marzo 2023 14:46 | Actualizado a 30 marzo 2023 15:26
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El edificio, de una planta, está en medio de un pinar en el Campus Educatiu de Tarragona (antigua Universidad Laboral) y no faltan detalles que recuerden a una casa donde viven niños. En las salas de la Barnahus (casa de los niños en islandés) hay cojines, juguetes, libros... Hay hasta un pequeño parque infantil en la zona trasera. Nos encontramos incluso a dos perros, Pipa y Bruc, que bien podrían pasar por las mascotas de la familia, pero que en realidad, como todo lo que pasa aquí, tienen una razón de ser: conseguir que los niños y adolescentes víctimas de violencia sexual se sientan en un entorno agradable y seguro.

El edificio construido expresamente para el servicio se inauguraba ayer, aunque el modelo comenzó a funcionar en abril de 2020. Tarragona ha sido la pionera y ahora está previsto que antes de que termine este año existan 12 Barnahus en toda Catalunya, incluida una en Tortosa.

«Abrir el armario»

Más allá del edificio, la peculiaridad de la Barnahus está en que se trata de un modelo integral en el que todos quienes intervienen cuando un niño/a o adolescente revela lo que ha pasado trabajan coordinadamente y en un mismo sitio. Hay de hecho, seis consellerias de la Generalitat implicadas: Drets Socials, Salut, Educació. Interior, Justícia e Igualtat i Feminismes, además de la Fiscalía y la Judicatura.

Esto se traduce en que el niño y su familia se evitan así el periplo explicando varias veces lo que les ha pasado en diferentes servicios que no siempre están preparados. «Ahora somos los profesionales los que nos desplazamos, venimos aquí», resume la resume la directora general d’Atenció a la Infància i l’Adolescència, Ester Cabanes.

Y el modelo ha dado resultado. Si en 2019 la tasa de expedientes abiertos por abuso sexual a niños y adolescentes era de 5,7 por diez mil, el año pasado era más del triple: 18,1. Una cifra muy por encima la de cualquier territorio de Catalunya. No se trata, aclara Cabanes, de que existan más casos en Tarragona, sino que al facilitar el acceso los ha hecho aflorar. De hecho muchos de los casos que reciben vienen de hace un tiempo. «Estamos haciendo emerger una realidad durísima que formaba parte de lo que estaba escondido y lo que hacemos es abrir el armario», apuntaba el conseller Carles Campuzano.

Desde la puesta en marcha del servicio se ha atendido a 622 menores y una de las peculiaridades es que en 336 casos el abuso ha sido fuera de la familia, un dato llamativo teniendo en cuenta que antes la mayoría de los casos que llegaban se habrían producido dentro de la familia.

La demanda del servicio, que próximamente va a ampliar el equipo, no ha parado de aumentar. Si en 2020 se atendieron 106 casos en 2021 fueron 197, en 2022, 264 y en lo que llevamos de 2023 van 55.

La mayor parte de las víctimas, el 83%, eran de niñas. El grupo más importante 388 (el 62%) tienen 14 o más años.

La presentación del acto, al que acudió el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, estuvo a cargo de Aida Flix i Marta Pachón, participantes del documental de Isabel Coixet ‘El sostre groc’, que relata los abusos que sufrieron por parte de un profesor del Aula Municipal de Teatro de Lleida. «Hoy no solo inauguramos un edificio. Hoy decimos, alto y claro, que la tolerancia con los abusos sexuales en la infancia es cero... Que nunca más un niño o un adolescente se sienta, como nos sentimos nosotros, solas y desprotegidas».

Aragonès, por su parte, aseguró que «cualquier país que quiera sentirse digno de él mismo cuando se mira al espejo tiene que poner los derechos de los niños y de los adolescentes en el centro de todas las decisiones».

En el acto también estuvo presente Bragi Gudbrandsson, impulsor del modelo Barnahus en Islandia, en 1998, quien aseguró emocionado que esta es la «Barnahus más bonita del mundo», a la par aseguró estar «feliz de ver los fiscales, jueces y policías siendo miembros, porque ha llevado muchos años en otros países incluirlos. Lo que yo hice en 10 años, lo habéis hecho desde un inicio, os felicito», apuntó.

El testimonio: «La clave es poner a la víctima en el centro»

$!El inspector de los Mossos Joel Boldú. FOTO: Alba Mariné

El inspector Joel Boldú es jefe de la unidad de proximidad y atencion al ciudadano de los Mossos d’Esquadra en la región del Camp de Tarragona y reconoce que la puesta de Barnahus ha supuesto un antes y un después en la atención a los menores víctimas de abusos sexuales. La primera diferencia y la más obvia es el espacio físico, pero también la forma de trabajar. Si bien desde la policía ya se coordinan con otras áreas como Educación, Salud o Servicios Sociales, aquí trabajan directamente juntos y se sientan a la vez a compartir información. «La clave ha sido poner a la víctima en el centro», dice.

Cuando está preparada, la víctima solo ofrece su testimonio una vez a los especialistas que la han atendido desde un primer momento. El día que se recoge el testimonio en una habitación contigua están los Mossos, jueces (también se pueden conectar telemáticamente) fiscales, abogados... Que incluso pueden transmitir preguntas por un pinganillo a quienes dirigen la sesión. «hemos aprendido mucho de su forma de hacer», apunta. Esta fórmula, que guarda todas las garantías legales, no solo evita la revictimización, sino que acelera el proceso y da más herramientas a la policía para su investigación y para tomar medidas contra los autores de los hechos si hay riesgo de reiteración delictiva.

El inspector Joel Boldú es jefe de la unidad de proximidad y atencion al ciudadano de los Mossos d’Esquadra en la región del Camp de Tarragona y reconoce que la puesta de Barnahus ha supuesto un antes y un después en la atención a los menores víctimas de abusos sexuales. La primera diferencia y la más obvia es el espacio físico, pero también la forma de trabajar. Si bien desde la policía ya se coordinan con otras áreas como Educación, Salud o Servicios Sociales, aquí trabajan directamente juntos y se sientan a la vez a compartir información. «La clave ha sido poner a la víctima en el centro», dice.

Cuando está preparada, la víctima solo ofrece su testimonio una vez a los especialistas que la han atendido desde un primer momento. El día que se recoge el testimonio en una habitación contigua están los Mossos, jueces (también se pueden conectar telemáticamente) fiscales, abogados... Que incluso pueden transmitir preguntas por un pinganillo a quienes dirigen la sesión. «hemos aprendido mucho de su forma de hacer», apunta. Esta fórmula, que guarda todas las garantías legales, no solo evita la revictimización, sino que acelera el proceso y da más herramientas a la policía para su investigación y para tomar medidas contra los autores de los hechos si hay riesgo de reiteración delictiva.

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