Esta vez, la lluvia no ha ganado la partida. Una jornada fantástica, soleada y con buen tiempo dio tregua para que la Semana Santa tarraconense disfrutara del Miércoles Santo y, en especial, de la Processó del Dolor. Dos años de pandemia y la lluvia del año pasado evitaron su celebración. Cuatro años después, los pasos del dolor desfilaron.
Nos tenemos que remontar más de 30 años atrás para encontrar los inicios de este Processó del Dolor. El presidente de la Germandat del Nostre Pare Jesús de la Passió, Francesc Ferrer, lo explica.
«Antiguamente, se rezaba el rosario del dolor por las calles, haciendo un circuito por las vías cercanas a la iglesia de Sant Joan». El presidente de la entidad cuenta que «una orden gubernamental prohibió sacar altavoces en las calles y este acto se dejó de celebrar».
A su llegada como presidente de la Germandat del Nostre Pare Jesús de la Passió, en 1990, Ferrer propuso la organización de esta processó del Dolor. Hasta llegar a este Miércoles Santo, en el que los pasos volvieron a desfilar por las calles cercanas a la parroquia de Sant Joan. El mismo Ferrer reafirma la importancia de este acto: «Es la segunda procesión de Tarragona».
Su frase es contundente y directa, aunque tiene argumentos que la respaldan. Según Ferrer, la del Dolor es la segunda procesión de Tarragona, «por la cantidad de gente participante y por el número de pasos que salen a la calle (cinco)». En épocas pasadas, antes de la pandemia, este acto llegó a reunir a 1.400 participantes, entre confrades, armats y bandas.
Los Armats de la Confraría de la Creu de Torredembarra encabezan la comitiva, como ya es tradición, desde la iglesia de Sant Joan. Le sigue la Oració de Jesús a l’Hort, de La Salle, La Flagel·lació, de la Reial i Venerable Congregació de la Puríssima Sang y el Ecce-Homo, de la Germandat del Sant Ecce-Homo. Sigue El Cirineu, de la Reial Germandat de Jesús Natzaré i, finalmente Jesús de la Passió i Sant Crist, de la Germandat del Nostre Pare Jesús de la Passió. La Banda Unió Musical de Tarragona cierra la procesión.
El debate de la participación
Uno de los pasos que salieron desde la iglesia de Sant Joan es la Oració a l’Hort, de la Associació La Salle. Se estrenó en esta Semana Santa, tras su puesta a punto durante el fin de semana pasado. Uno de los portantes del paso, Sergi Baches, explica que, desde la asociación, «estamos muy contentos de volver a participar en esta procesión y lo afrontamos con muchas ganas». Han sido meses de cambios, en portantes y en la banda. «Esperemos que todos estos ensayos que hemos ido haciendo en los meses de febrero y marzo tengan sus frutos», confiesa.
La Semana Santa sigue atrayendo a participantes que salen a filas en las procesiones
La de La Salle es una de las entidades que más gente reúne en Semana Santa. Pese a esto, Baches «se nota en la presencia de la gente a filas. A nivel de portantes y banda se va aguantando». Aun así el portante explica que esta sensación de menos participación es «un denominador común en todas las cofradías».
Pese a esta realidad, algunos ven el vaso medio lleno. Es el caso de Yasmina Armesto, cap d’arrengladors de la Germandad del Sant Ecce-Homo. «Pocas actividades culturales logran reunir a cerca de 2.000 personas y tantas entidades, como el pasado Viernes Santo», explica. Y fue una Semana Santa con algunas restricciones.
Armesto pone en valor otra característica. «Es una actividad intergeneracional», comenta, «en la que participan niños de 3 años y gente de 80». Hay mucha base. Aun así, no se cierra la puerta a nuevos formatos que ayuden a mantener esa participación.
¿Se puede haber notado un descenso? Sí. Pero la Semana Santa sigue teniendo personas fieles que salen a filas en las procesiones y los viacrucis que trufan la agenda cultural de la ciudad durante estos días.
Tras la del Sant Enterranemt de Viernes Santo, la Processó del Dolor es considerada la segunda procesión más importante por su participación y número de pasos en la calle.
