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La mujeres tienen cada vez menos hijos y son madres más tarde

España es el segundo país de la UE con la edad media de madres primerizas más alta. En el 9% de los nacimientos que hubo en Tarragona en 2020, la madre tenía más de 40 años

28 mayo 2022 17:22 | Actualizado a 28 mayo 2022 17:36
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La edad media de las mujeres que en el año 2020 tuvieron su primer hijo en la provincia de Tarragona se situó en los 30,4 años (31,4 en Catalunya y 31,2, en España). Ese mismo año, en más del 9% de los nacimientos que se produjeron en el Camp de Tarragona y las Terres de l’Ebre la madre tenía más de 40 años. De hecho, la natalidad en nuestras comarcas siguió hundiéndose el año pasado un poco más ya que, con 6.145 nacimientos, el descenso fue del 1% respecto a 2020 y del 30% en comparación con 2011.

El cambio de modelo de sociedad es una realidad desde hace tiempo y las mujeres, cada vez más, tienen menos hijos y posponen la maternidad a edades muy avanzadas. Así lo revela la última radiografía publicada la semana pasada por la Agencia Europea de Estadística (Eurostat), donde se pone de relieve una tendencia generalizada en toda la Europa comunitaria, pero particularmente evidente en España: el segundo país de la UE con la tasa de fertilidad más baja –sólo superado por Malta– y el segundo con la edad media de madres primerizas más elevado.

Jordi Roca, catedrático de Antropología Social de la URV, reconoce que «España, y Catalunya en particular, tienen unas pautas demográficas peculiares en comparación con Europa. Con unas tendencias que se producen con un cierto decalaje, un poco después que en Europa».

Antes de analizar qué está pasando en la actualidad, Roca retrocede unos años para recordar que «después de la Guerra Civil, durante los primeros años del franquismo, el gran aparato publicitario hizo mucho para fomentar la natalidad. Pero sirvió de poco porque la gente vivía en precariedad y no se podía permitir tener muchos hijos». Después llegó el ‘boom’ de la natalidad de los años 60 en España, «pero fue porque las condiciones de vida mejoraron con el desarrollismo», recuerda Roca.

Llegados a la época actual, la pregunta es obligada: ¿Qué ha motivado que la natalidad sea cada vez más baja y la maternidad se retrase? El catedrático de Antropología Social de la URV esgrime varios factores. «A partir de los años 60, la sociedad occidental empezó a incorporar a las mujeres al mercado laboral. Con la sociedad de consumo empezaron los matrimonios de doble ingreso. Todo esto coincidió con la segunda oleada del feminismo, que propugnaba la igualdad de las mujeres, con una independencia y autonomía económica», comenta Roca, quien añade que «otro factor importante es que se retrasa la maternidad, la edad en la que se tiene el primer hijo. Y un tercer factor influyente es que se generaliza el uso de anticonceptivos y la mujer empieza a tener un control sobre la reproducción».

A partir de aquí, los objetivos en común de las parejas empiezan a cambiar. Jordi Roca tiene claro que «se ha producido un cambio de modelo de sociedad, en el que la maternidad pasa a un segundo plano. Durante el último tercio del siglo XX, la finalidad primera de cualquier pareja o matrimonio era la reproducción. A partir de los años 2000, esto pasó a un segundo plano y tiene que ser compatibilizado con la carrera profesional y la capacidad de disfrute de la propia pareja».

También hay que tener en cuenta los factores económicos a la hora de decidir tener un hijo. En este sentido, este catedrático de la URV recuerda que «la crianza cada vez es más cara, tanto económicamente como de tiempo. Y las parejas también empiezan a casarse y juntarse para disfrutar de la intimidad y de la propia pareja».

La incógnita es saber si este retroceso en la tasa de natalidad y de la edad de la maternidad es cíclico y volveremos a épocas más parecidas a los años 60. Roca puntualiza que «es evidente que los cambios sociales no son nunca lineales ni unidireccionales. Sino que hay elementos que pueden influir en que las tasas de natalidad sean más elevadas o no, como el precio de la crianza, o los recursos que el Estado destina para favorecer o no la natalidad, como los permisos de maternidad, la gratuidad de las guarderías públicas, etc.».

Al hilo de esta reflexión, este antropólogo añade que «es evidente que en los patrones demográficos hay una influencia por parte de las instituciones políticas, culturales, etc.. Pensamos que la maternidad o paternidad es una decisión personal, pero existe un contexto y un entorno que establece la relación que mantenemos con la maternidad. No somos conscientes, pero la decisión está influenciada por este contexto y entorno».

¿Nos debe preocupar como sociedad que cada vez haya menos nacimientos? Roca considera que «la preocupación es libre. Los demógrafos dicen que puede llevar un momento en que el número de defunciones supere al de los nacimientos y la población tienda a disminuir. Pero también es cierto que una de las preocupaciones del planeta es el de la superpoblación e, incluso, hay países como China que potencian políticas contrarias al aumento de la natalidad».

Múltiples factores

Mar Vázquez, secretaria de Igualdad y Política Social de UGT Tarragona, tiene muy claro que «son muchos los factores que han llevado a que la mujer, cada vez más, retrase su maternidad. El envejecimiento de la población, la baja fecundidad, la falta de conciliación... Las mujeres nos pensamos muchísimo ser madres. No existen políticas suficientes para poder conciliar la vida familiar y laboral». Esta sindicalista pone el ejemplo de Francia o países del norte de Europa, «donde tienen una tasa de natalidad más alta que la nuestra. Por ejemplo, el Gobierno francés invierte el 4% del PIB en políticas de natalidad para que las mujeres se animen a ser madres».

Vázquez tampoco se olvida de la brecha salarial «que en España, de media, es del 23%. O la precariedad laboral de la gente joven, que no tiene trabajo o si tiene es con contratos precarios. Con estas condiciones es normal que las jóvenes no se planteen ser madres».

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