Más de la mitad de los pensionistas tarraconenses reciben prestaciones que ni tan solo llegan al equivalente del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), ubicado en 1.080 euros en 14 pagas. En concreto, hay 80.211 ciudadanos que perciben pensiones por debajo de esta cantidad. Suponen el 50,7% del total. El resto del balance más actual de la Seguridad Social muestra que 70.529 pensionistas se ubican entre el SMI y la pensión máxima (es el 44,5%) y una minoría, 7.579, tienen la pensión máxima o incluso por encima y, por tanto, estén en el rango más elevado. Conforman un exiguo 4,8%.
Todo ello revela la desigualdad que existe en las pensiones, más allá de las medias y los datos globales. También sobresale una brecha de género muy claramente definida. El 62,6% de las mujeres en Tarragona están por debajo de ese umbral, un total de 48.629. En el caso de los hombres, solo son el 39,2%, un saldo de 31.582. Seis de cada diez personas que no llegan a esos niveles mínimos son mujeres.
El riesgo de caer en la pobreza
A pesar de las últimas subidas de las pensiones, la radiografía muestra que hay todavía hay un grueso de personas por debajo del salario mínimo. El porcentaje de pensionistas que no llegan a ese baremo es mayor en Tarragona que en el global de Catalunya (43,9%), si bien a nivel general en España aún es algo superior, con un 51,7%.
«Hay muchas mujeres que han trabajado durante años sin cotizar», admite Victoria Muñiz, portavoz del grupo Pensiones con Dignidad en Tarragona
«Tenemos que vigilar que estas personas más vulnerables no caigan en la pobreza, que es un riesgo que existe», indica Joan Llort, secretario general de UGT en Tarragona. El nivel salarial y la propia vida laboral en sí marcan la jubilación que después se acaba cobrando, pero Llort incide en algunos factores que intervienen. «Antes de la crisis de 2008, una parte del sector de la construcción, pero también en la hostelería, contrataban solo por unas horas, de forma que una parte de la jornada no estaba declarada. Mucha gente cobraba en negro y no cotizaba, así que cuando llegó la hora de jubilarse vieron que cobraban pensiones más bajas», explica el responsable de UGT. «Las pensiones más bajas se dan a veces porque una parte de ese trabajo no está cotizado, y eso ha podido durar décadas. Ha pasado en la restauración, en la hostelería, en la construcción o en la agricultura», agrega el líder sindical.
Hay 80.211 ciudadanos en Tarragona que perciben pensiones por debajo del SMI. El 60% son mujeres
Victoria Muñiz, miembro de la plataforma Pensiones con Dignidad en Tarragona, indica que «hay muchas mujeres que han trabajado durante años sin cotizar, y también hombres, que quizás empezaron siendo casi unos niños en el campo y todo eso no ha quedado cotizado ni registrado en ningún sitio. A la hora de jubilarse se han llevado una sorpresa».
Para Llort, esas situaciones de «decalaje se han ido corrigiendo» pero son las mujeres las más agraviadas: «Ellas han hecho unos trabajos más precarios, con contratos de media jornada o a veces sin ellos, y ahora son las que padecen unas pensiones más bajas».
En Tarragona, el importe medio de la pensión de la mujer se ubica en 1.111 euros, casi 400 menos que en el caso de los hombres (1.507). En el otro extremo, Llort indica que «las mejores pensiones aquí están en la industria, la siderometalúrgica o la química, por ejemplo, y también en aquellos servicios públicos, donde se cotizaba lo que se trabajaba».
«Verdaderas limosnas»
Proteger esas bolsas de pensionistas más frágiles es el objetivo de las mareas pensionistas, por mucho que las revalorizaciones de las pensiones hayan amortiguado, aunque solo en parte, el golpe de la inflación. «Hay personas que cobran muy poco, sobre todo las viudas. Algunas cobran poco más de 400 euros. Qué menos que un pensionista tuviera el salario mínimo, porque en algunos casos vemos verdaderas limosnas», explica Muñiz, que añade: «Siempre nos sentimos utilizados por los políticos, cuando las pensiones nos las hemos ganado dejándonos la piel en el trabajo y ahora están aguantando a muchas familias, son el sostén de muchas economías domésticas».
«La subida de precios hace perder poder adquisitivo pese a las revalorizaciones», indica Joan Llort, secretario general de UGT en Tarragona
Desde UGT, Joan Llort denuncia que «ahora tenemos un problema añadido, que es la subida de precios. Eso está provocando que, a pesar de haberse incrementado las pensiones, se está volviendo a perder poder adquisitivo».
Llort indica que «está demostrado que si subes salarios cotizas más, hay más capital, y eso es positivo a la larga para las pensiones». Teresa Fortuny, responsable intercomarcal de pensiones en CCOO, indica que «las diferencias salariales, incluso dentro de una misma empresa, vienen de lejos y son también una consecuencia del tipo de trabajo, ya que aquellos puestos muy feminizados históricamente tenían los sueldos más bajos». Fortuny indica que también «afecta al empleo parcial, que algunos economistas vieron en su momento como ideal para las mujeres, porque ellas tenían que seguir atendiendo las labores familiares». Para Fortuny, «se están dando pasos pero aún queda mucho por hacer».
En la provincia se disparan las personas de más de 65 años que continúan trabajando
Esas diferencias también se palpan territorialmente dentro de una misma provincia. Por municipios, Flix (Ribera d’Ebre) tiene la pensión media más elevada, con 1.662 euros, muy por encima de los 1.177 euros en los que se situó la percepción provincial en julio. Ese primer puesto del ranking duplica la retribución media que se percibe en puntos de interior rural como Savallà del Comtat (Conca de Barberà), 671 euros, o Caseres (Terra Alta), con 757. Els Pallaresos, Almoster, Castellvell del Camp, Tarragona, La Riba, Ascó, Vandellòs-L’Hospitalet de l’Infant, Altafulla o El Catllar figuran entre las poblaciones con las pensiones medias más elevadas. Se trata de localidades que o bien han albergado un potente tejido industrial o bien son residencia de personas que han tenido carreras laborales de éxito. Hay privilegiados que se retiran con pagas muy abultadas, en concreto cantidades iguales o superiores a 3.059 euros, la pensión máxima.
«Los empleos muy feminizados históricamente tenían los sueldos más bajos», denuncia Teresa Fortuny, responsable intercomarcal de pensiones en CCOO
Otra vez en este rango existe descompensación. Hay 7.579 personas en Tarragona que perciben esa cantidad. El 75% son hombres (5.699) y solo el 25%, uno de cada cuatro, son mujeres (1.880). Se trata de una minoría integrada básicamente por ejecutivos, funcionarios o cargos intermedios empresariales con largas carreras laborales a sus espaldas, que cotizaron en la base máxima.
Otra de las derivadas es la prolongación de la edad real de jubilación. De los 64,4 años de 2019 se ha pasado a los 64,8 de 2023, según un informe de la Seguridad Social, con el balance de enero a julio. Cada vez son más las personas de 65 años que siguen trabajando. De las 413 altas de jubilación que hubo en 2019 a las 1.607 que se registraron el año pasado.
La edad de jubilación ha ido creciendo en los últimos años. En 2023, se sitúa en los 66 y cuatro meses cuando la cotización no supera los 37 años y nueve meses. El punto culminante llegará a partir de 2027, cuando será necesario tener 67 años si se han cotizado menos de 38 años y seis meses.
