Hagan el ejercicio siguiente: cuando paseen por el centro de Tarragona, Reus o de cualquier municipio turístico de la provincia, observen la entrada de los bares y restaurantes. Las posibilidades de que encuentren un cartel en el que rece «se busca camarero/a» son altas, muy altas.
Esta es la realidad del sector hostelero que ya se prepara para una temporada de verano que apunta a rozar los niveles de la prepandemia, allá por el estío de 2019. Así lo reafirman los datos de Comisiones Obreras (CCOO) que asegura que desde 2019 se han perdido 32.000 empleos de camareros y 3.000 de cocineros a nivel estatal.
No solo hay anuncios físicos, en Internet la demanda también se hace muy patente. «Hola, estamos buscando un camarero/a para el Bar Frankfurt Lebenschnell que está en la Plaza de la Font. Necesitamos alguien con experiencia mínima de dos años. Incorporación inmediata». «¿En busca de trabajo de medio tiempo? ¡Que bo és tiene la solución perfecta para ti! Estamos buscando a alguien para unirse a nuestro equipo de trabajo, buscamos todo tipo de jornadas, completa, media y fin de semana». Son dos de los muchos anuncios virtuales de trabajo en la demarcación que se encuentran en los principales portales de empleo.
¿Por qué hay tanta demanda de trabajo en una provincia en la que se cerró el mes de abril con 39.142 desocupados? ¿Siguen vivas las condiciones precarias que durante muchos años reinaron en la hostelería o es simplemente que el trabajador exige unas condiciones laborales inasumibles para el sector?
Las posturas son distintas en función de quién responde a las preguntas. La primera voz autorizada no es otra que un propio trabajador del sector que explica sus vivencias personales. Jefferson lleva ocho años dedicándose a la hostelería, en ese sector comenzó a los 20 años tras llegar de Colombia con 18 años recién cumplidos.
Comenzó como ayudante de cocina y luego se puso tras la barra para seguir saliendo tras ella y ejercer el trabajo de camarero. Su experiencia le avala y ha tenido que lidiar con situaciones precarias que recuerda con amargura. «Creo que todos los nos dedicamos a este sector hemos vivido casos de precariedad. Las horas extras nunca las cobras, los días de fiesta desaparecen sin que apenas te avisen con tiempo, las propinas grupales nunca se terminan repartiendo...».
Muchos episodios que con el paso de los años han ido disminuyendo, pero que persisten en aunque en menor medida. Por eso Jefferson ahora tiene claro lo que quiere: «Ahora priorizo siempre las condiciones laborales y para eso es muy importante confiar en tu jefe. En el restaurante en el que estoy ahora llevo dos años y solo puedo tener buenas palabras. Simplemente me trata como en el resto de trabajos, cumpliendo con lo que dice el contrato, no creo que sea tan difícil».
El sector se defiende
Javier Escribano, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Tarragona Ciudad, defiende de manera total que la precariedad en el sector ya no existe en la mayoría de restaurantes: «La hostelería se mueve ahora en un convenio justo. Cualquier ayudante de cocina o camarero está cobrando 1.300 euros netos por un trabajo que no exigen una gran preparación. Así que nosotros también nos preguntamos que es lo que está pasando. Hay millones de parados y también una gran cantidad de bares y restaurantes que buscan personal».
Pese a ello, a nivel de salarios, la hostelería es un sector que en el 2021 tuvo la ganancia media más baja de España con 14.632,81 euros por trabajador según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en la encuesta anual de Estructura Salarial.
El presidente se muestra muy firme a la hora de condenar los posibles casos de precariedad y saca su lado más tajante: «Si hay trabajadores en la hostelería que están en una situación precaria lo que tienen que hacer es marcharse de inmediato de ese puesto de trabajo y denunciar su caso. Hay muchos restaurantes y bares que buscan gente y ofrecen unas buenas condiciones de trabajo y estarán encantados de poder contar con sus servicios».
Escribano va más allá y cree que hay que comenzar a vender la hostelería como un escenario para el empleo positivo y con recorrido: «Desde nuestra organización ya hemos creado un aula de formación porque queremos que los chavales empiecen a aprender el oficio desde pequeños. La hostelería es un sector muy bonito donde todo se ha especializado y no ya no es solo estar detrás de la barra y servir platos. Ahora hay una especialización y yo siempre digo que hay que ver la hostelería como un trabajo con futuro».
Los sindicatos alertan
Mercé Puig, secretaria general de CCOO, da su opinión que contrasta con la de Escribano. Para ella condena al sector, aunque sin generalizar: «Nos encontramos que año tras año, las patronales de la hostelería dicen que la gente que no quieren trabajar, pero eso no es verdad. La gente quiere trabajar, pero con unas condiciones dignas. Nos encontramos todavía con personas que están contratadas a cuatro horas y trabajan 8-12 horas y no les pagan como una jornada completa».
La solución para la secretaria general es sencilla, hay que mejorar las condiciones de la hostelería para los trabajadores, así se reducirá esta necesidad imperiosa de camareros: «La gente quiere estabilidad y condiciones laborales. Si a la gente les das las condiciones que quieren, sí que trabajan».
No obstante, no todo es malo y Puig cree que se ha avanzado mucho contra la precariedad en la hostelería en los últimos años. Se ha recorrido camino, aunque todavía falta para poder afirmar que la precariedad ha desaparecido del mapa hostelero: «Nosotros la mejora que hemos visto en los últimos años es gracias a la reforma laboral y al salario mínimo. A la gente de la hostelería ahora se le hace fijo discontinuo».
La hostelería tiene un problema y en consecuencia el turismo también. Faltan camareros, aunque el paro sigue teniendo cifras importantes. Conviene seguir mejorando las condiciones, los salarios y que la mentalidad del empleado sobre el sector se modifique. Sin eso, el cartel de «se busca camarero/a» seguirá presente.
Hagan el ejercicio siguiente: cuando paseen por el centro de Tarragona, Reus o de cualquier municipio turístico de la provincia, observen la entrada de los bares y restaurantes. Las posibilidades de que encuentren un cartel en el que rece «se busca camarero/a» son altas, muy altas.
Esta es la realidad del sector hostelero que ya se prepara para una temporada de verano que apunta a rozar los niveles de la prepandemia, allá por el estío de 2019. Así lo reafirman los datos de Comisiones Obreras (CCOO) que asegura que desde 2019 se han perdido 32.000 empleos de camareros y 3.000 de cocineros a nivel estatal.
No solo hay anuncios físicos, en Internet la demanda también se hace muy patente. «Hola, estamos buscando un camarero/a para el Bar Frankfurt Lebenschnell que está en la Plaza de la Font. Necesitamos alguien con experiencia mínima de dos años. Incorporación inmediata». «¿En busca de trabajo de medio tiempo? ¡Que bo és tiene la solución perfecta para ti! Estamos buscando a alguien para unirse a nuestro equipo de trabajo, buscamos todo tipo de jornadas, completa, media y fin de semana». Son dos de los muchos anuncios virtuales de trabajo en la demarcación que se encuentran en los principales portales de empleo.
¿Por qué hay tanta demanda de trabajo en una provincia en la que se cerró el mes de abril con 39.142 desocupados? ¿Siguen vivas las condiciones precarias que durante muchos años reinaron en la hostelería o es simplemente que el trabajador exige unas condiciones laborales inasumibles para el sector?
Las posturas son distintas en función de quién responde a las preguntas. La primera voz autorizada no es otra que un propio trabajador del sector que explica sus vivencias personales. Jefferson lleva ocho años dedicándose a la hostelería, en ese sector comenzó a los 20 años tras llegar de Colombia con 18 años recién cumplidos.
Comenzó como ayudante de cocina y luego se puso tras la barra para seguir saliendo tras ella y ejercer el trabajo de camarero. Su experiencia le avala y ha tenido que lidiar con situaciones precarias que recuerda con amargura. «Creo que todos los nos dedicamos a este sector hemos vivido casos de precariedad. Las horas extras nunca las cobras, los días de fiesta desaparecen sin que apenas te avisen con tiempo, las propinas grupales nunca se terminan repartiendo...».
Muchos episodios que con el paso de los años han ido disminuyendo, pero que persisten en aunque en menor medida. Por eso Jefferson ahora tiene claro lo que quiere: «Ahora priorizo siempre las condiciones laborales y para eso es muy importante confiar en tu jefe. En el restaurante en el que estoy ahora llevo dos años y solo puedo tener buenas palabras. Simplemente me trata como en el resto de trabajos, cumpliendo con lo que dice el contrato, no creo que sea tan difícil».
Javier Escribano, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Tarragona Ciudad, defiende de manera total que la precariedad en el sector ya no existe en la mayoría de restaurantes: «La hostelería se mueve ahora en un convenio justo. Cualquier ayudante de cocina o camarero está cobrando 1.300 euros netos por un trabajo que no exigen una gran preparación. Así que nosotros también nos preguntamos que es lo que está pasando. Hay millones de parados y también una gran cantidad de bares y restaurantes que buscan personal».
Pese a ello, a nivel de salarios, la hostelería es un sector que en el 2021 tuvo la ganancia media más baja de España con 14.632,81 euros por trabajador según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en la encuesta anual de Estructura Salarial.
El presidente se muestra muy firme a la hora de condenar los posibles casos de precariedad y saca su lado más tajante: «Si hay trabajadores en la hostelería que están en una situación precaria lo que tienen que hacer es marcharse de inmediato de ese puesto de trabajo y denunciar su caso. Hay muchos restaurantes y bares que buscan gente y ofrecen unas buenas condiciones de trabajo y estarán encantados de poder contar con sus servicios».
Escribano va más allá y cree que hay que comenzar a vender la hostelería como un escenario para el empleo positivo y con recorrido: «Desde nuestra organización ya hemos creado un aula de formación porque queremos que los chavales empiecen a aprender el oficio desde pequeños. La hostelería es un sector muy bonito donde todo se ha especializado y no ya no es solo estar detrás de la barra y servir platos. Ahora hay una especialización y yo siempre digo que hay que ver la hostelería como un trabajo con futuro».
Mercé Puig, secretaria general de CCOO, da su opinión que contrasta con la de Escribano. Para ella condena al sector, aunque sin generalizar: «Nos encontramos que año tras año, las patronales de la hostelería dicen que la gente que no quieren trabajar, pero eso no es verdad. La gente quiere trabajar, pero con unas condiciones dignas. Nos encontramos todavía con personas que están contratadas a cuatro horas y trabajan 8-12 horas y no les pagan como una jornada completa».
La solución para la secretaria general es sencilla, hay que mejorar las condiciones de la hostelería para los trabajadores, así se reducirá esta necesidad imperiosa de camareros: «La gente quiere estabilidad y condiciones laborales. Si a la gente les das las condiciones que quieren, sí que trabajan».
No obstante, no todo es malo y Puig cree que se ha avanzado mucho contra la precariedad en la hostelería en los últimos años. Se ha recorrido camino, aunque todavía falta para poder afirmar que la precariedad ha desaparecido del mapa hostelero: «Nosotros la mejora que hemos visto en los últimos años es gracias a la reforma laboral y al salario mínimo. A la gente de la hostelería ahora se le hace fijo discontinuo».
La hostelería tiene un problema y en consecuencia el turismo también. Faltan camareros, aunque el paro sigue teniendo cifras importantes. Conviene seguir mejorando las condiciones, los salarios y que la mentalidad del empleado sobre el sector se modifique. Sin eso, el cartel de «se busca camarero/a» seguirá presente.