La Escola de Sant Pere i Sant Pau será la próxima en sumarse a las experiencias que ha comenzado este curso la Escola Municipal de Música para poner a la disposición de los centros de la ciudad sus profesores.
En la Escola Saavedra, por ejemplo, desde el mes de enero se imparten clases de guitarra en pequeños grupos de trece alumnos en quinto de primaria. Lo mismo sucede en Marcel·lí Domingo, también con grupos de trece alumnos de la misma edad. Los instrumentos, comprados por la Escola de Música, EMM, y el Institut Municipal d’Educació de Tarragona, IMET, permanecen en las escuelas.
En ambos casos las clases se dan en horario lectivo, en las horas del currículum que ya se dedican a música. Alexis Lanza, director de la EMM, cuenta que la reacción de los niños es tremendamente positiva; para muchos es la primera vez que tocan un instrumento.
No obstante, la intención es que las experiencias musicales se adapten a las características de cada escuela, por ello en el Institut Escola Mediterrani la apuesta fue por crear un grupo de batucada con los alumnos de primero y segundo de la ESO.
En el Centre Cívic de Torreforta también se ofrecen clases gratuitas de guitarra flamenca a chicos a partir de 12 años. Aunque en este caso las clases no son en la escuela, sí que están destinadas a las y los alumnos de los institutos cercanos. La demanda ha sido tal que han tenido que abrir un segundo grupo.
En el caso de la Escola de Sant Pere i Sant Pau, que se sumará el curso próximo, se está estudiando cómo será la experiencia que se desarrollará. Son muchos los centros que se han interesado por el proyecto, pero Lanza apunta que habrá que ir viendo cómo ampliarlo «porque los recursos son los que son».
Clases desde la Llar d’Infants
A las experiencias en las escuelas se suma el proyecto PiCantarols que desde hace más de diez años se lleva a cabo en las llars d’infants municipales (0 a 3 años).
También se dan clases de música en los centros de educación especial de la ciudad con el proyecto MiraSona.
Y, además de las clases de música propiamente, también se dedican a hacer sesiones de musicoterapia desde hace cuatro años en las escuelas de Sant Pere i Sant Pau y en la Escola Pràctiques.
Lanza explica que al llevar la música a las escuelas se persigue mucho más que lograr que los alumnos toquen un instrumento «la idea es que tengan la oportunidad de tener una experiencia musical. Está demostrado que la música es una herramienta de cohesión social y de trabajo cooperativo muy potente», recuerda.