«Hay gente que lo lleva peor y otra mejor, pero hay muchos profesores estresados por la incertidumbre que existe. Miedo no tengo, pero sí respeto. Tenemos un horario presencial y otro en caso de confinamiento, y eso nos genera más estrés», cuenta Adela López, profesora de Tecnología en el Institut La Mar de la Frau, en Cambrils. «Tenemos preocupación, como cualquier ciudadano, pero sobre todo estamos a la expectativa y con ganas, con la intención de hacerlo lo mejor posible. No tengo miedo, solo cierta inquietud. Confío en el equipo directivo y se está haciendo todo lo mejor que se puede», admite Ana Lafuente, profesora de Física y Química en el Institut Campclar.
La casuística es diversa y heterogénea pero, en general, todos los centros pisan el acelerador para ultimar la puesta a punto de cara al lunes. El grado de nerviosismo varía. «Vamos a salto de mata. Nos van cambiando las instrucciones, también porque la situación sanitaria evoluciona. En mi centro hemos logrado disminuir ratios y vamos a hacer los grupos más estables posibles. Eso implica que los alumnos no se moverán mucho pero los profesores sí», cuenta Adela López.
Sí que impera, en líneas generales, un cierto tono crítico. «En gran medida todo va a depender de la capacidad de reestructuración de cada centro. Los profesores que han llegado no son suficientes para hacer desdoblamientos. En mi centro las ratios se cumplen pero no sabemos nada de esos ordenadores que han comprado y que tienen que llegar», cuenta Ana Lafuente. En Campclar, las tablets sustituyen este curso a los libros y, con un formato semipresencial, se va conseguir reducir la ratio y, por tanto, minimizar riesgos. «Creo que la dotación de profesores es escasa y la previsión ha fallado», reconoce Adela. El Departament anunció el lunes 8.000 contrataciones, entre ellas 5.300 profesores en toda Catalunya, una cifra juzgada como insuficiente por diferentes sectores.
Juan Carlos Feijoo, portavoz en Tarragona del sindicato USTEC-STEs, se muestra muy crítico con una vuelta al cole que ve con muchas lagunas y que, sobre todo, no cree que garantice ni la seguridad de los alumnos ni la de los profesores: «El sentir que tenemos es de nerviosismo total, inseguridad y miedo». Para Feijoo, la clave es que «no se han implementado las medidas adecuadas», ya que «no se ha invertido lo suficiente y eso provoca que no nos sintamos seguros». Feijoo critica que el protocolo que se ha diseñado no es lo bastante seguro, ya que no han llegado los medios: «El Departament cree que con el protocolo que ha diseñado ya es suficiente, pero lo cierto es que no se está cumpliendo. No se ha aumentado lo suficiente el profesorado ni se han habilitado espacios extras para clases a grupos más reducidos».
Las sensaciones son diversas. Hay ganas de volver y empeño en que todo salga bienMás allá de la falta de personal, Feijoo también considera que la inyección económica que lleva reclamando la educación desde hace años no llega y ahora en un contexto aún más crítico tampoco: «Nosotros antes de los recortes pedíamos una inversión de 1.700 millones de euros y solo nos han dado 370. La falta de inversión es lo que imposibilita la implementación de un plan de seguridad absoluto».
Otro de los aspectos que genera inseguridad es la amenaza a la que se van a exponer los docentes que son considerados personas de riesgo: «Es muy preocupante el hecho de que no haya un plan para las personas vulnerables. Hay más de 12.000 profesores que son personas de riesgo y que van a ir a trabajar sin estar totalmente seguros».
Presencial, pero con seguridad
Respecto a la posibilidad de que los colegios tengan que cerrar y dar paso a la enseñanza ‘on line’, Feijoo es contundente: «Queremos una enseñanza presencial, pero siempre con seguridad. No creemos en modelos híbridos, ya que lo único que generarían es una mayor brecha entre los alumnos». Por último, el portavoz sindical muestra su preocupación a nivel personal y de su entorno: «Claro que hay miedo de contagiar al entorno y sobre todo de la situación que vas a vivir y que vas a tener que hacer, ya que no hay un protocolo del todo establecido. Las consecuencias de un positivo pueden ser muy complicadas para los colegios y el entorno».
Una visión distinta y más optimista traslada el profesor de Secundaria de la Salle Torreforta, Joan Sala, que cree que la vuelta al cole no será fácil, pero se sacará adelante: «Las sensaciones son de máxima confianza en el equipo directivo. Sabemos que será un año complicado en el que pesará la seguridad por encima de todo, pero lo que se tiene que buscar es que los niños estén seguros y tenemos que ser conscientes de que han pasado por un periodo traumático. El objetivo es hacer que recuperen la confianza en el colegio».
El profesor tarraconense apuesta por actuar con tranquilidad si aparece un positivo entre el alumnado o el profesorado: «Yo creo que contagios habrá porque el riesgo cero no existe y eso conviene que todos lo tengamos claro, pero es que ni en los colegios, ni en los supermercados, ni en ningún lugar. Eso sí, sabemos los pasos que tenemos que seguir en caso de que haya un caso». «Sabemos que va a haber positivos, así que intentaremos gestionar la situación lo mejor posible cuando llegue», aporta Adela.
En todo caso, Sala muestra su preocupación por las consecuencias que puede desembocar en una familia el positivo de un alumno: «A mí lo que más me preocupa de un posible contagio son los problemas que puede generar en el ámbito social y laboral para los familiares». Respecto a la posibilidad de que los colegios cierren, el profesor de la Salle Torreforta se muestra escéptico: «Yo creo que no cerrarán los colegios, lo que sí que habrá clases que tendrán que irse a casa, pero colegios enteros no creo que cierren. Si sucede nunca hay que perder la perspectiva, en Francia han cerrado 20 escuelas, pero eso no representa ni un 1%».
Por último, Joan Sala habla con sinceridad de su situación personal y el riesgo de contagiarse y de los cambios que va a provocar el inicio de las clases para proteger a su entorno: «Sinceramente no se me pasa por la cabeza. Lo que sí que haré será reducir las visitas a mis padres, aunque eso es algo que ya he hecho desde que comenzó la pandemia».
«Se está improvisando»
Noé Muñiz, profesor en el Institut Domènech i Muntaner de Reus, admite su sufrimiento ante el inminente regreso: «Lo vivo con preocupación y angustia, como padre de tres niños y como docente». Muñiz es muy crítico con el despliegue en el curso de la Covid-19: «No se ha hecho el trabajo que se debería hacer, no ha habido un plan adecuado. Se está improvisando, confiando en la buena voluntad de los profesionales y pidiendo confianza a los padres. Pero yo no tengo una sensación de seguridad».
Muñiz apunta a «carencias que vienen desde arriba»: «Venimos pidiendo contratación de profesores desde hace tiempo pero evidentemente eso implica dinero. Este era el momento de invertir. Si en una situación como esta no lo hacemos, ¿cuándo será?». Muñiz denuncia que «quedan muchos centros que no pueden cumplir con las ratios» y «la logística de hacer clases al aire libre es difícil». Para Muñiz, quedan numerosas asignaturas pendientes: «Contratar más personal es una manera de conservar una cierta calidad de la educación y también de mantener las distancias adecuadas en el aula. También haría falta extender la jornada intensiva en Primaria, lo que reduciría mucho el riesgo de contagios, y no se hace».
«No se ha querido planificar el curso en condiciones. El Departament lo ha dejado todo en manos de directores, maestros, profesores y AMPAS. No se ha contratado al profesorado necesario y no se han buscado espacios. Las ruedas de prensa del Departament no coinciden con la realidad. Hay grupos de 30 y 35 en Tarragona», indica Marta Minguella, desde la CGT.