Un hombre que caminaba de madrugada por la Rambla de Ponent de Campclar levantó las sospechas de una patrulla de los Mossos d’Esquadra ya que, al detectar la presencia policial, intentó esconderse. En aquellos momentos, los agentes desconocían que habían localizado al sospechoso de un butrón cometido en una nave de una empresa situada en el Camí Vell de Salou, en Tarragona.
A las dos y media de la madrugada, la patrulla hacía su ronda por la mencionada rambla. Al llegar casi a la incorporación a la antigua carretera N-240, los agentes vieron a una persona que, al detectar el vehículo policial, se escondía detrás de unos arbustos.
Los policías bajaron del vehículo para realizar comprobaciones. En la acera, cerca de donde se había escondido el sospechoso, encontraron una bolsa y un carrito de la compra de color azul.
Los agentes identificaron al sospechoso, un hombre de 32 años, que presentaba heridas en la parte delantera de las piernas. Comprobaron qué había en las bolsas y vieron que eran cajas con material de cocina. También había unas botellas con la inscripción de una empresa cercana. El hombre no dio una respuesta coherente sobre el origen que aquellos objetos.
La patrulla acudió a la empresa, situada a unos 300 metros. En el perímetro no se veía nada forzado, tampoco en las puertas. Como no podían hacer gestiones con el responsable y tenía identificado al sospechoso –en aquellos momentos desconocían que el material era robado–, lo dejaron ir, aunque intervinieron el género a la espera de poder seguir con las gestiones.
Los agentes tuvieron conocimiento a lo largo de la madrugada de que el dueño de la empresa había presentado denuncia. Le llevaron los objetos decomisados y los reconoció como de su propiedad.
A las siete de la tarde del mismo día, otra patrulla detuvo al sospechoso en la misma Rambla de Ponent. Ya había sido arrestado una quincena de veces, la mayoría por delitos contra el patrimonio. Las últimas detenciones eran de julio y agosto.
El autor de los hechos hizo un agujero de unos 16 metros cuadrados en el techo de la nave, a unos seis metros del suelo