Sí, las tareas de un forense van más allá de las muertes. Mucho más. Los inputs ficticios y hollywoodienses desvirtúan un trabajo que también tiene una vertiente social y de acompañamiento. Se encarga de remarcarlo la subdirectora del Institut de Medicina Legal i Ciències Forenses, Inés Landín: «La gente cree que solo hacemos autopsias y, nada más lejos de la realidad, ya que últimamente la medicina forense ha tendido más a la especialización».
Y es que los exámenes post mortem engloban apenas el 5% de su trabajo, a pesar de que son la parte que más trasciende. Globalmente, las funciones de un médico forense comprenden el auxilio a jueces, fiscales y tribunales mediante la elaboración de informes periciales del ámbito clínico y también de autopsias, que forman parte de la subdivisión de patologías.
«La gente cree que solo hacemos autopsias y, nada más lejos de la realidad, ya que últimamente la medicina forense ha tendido más a la especialización», Inés Landín, subdirectora del Institut de Medicina Legal i Ciències Forenses en Tarragona
Landín diferencia las tareas que pueden estar programadas de por sí de aquellas que surgen en los días de guardia: «En ese caso, estás a la expectativa de lo que te soliciten los juzgados».
Una de esas solicitudes puede ser realizar el reconocimiento y el levantamiento de un cadáver. Lo primero que debe hacer el forense en este caso es desplazarse con la mayor celeridad posible hasta el lugar de los hechos, que seguidamente inspeccionan junto a los Mossos d’Esquadra.
La primera orientación es la hora del fallecimiento –que se sabe por las investigaciones del escenario (hablando con el vecindario, buscando pruebas como tiques de compra o periódicos, observando el cadáver...)– y si se trata de una muerte natural o violenta.
«Las autopsias son procedimientos muy limpios, no llenos de sangre como mucha gente puede imaginar», Inés Landín, subdirectora del Institut de Medicina Legal i Ciències Forenses en Tarragona
Estas últimas suponen el 40% de los casos y se dividen en tres tipos: la accidental, que puede surgir por una desgracia de tráfico o laboral; la suicida, que se da cuando suceden estos casos, y la homicida, cuando se ve implicada una tercera persona.
Sin embargo, hay ocasiones en las que se torna imposible saber de forma inmediata si la muerte es natural o violenta. Son las llamadas ‘muertes indeterminadas’: «Lo que se hace en el lugar de los hechos no es dar la causa, sino que tan solo se ofrece una orientación para que el médico forense que haga la autopsia [que no tiene por qué ser el mismo] tenga toda la información posible», apunta Landín.
Posteriormente, se efectúa la autopsia propiamente dicha, con la colaboración de un técnico especialista en anatomía patológica –ambos vestidos con el EPI completo–, que es quien se encarga de abrir el cadáver y de la extracción de los órganos para que el médico los analice: «Son procedimientos muy limpios, no llenos de sangre como mucha gente puede imaginar», admite Landín.
¿Cómo se llevan a cabo? Tienen lugar en el tanatorio municipal, que alberga las salas hasta que la Ciutat de la Justícia sea una realidad. Las de Tarragona están bastante menos equipadas que las de Barcelona: son espacios donde impera la mesa –antes de mármol y ahora de acero– y en los que hay material similar al de quirófano.
«Hacemos análisis de toxicomanías y de internamientos involuntarios en centros psiquiátricos, reconocimientos a personas con lesiones por peleas o accidentes laborales, a víctimas de accidentes de tráfico...», Inés Landín, subdirectora del Institut de Medicina Legal i Ciències Forenses en Tarragona
La subdirectora comenta que «primero, se lee el informe del levantamiento». Destaca la importancia de controlar las emociones: «Tienes que saber dónde poner el límite para que lo que ves no te afecte en tu vida diaria, aunque, gotita a gotita, va calándote». Esa empatía que Landín pone sobre el tapete es especialmente necesaria cuando hay que hablar con familias: «Lo que más impacta es cuando se trata de niñas o niños».
Contra la falsa creencia
Otra de las actuaciones de los forenses es la intervención en una agresión sexual que tiene lugar en un centro hospitalario: «Nos desplazamos y efectuamos la exploración junto con el ginecólogo o el pediatra de guardia».
Por otra parte, Landín indica que, durante las guardias, «puede haber tareas como llevar a cabo un reconocimiento o una valoración psiquiátrica a un detenido».
Los reconocimientos forman parte también del segundo tipo de funciones de los forenses, las que están agendadas: «Hacemos análisis de toxicomanías y de internamientos involuntarios en centros psiquiátricos, reconocimientos a personas con lesiones por peleas o accidentes laborales, a víctimas de accidentes de tráfico...».
«Llegas a dar clases y los alumnos te preguntan ‘cuando no haces autopsias, ¿qué haces?’», Inés Landín, subdirectora del Institut de Medicina Legal i Ciències Forenses en Tarragona
«Llegas a dar clases y los alumnos te preguntan ‘cuando no haces autopsias, ¿qué haces?’», afirma la subdirectora para ejemplificar la falsa creencia que aún existe y que «es muy difícil de erradicar».
Influyen mucho la ficción y la literatura popular, además del morbo social. Landín cuenta una anécdota: «Me tocó ir a un levantamiento y había gente, incluso un niño, asomada a los balcones mirando como si fuera un espectáculo».
La apuesta de la Administración apunta a la visibilización de todas las otras tareas de los forenses. Es por ello que se han creado las Unidades de Valoración Forense Integral (UVFI), que posibilitan la entrada de psicólogos y de trabajadores sociales.
Otros retos pasan por la digitalización, la reducción de la burocracia y la mejora de los equipamientos. Queda claro, pues, que ser forense es mucho más que ir de autopsia en autopsia.