(Viene de: Expertos hacen un balance del año en una mesa redonda (I))
Llegó el otoño, y especialmente el invierno y la Navidad, y la incidencia del virus, su propagación, y el número de contagios y de muertes se dispararon. Se había hablado mucho de los errores que no teníamos que volver a repetir, pero lo cierto es que la Covid-19 volvió a descontrolarse. ¿Por qué ocurrió esto? ¿Las restricciones de Navidad no fueron las correctas? ¿Hasta qué punto nuestro sistema sanitario ha quedado tocado después de la segunda y la tercera ola?
Josep Lluís Domingo tiene muy claro que «no seré yo quien critique a la Generalitat, porque nuestros representantes han hecho lo que buenamente han podido, y mucho más. Esto es un problema general porque si vas mirando las informaciones de otros países, más o menos los resultados son parecidos, independientemente de los esfuerzos que se hayan hecho. Por ejemplo, Francia, que lleva mucho tiempo con bares cerrados y un toque de queda a las 6 de la tarde, o Alemania, donde las cifras de contagios y muertos son muy parecidas a las de España».
El catedrático en Toxicología y Salud Medioambiental aprovecha para lanzar al aire algunas incógnitas: «Yo me quedé bloqueado mentalmente en abril del año pasado porque para mí la clave de todo lo que podía venir después era saber de dónde había salido este virus. Si tantas posibilidades había de que esto pasase, cómo es que hacía 100 años que no teníamos una pandemia de estas características. El profesor y premio Nobel Luc Montagnier dijo que esto era un virus manipulado en un laboratorio. Después piensas que surgió en Wuhan, que es donde está el Centro de Investigación Virológica mas importante de China. Y si después ves también que –aunque parezca una teoría conspiratoria– no ha muerto ningún médico joven, de 30 y pico años, durante la pandemia en acto de servicio, excepto el que dio el aviso en China que tenía esta edad y murió, todo esto te da qué pensar».
Medidas restrictivas
Mireia García-Villarrubia recuerda que «en Navidad me entrevistaron en una radio y me preguntaron, como vicepresidenta del Col·legi de Metges de Tarragona, qué pensaba de las restricciones, e hice unas declaraciones muy duras diciendo que las restricciones no tenían que levantarse por las fiestas de Navidad. Teníamos que seguir siendo responsables, porque ya habíamos tenido el ejemplo del verano, cuando abrimos y vimos que la ciudadanía, por sí misma, no tenía la suficiente información para parar los contagios, y por eso nosotros hablábamos de que estábamos con unos datos malísimos».
No obstante, esta médico de familia reconoce que «la ciudadanía estaba muy cansada y venían las fiestas de Navidad y todo el mundo tenía la necesidad de ver a los suyos, y eso pasó mucha factura».
Una vez superada esta tercera ola, García-Villarrubia hace una radiografía del cuál es el estado de las consultas. «Es muy triste, porque muchas personas te explican que están tristes, que esto ya dura demasiado tiempo, que les está costando mucho ver a sus familiares cercanos. Hay gente mayor que no puede ver a sus hijos o nietos, o personas mayores que no conocen a sus nietos que han nacido en pandemia. Y todo esto te lo dicen con lágrimas en los ojos. Otros te explican sus problemas económicos, cómo afrontan el día a día, que no trabajan, etc.», comenta la vicepresidenta del Col·legi de Metges de Tarragona. Por eso, los médicos «estamos cansados, no sólo físicamente sino sobre todo psicológicamente».
Cansancio en la población
Conrad Casas traslada este cansancio también a la población, ya que «la situación dura ya muchos meses. Llegó la Navidad y a todos nos gusta la celebración, por lo que surgió el debate de qué hacer. Pero creo que el debate siempre ha estado sesgado porque la gente no ha estado lo suficientemente informada. Por eso, la pregunta que nos teníamos que hacer en Navidad, o ahora en Semana Santa, es si nos podemos permitir volver a sufrir todo esto, con la situación que tenemos en los hospitales y con las cifras epidemiológicas que tenemos».
Casas explica que «la tercera ola nos cogió con que aún no habíamos desescalado de la segunda, tanto a nivel de Primaria como hospitalaria. Aunque las olas eran cada vez más suaves, la situación también era más complicada, lo que provocaba que tenías que mantener las medidas restrictivas, aunque fuese difícil explicárselo a una ciudadanía que ya está cansada».
Problemática emocional
Imma Solé parte de la base de que «lo que hemos querido hacer desde un principio era que muriese la cantidad más pequeña de gente. Las medidas buscaban esto, que la afectación redujese el máximo posible la gente que podía morir. El problema es que es muy difícil encontrar el equilibrio entre estas medidas y lo que estas provocaran. Además, en Navidad existía una problemática emocional y es muy difícil gestionar estas necesidades emocionales y sociales con las restricciones. Esto se juntó con un cansancio de meses por parte de la población, en una situación de desgaste».
El futuro (¿qué hemos aprendido de esta pandemia?)
La llegada de las vacunas ha abierto un halo de esperanza hasta ahora inexistente. Pero las preguntas también son muchas a la hora de pensar en el futuro. ¿Qué tendríamos que haber aprendido de esta pandemia? ¿Habría que invertir más en investigación y en nuestro sistema sanitario? ¿Estamos preparados para hacer frente a nuevos virus que puedan llegar?
Josep Lluís Domingo es muy crítico con la gestión que se está haciendo desde Europa de la distribución de las vacunas. Este investigador de la URV se siente «decepcionado porque las están retardando. Al final acabas pensado que detrás hay oscuros intereses económicos. Cuando Europa aprobó la de Pfizer, Moderna o AstraZeneca, si Estados Unidos e Inglaterra, las dos primeras potencias mundiales en desarrollo de fármacos, ya las habían aprobado desde hacía tiempo, ¿por qué la Agencia Europea del Medicamento tuvo que tardar un mes en hacerlo, cuando cada día que pasa hay una serie de muertos? Se creó una Agencia Europea del Medicamento donde hay cargos con unos sueldos fantásticos que ahora se tienen que justificar».
Estado de guerra
Por eso, Domingo pide que «si estamos en un estado de guerra, ¿por qué no actuamos como tal? Si tenemos la herramienta esencial, que es la vacuna, actuemos como en un estado de guerra. En la guerra civil, las fábricas de pintalabios fabricaban balas. Catalunya tiene una gran infraestructura de laboratorios, pero estamos con que si la patente es de los señores de AstraZeneca y no se la podemos quitar. Si yo estoy en estado de alarma y en toque de queda, a una farmacéutica también le pueden expropiar la vacuna».
Por su parte, Mireia García-Villarrubia comparte esta visión crítica de Domingo, aunque también recuerda que «en este año hemos avanzado en cosas y hemos aprendido mucho a lo largo de la pandemia. Al principio diagnosticábamos por teléfono y ahora tenemos los TAC, las PCR, etc. También es importante destacar la red que hemos sido capaces de crear entre diferentes servicios. Los médicos de Primaria hemos hablado mucho con Trabajo Social, ayuntamientos... Nuestros CAP han hecho más salud comunitaria que nunca, los ayuntamientos han cedido espacios para vacunación, cribajes con Protección Civil, etc.
Educar a los niños
Por último, esta médico de familia destaca «la importancia que tiene la educación en la edad primaria. Todos hemos visto la capacidad que han tenido los niños de adaptarse a las cosas. Educando a la población infantil conseguiremos una mejor ciudadanía para próximas pandemias y próximas situaciones. Pensábamos que cuando los niños estuviesen en el patio se quitarían la mascarilla, y ni mucho menos ha sido así».
Respecto a la problemática de las vacunas, Conrad Casas coincide también con Domingo en que «si la revisión de las vacunas ha pasado por las autoridades norteamericanas e inglesas, ¿ahora tiene que pasar por la Europea? Creo que podríamos ser bastante más rápidos, porque no se trata de hacer nuevas investigaciones, sino de revisar lo que ya se ha hecho. Este tema también lo estamos viendo en la vacuna y en el debate de la de AstraZeneca y la limitación a no de ponerla a los mayores de 55 años. Todos los países de nuestro entorno la han aprobado incluso por encima de los 65 y esta limitación que tenemos en nuestro país nos frena muchísimo porque la complicación logística de administración de las vacunas no os la podéis imaginar».
Casas, al igual que la doctora García-Villarrubia, piensa que se han conseguido muchas mejoras en este año, pero cree que es importante que «las consolidemos. Porque si cuando se acaben los Fondos Europeos de aquí a 2 años volvemos a la situación del 2019 esto será muy deprimente para todos los profesionales que estamos en el sistema».
Por último, Imma Solé reconoce que en este año, desde Protecció Civil han aprendido mucho en dos de los aspectos básicos en la gestión de emergencias: la coordinación y la comunicación. «Tenemos que trabajar mucho en estos dos ámbitos. La pandemia nos ha puesto a prueba y nos ha hecho reflexionar en muchos temas y está claro que, cuando esto pase, cambiaremos nuestra forma de trabajar», explica la subdirectora general de Coordinació i Gestió d’Emergències de Protecció Civil.
No obstante, también admite que «hay que seguir trabajando en el aspecto de la comunicación: a la gente no hay que hacerla responsable, sino que tenga conocimiento para que también pueda ayudar en la gestión. Este conocimiento les da capacidad para poder autoprotegerse».