Eudald Carbonell: «Debemos detener la globalización de la especie»

El investigador y catedrático explica que antes de la Covid-19 ha habido avisos ‘que nos indican que estamos en el horizonte de los acontecimientos’

20 mayo 2020 14:15 | Actualizado a 20 mayo 2020 16:37
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Eudald Carbonell es un referente internacional en el mundo de la arqueología. Catedrático de Prehistoria de la Universitat Rovira i Virgili (URV), es investigador del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) y codirector del Proyecto Atapuerca. Entre sus publicaciones figuran Planeta Humano, La conciencia que quema o el último, Hazte Humano.

Una de las primeras plagas de las que se tiene conocimiento es la de Atenas en el año 430 a. C, ¿tienen constancia a través de la arqueología de algunas anteriores?
Sí, hay. La Yersinia pestis, una bacteria. Parece que se ha identificado en algunos yacimientos de finales del neolítico y principios del bronce. La socialización de las economías de pastoreo y agrícolas produjo crecimientos demográficos muy importantes y hace 5.700 años en zonas de centroeuropa ya se constata la existencia de una gran pandemia que pudo mermar entre un 30-60% esta población. Después hay otra en el 4.700, por ejemplo.

¿Alguna especie prehistórica desapareció a causa de un escenario similar?
No tenemos constancia de la extinción de una especie prehistórica humana por una pandemia. Ahora bien, es probable que de existir pandemias en la antigüedad prehistórica también hubieran contribuido a colapsos en algunas de las regiones donde habitaban especies humanas. En los espacios donde no se pierde diversidad y hay poca carga demográfica es más infrecuente que se produzcan estas enfermedades.

La Covid-19 ha actuado produciendo una fuerte selección entre los humanos, afectando mucho más a las personas mayores y en el final de su proceso vital.

¿Estamos sufriendo un colapso?
Efectivamente. Hay toda una serie de avisos que nos indican que estamos en el horizonte de los acontecimientos. Y esto quiere decir que un conjunto de actuaciones y acciones humanas equivocadas pueden poner en peligro la cohesión de nuestra especie. Es decir, ya la están poniendo en peligro. Si no hay una redistribución de energía en el planeta, el colapso será irreversible.

¿Colapso significa extinción?
No. Colapso es pérdida de cohesión y desestructuración, lo que conlleva a sufrimiento y pérdida de vidas. Extinción es la desaparición de todos los individuos de una especie.

La socialización de la revolución industrial puede que nos costara 200 millones de muertos con las dos guerras mundiales de forma directa o indirecta.

La Peste Negra, en la Edad Media, es la que más vidas se ha cobrado hasta el momento, con 200 millones de personas, ¿qué significa una crisis de estas características para los habitantes del planeta?
Efectivamente, la Peste Negra en el siglo XIV (1537-41), fue una descarga demográfica importantísima en el continente euroasiático, sobre todo en el apéndice europeo. Había habido a partir del siglo XII un gran incremento de población y, por lo tanto, una recarga muy importante del sistema demográfico con grandes zonas de bosque eliminadas para el cultivo. La pandemia cortó el crecimiento exponencial que se estaba produciendo en algunos lugares del planeta.

¿Cómo transformaron las sociedades a partir de ahí?
Después de esta crisis tan importante, en Europa se generan las condiciones para su posterior organización y desarrollo concretadas en el Renacimiento, la ciencia, y como consecuencia la revolución industrial, a finales del siglo XVIII y XIX.

¿Qué papel juega la selección natural en toda esta crisis de la Covid-19?
La selección natural es la que regula los sistemas vivos en el planeta. También esa molécula, la Covid-19, ha actuado produciendo una fuerte selección entre los humanos, afectando mucho más a las personas mayores y en final de su proceso vital. No ocurrió lo mismo con la gripe española, que causó más estragos sobre todo entre personas jóvenes. Se debe tener en cuenta también que a principios del siglo XX la población no estaba tan envejecida como la actual.

Es importante la hipervinculación entre investigadores y la capacidad de producción de unidades de medicamentos que permitan atender a toda la población humana

Usted habla de que hace unos años tuvimos las primeras advertencias en el planeta, ¿a qué se refiere?
Hemos tenido varios tipos de advertencias como consecuencia de una globalización de pies de barro. La socialización de la revolución industrial puede que nos costara 200 millones de muertos con las dos guerras mundiales de forma directa o indirecta. Otro ejemplo es que nuestra intervención en el cambio climático puede salirnos muy cara. Pero la socialización de la revolución científico tecnológica es la que puede provocar una descarga demográfica más importante, como ocurrió con la revolución industrial.

Antiguamente las calamidades se atribuían a los dioses… ¿Qué cree que puede hacer esa tecnología en este siglo XXI por nosotros?
Obviamente la revolución científico tecnológica nos dota de unos medios muy distintos a los que disponían los grupos humanos antiguos. El más efectivo es la producción de medicamentos, de vacunas, que alivien esta enfermedad o que la eviten. En esto es importante la hipervinculación entre investigadores y la capacidad de producción de unidades de medicamentos que permitan atender a toda la población humana. Tenemos que estar preparados para posibles nuevas pandemias.

Porque a pesar de la tecnología, la naturaleza nos ha vuelto a sorprender.
Pero por primera vez los humanos nos hemos empoderado y hemos plantado cara como especie a la selección natural. Pienso que esto es muy importante, porque se ha incrementado nuestra conciencia crítica de especie.

Si no somos capaces de plantear nuevas formas de adaptación, la evolución hará su camino y éste puede estar lleno de sufrimiento.

¿La puede definir?
La conciencia crítica de especie es un mecanismo que está por encima de otro tipo de conciencias (la individual y la de clase). Es la consecuencia de la evolución humana, es decir, de la humanización, y se basa precisamente en la conciencia operativa, o sea, en cómo los humanos nos organizamos a partir de nuestra inteligencia social.

¿Actuar con conciencia de especie significa actuar todos a una contra el virus?
Probablemente una demostración de nuestra capacidad de adaptación y supervivencia como animales conscientes ha sido la colaboración de todos los países del mundo a través de sus gobiernos en la lucha para evitar más muertes como consecuencia de esta molécula.

Teniendo en cuenta esa gestión mundial, ¿a qué nos aboca la pandemia?
Nos aboca a detener la globalización, es decir, la uniformización de nuestra especie en el planeta y empezar la planetización, que es el mantenimiento de la diversidad de las conductas, de las culturas diferentes que existen hoy en día, hacia la interdependencia y el incremento de sociabilidad.

La conciencia crítica de especie se basa precisamente en cómo los humanos nos organizamos a partir de nuestra inteligencia social

¿La planetización es una de las soluciones?
Sí. Planetización significa interdependencia y planificación consensuada de todo tipo de mecanismos, que nos permiten anticipar los procesos futuros para tener protocolos de tipo universal.

¿Cree que como especie aprenderemos alguna cosa de toda esta situación?
Dicen que los humanos somos los únicos animales que tropezamos con la misma piedra. Tenemos que pensar que estas piedras que nos vienen en el camino son muy importantes, y que si no somos capaces de plantear nuevas formas de adaptación, la evolución hará su camino y éste puede estar lleno de sufrimiento.

 

El futuro
Decálogo de propuestas

Además de incrementar la conciencia crítica de especie, Eudald Carbonell aboga por una serie de medidas.

«El confinamiento nos ha hecho entender que necesitamos una rápida socialización de la tecnología», comenta el catedrático.

De la misma manera, se debe incrementar la sociabilidad de la especie. «Significa aumentar la capacidad de ser complementarios en la construcción de las formaciones sociales en el planeta. Es decir, no aumentar la competitividad, sino la competencia de la especie».

Que desaparezcan los líderes, las jerarquías primate. «Y todo ello en beneficio del equilibrio social y ecológico del planeta y la desaparición de las clases sociales como motor histórico. El capitalismo es un sistema anacrónico y fósil y no soluciona los problemas que genera. Debemos contribuir a su extinción para que no colapse la especie».

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