No fue un 8 de junio cualquiera, aunque lo cierto es que últimamente ha habido muchas fechas que van a quedar en el recuerdo. Ayer fue un lunes muy importante en muchas provincias de toda España, entre ellas Tarragona. Lo fue porque se entró en una fase 3 que acerca un poco más a la sociedad a una antigua normalidad que tanto se añora. Cada vez son más de las libertades de las que se disfrutan, aunque eso sí, el coronavirus sigue presente y eso provoca que haya que ir con mucha cautela.
Ayer fue el primer día para muchos gimnasios de la provincia. Algunos centros deportivos ya llevaban abiertos desde la fase 2, pero la mayoría decidieron esperar a la fase 3, ya que algunas de las restricciones bajan su nivel de exigencia. La más importante es que ayer en los gimnasios ya podía haber hasta un 50% de aforo, una cifra que hasta el domingo bajaba hasta el 30% en su totalidad.
Otras de las medidas es una aumento de la higiene y desinfección en aparatos y mancuernas. Ademas, todas las máquinas estarán separadas por los dos metros que marcan la distancia de seguridad. Algunos gimnasios incluso tienen detectores de temperatura. Por último, una de las medidas reinas es que los vestuarios ya estaban habilitados en muchos centros deportivos y ya se podía duchar en ellos, algo que en fase 2 estaba totalmente prohibido.
Uno de los muchos centros que reabrieron ayer sus puertas fue el gimnasio BefitReus, que ya tenía todo listo desde hace semanas. Por fin llegó el día de la reapertura y lo cierto es que las sensaciones no pudieron ser mejores. Martín Pagliano es el Club Manager de este gimnasio y en pleno ecuador del primer día de apertura en fase 3 atiende al Diari para confirmar que todo está yendo sobre la marcha y sin sobresaltos. Es un día de reencuentros y felicidad.
«Se ha notado la diferencia de poder tener un aforo mayor y con la apertura de las duchas hay gente que se ha animado a venir al gimnasio. Era un servicio que se echaba de menos», explica el trabajador del gimnasio reusense.
La nueva normalidad obliga a seguir una serie de normas y restricciones impuestas por el gimnasio, aunque ya interiorizadas desde el primer día por los clientes. «La gente entra con su sistema de seguridad, con mascarilla… intentamos mantener la distancia de seguridad, el aforo de las clases dirigidas es de 20 personas y haremos más ya que antes teníamos clases de entre 40 y 50 personas», relata Pagliano. A lo que añade: «La gente limpia su aparato antes y después del uso, aunque nosotros cada 45 minutos también hacemos una limpieza general».
Nuevos hábitos
Otro de los hábitos que más han cambiado son los saludos entre usuarios y trabajadores del gimnasio. «Los monitores tienen ganas de dar abrazos a clientes conocidos, pero saben que no es posible. Tenemos que saludarnos con el codo, como se suele hacer ahora».
Por último, el Club Manager del Befit Reus se muestra muy optimista con el futuro en los próximos meses de unos gimnasios que cada vez estarán más cerca de regresar a la antigua normalidad. «Esto es una reeducación a nivel social. Si todos tomamos conciencia y nos adaptamos a la normativa yo creo que de cara a septiembre podremos tener un aforo como antes».
Marcos fue uno de los usuarios que acudieron ayer al gimnasio Viding de Tarragona que ayer también abrió sus puertas después de muchas semanas cerrado. «Necesitaba volver al gimnasio y poder hacer ejercicio físico en un entorno social. Estaba cansado de salir a correr solo o entrenar en casa», comenta el usuario del centro deportivo tarraconense.
«Yo veo bien las medidas de seguridad. Es cierto que toca adaptarse y no resulta sencillo, pero si no hubiera normas en el centro como las que hay seguramente no vendría», añade Marcos. Preguntado sobre las sensaciones tras el primer día responde: «He sentido algo de nervios después de tanto tiempo sin entrenar con más gente».