«Ahora somos más ojos los que miramos», resume Nuria Vernet respecto al trabajo que está haciendo la mesa local contra la mutilación genital femenina de Tarragona. Cuenta que la red se constituyó hace un año, justo después de encontrarse con un caso concreto que se presentó en la ciudad y en el que, finalmente, se consiguió evitar la ablación.
Explica Vernet, quien ejerce como coordinadora de la red, que actualmente hay empadronadas en la ciudad 167 niñas y adolescentes de 0 a 14 años (la edad de mayor riesgo) cuyas familias provienen de países donde se practica la mutilación genital femenina.
El trabajo de la mesa consiste en hacer seguimiento de la situación de estas niñas. La primera fase, además de identificar a las familias, es de concienciación; hacer que conozcan los graves riesgos que para la salud física y mental implica esta práctica. Las consecuencias van desde traumas para toda la vida hasta infecciones, dolor y riesgo durante el parto, y muerte, entre muchos otros.
La segunda misión es permanecer vigilantes en el momento en que las niñas viajan a sus países de origen, porque es la situación en que se corre más riesgo de que sean sometidas a la operación.
La mesa local se constituyó dentro de la Comisión de Seguimiento de la Violencia Machista y, a pesar de su corta andadura, ya fue galardonada a finales del año pasado con el Premio Meninas que reconoce iniciativas en este ámbito en toda España.
Documento de compromiso
Valga recordar que en Catalunya existe un protocolo para evitar la ablación que implica que las familias que van a viajar a estos países firman un documento donde se comprometen a no practicar la ablación a sus hijas. Además las someten a una revisión médica antes y después del viaje.
Aunque algunas familias son reacias a pasar por el proceso, Vernet reconoce que este documento también sirve de argumento de persuasión. Con el papel en la mano, los padres pueden explicar en sus comunidades de origen que se han comprometido a no practicar la ablación a sus hijas y hacerles ver que en España es un delito penal que se castiga con prisión. «Si las abuelas, que son muchas veces las que practican la operación, presionan, los padres tienen más argumentos», señala.
Si las familias se niegan a firmar el compromiso informado en el Centro de Atención Primaria, CAP, entonces son los Mossos d’Esquadra quienes se encargan de mediar con los padres y explicarles el protocolo. En caso necesario se puede llegar a la retirada del pasaporte.
Desde que funciona la mesa de coordinación en Tarragona todas las familias han firmado el documento.
Una de las novedades de la mesa de Tarragona es el trabajo coordinado ya no sólo del personal sanitario, sino del resto de profesionales que puedan estar en contacto con las familias.
Así pues, participan, además de representantes de los centros de atención primaria de la ciudad y el Hospital Joan XXIII, representantes de Serveis Socials Municipals, de las escuelas y llars d’infants, de Serveis Socials Municipals, la oficina municipal de inmigración y representantes de las unidades de atención a la víctima de la Guàrdia Urbana y Mossos d’Esquadra. De esta forma, apunta Vernet, hay más oportunidades para ponerse en marcha cuando en la escuela se sabe que la familia marchará de vacaciones a su país, o, por ejemplo, si se establece una relación de confianza con los técnicos de Serveis Socials, y los padres terminan hablando sobre el tema.
A partir de aquí se miran indicadores como por ejemplo que la madre o hermanas mayores de las niñas hayan sido sometidas también a la mutilación genital.
Ana Santos, concejal de Serveis Socials, explica que es importante trasladar la idea a la ciudadanía de que, además de los servicios de salud, es la ciudad entera la que está vigilante para que estos casos no se produzcan «porque es una de las formas más aberrantes de violencia de género».
El siguiente paso en la coordinación es la elaboración de una guía para profesionales que ya se ha realizado y que editará el Ayuntamiento. Se distribuirá en febrero a propósito del Día Mundial de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina que se celebra el seis del mes que viene.
La operación: 200 millones de mutiladas
La mutilación genital femenina es la extirpación total o parcial de los genitales externos femeninos con finalidad no terapéutica. Se practica en 29 países de África y Asia y se desconoce su origen, aunque podría remontarse al antiguo Egipto. Unicef calcula que 200 millones de mujeres la han sufrido. El Parlamento Europeo estima que 500.000 viven en Europa. Dependiendo de la etnia, puede ser un requisito para poder casarse, para conseguir una determinada posición o simplemente para ser aceptada en la comunidad. Generalmente las operaciones son realizadas sin condiciones higiénicas y sin anestesia. Puede tener consecuencias físicas inmediatas (hemorragias, infecciones o tétanos) y permanentes (dificultades al orinar, infecciones crónicas, infertilidad, fuertes dolores durante relaciones sexuales, el embarazo y el parto).