¿Qué se hace en los laboratorios de la Universitat Rovira i Virgili (URV)? Y el Institut Català d’Investigacions Químiques (ICIQ), ¿qué es? Las persona ajenas a estas instituciones difícilmente entrarán un día para saber qué hacen en sus laboratorios. Una barrera invisible que el proyecto Rambla Science quiere romper, para poner a disposición de todo el público el conocimiento que se genera en el territorio.
El director de la Càtedra Unesco Habitatge de la URV, Sergio Nasarre, ha sido uno de los principales activos en la definición de este proyecto. Según este experto en Dret Civil, este espacio se convertirá en «una revista de actualidad científica». «La idea es que la ciudadanía tenga un retorno y que pueda ver en qué se gasta su dinero, mientras que la ciencia también debe poder explicarse», dice.
Nasarre se involucró de forma altruista en este proyecto cuando el Ministerio de Fomento no concedió la ayuda del 1,5% Cultural. «Me supo muy mal, porque pensé que Tarragona es una ciudad con un potencial enorme y me dije: ¿Qué es lo que puedo hacer yo como tarraconense y como catedrático para la rehabilitación de este edificio?», explica. Y así, sin conocerse previamente, nacía una nueva relación profesional con el exconcejal responsable del proyecto, Francesc Roca.
Era a finales del mes de enero de 2018, cuando se ponía en marcha un equipo de trabajo al que en seguida se sumó Daniel Ferré, de la Oficina Regió del Coneixement, y los representantes de la URV, el Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC), el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), el Institut Català d’Investigació Química (ICIQ) y el Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV). En total un equipo pluridisciplinar que enseguida detectó que debía llamar a la puerta europea para conseguir los fondos.
El Rambla Science quiere abordar los diecisiete objetivos de desarrollo sostenible de la ONU para 2030.La memoria la redactó un equipo de hasta quince personas. El subtítulo ya es toda una declaración de intenciones: «Rehabilitación del antiguo edificio del Banc d’Espanya, para la creación de un espacio de referencia internacional de cocreación y divulgación de la ciencia y de la transferencia del conocimiento a través de la creatividad y del descubrimiento».
Diecisiete retos
Dublín tiene un centro de estas características que ha servido como fuente de inspiración. El Science Gallery de la capital de Irlanda (544.000 habitantes) es un espacio de encuentro de los ciudadanos con científicos y premios Nobel. «El día en el que fuimos un grupo de investigadores explicaban sus proyectos a un grupo de ochenta niños», describe Nasarre.
El Rambla Science quiere abordar los diecisiete objetivos de desarrollo sostenible de la ONU para 2030. Incluye retos como erradicar la pobreza, proteger el planeta, el agua y las ciudades sostenibles, entre otros. «La idea es que, cada seis meses se aborde uno de estos ítems, para que todos los visitantes se vean implicados en estos retos mundiales», certifica Nasarre.
¿Qué se encontrarán los visitantes que vayan al Rambla Science? Es una de las preguntas que se hacen los tarraconenses cuando caminan por delante del número 101 de la Rambla Nova. Lo primero que apunta Nasarre es que será «un espacio abierto». Con una superficie de 3.700 metros cuadrados, el edificio está estructurado en tres plantas y un sótano.
Con los artistas locales
En la planta de acceso habrá una zona de networking y una cafetería. Sin embargo, uno de los principales atractivos será una especie de laberinto con una línea del tiempo que permitirá conocer los principales hitos de la humanidad y en qué ha contribuido Tarragona y sus científicos. «Hay personas como Martí Franquès o científicos que, ya sea en la universidad o en cualquier de los cuatro institutos de investigación, tienen un prestigio indudable a nivel internacional y que, sin embargo, no son conocidos», lamenta el catedrático.
"La idea es que los artistas locales y del territorio se impliquen"En cuanto al subterráneo, habrá las exposiciones itinerantes, dentro del circuito mundial de Science Galleries. Serán muestras en las que podrá palparse, experimentarse y vivirse. «La idea es que los artistas locales y del territorio se impliquen por ejemplo en explicar qué es el agua a partir de cosas que no puedes encontrar en Google», apuntaba el responsable de este proyecto.
En cuanto a la primera planta, se dedicará a los investigadores de la URV –que tiene más de noventa grupos– y a los institutos, para que puedan explicar a la ciudadanía sus proyectos. Finalmente, en el piso de arriba habrá un auditorio con capacidad para 140 personas, los laboratorios polivalentes, un espacio coworking y un FabLab. Mientras que la terraza se habilitará como espacio polivalente para recepciones.
Rambla Science quiere ser una propuesta tanto para las familias, como para los adultos. Hay un target al que se pondrá especial atención. Son los jóvenes de 14 a 18 años, que están definiendo su vocación y que, muy a menudo, miran las ciencias con reticencia. «Debemos poder despertar, crear y retener talento. Ser un germen o una incubadora, ya que estamos hablando de retener a gente que aportará un valor inmenso a la ciudad y al territorio», afirmaba Nasarre. Además, piensa también en ofrecer un nuevo atractivo turístico a los visitantes. En el caso de Dublín, recibe 500.000 personas al año. Es la sexta atracción más visitada de la ciudad y genera el 10% de los nuevos alumnos del Trinity College, universidad con la que colabora estrechamente
Vinculado a un proyecto
Tan solo la rehabilitación del antiguo edificio cuesta 3.950.667,45 euros. Europa, a través de los fondos Feder, se ha comprometido con una ayuda de 1.975.333,73 euros. Y esto obliga a que en septiembre de 2021 el antiguo edificio del Banc d’Espanya deberá abrir sus puertas.
La concesión de esta partida de dos millones se conocía tras las elecciones municipales, cuando aún no se había materializado el cambio de gobierno que se hizo efectivo el pasado sábado. La ayuda va vinculado al proyecto que presentó el anterior Ayuntamiento. Cualquier iniciativa que quiera llevarse a cabo en este edificio requerirá de cuatro millones de euros, tan solo para su puesta a punto. Ahora hay el 50% de los fondos. Pese a ello, Sergio Nasarre considera que «la pérdida que supondría que el proyecto no siguiera adelante irá más allá de estos dos millones de euros».