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El auge de embarcaciones de recreo daña el fondo marino del litoral tarraconense

Los biólogos alertan de los problemas de la no regulación de esta actividad que ha ido a más. El Ayuntamiento prevé instalar boyas ecológicas desde la Punta de la Móra a Tamarit

28 agosto 2022 19:32 | Actualizado a 29 agosto 2022 07:00
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La Punta de la Móra y la Cala Fonda son un entorno natural privilegiado en los que durante el periodo estival todos los fines de semana se concentra gran cantidad de embarcaciones de recreo. A diferencia de otros municipios, en el litoral tarraconense esta actividad no está regulada, por lo que cada vez son más las voces autorizadas que piden que se tomen medidas, para intentar minimizar el impacto que supone esta actividad. «No estoy diciendo que tenga que prohibirse nada, pero Tarragona es el Far West», apunta el experto en biología marina y miembro del centro de investigación TecnoATox de la URV, Jaume Folch.

Uno de los principales problemas es que cuando los usuarios de estas embarcaciones tiran el ancla para fondear esta arrasa todo lo que se encuentra en el fondo marino y estos daños se acentúan cuando vuelven a recogerla, lo que genera un destrozo importante, que se repite cada vez que se hace esta operación. Sin olvidar que una jornada de navegación puede tener varias paradas. ¿Y qué hay en este sustrato? En algunos casos arena, pero también pueden haber campos de posidonia o cymodocea –como es el caso de la Punta de la Móra– que constituye el hábitat de numerosas especies de animales y vegetales, como algas, crustáceos y caballitos de mar. «Es un desastre que se ha revelado como un problema muy grave sobre todo en Baleares y la Costa Brava, y en Tarragona no lo es porque nadie habla de ello», añade Folch.

Dentro de los Next Generation se instalarán boyas ecológicas entre la Llarga y Tamarit

Hace cuatro años, Folch formó parte de una investigación promovida desde el Departament d’Agricultura, Ramaderia i Pesca de la Generalitat a partir de la cual se instalaron cámaras de forma temporal en la Torre de la Móra. Esta permitió aportar datos para conocer el impacto de estas embarcaciones durante los tres meses de verano. Se constató que durante los fines de semana había un promedio de entre 30 y 35 embarcaciones fondeando en este entorno cada día. El trabajo no se ha podido repetir, pero se cree que esta cifra ha ido a más, teniendo en cuenta que Catalunya tiene alrededor de 30.000 embarcaciones recreativas que básicamente se movilizan en los tres meses desde junio a septiembre.

Algunos de los municipios empezaron a instalar un sistema de boyas con un gancho, que permiten fondear sin necesidad de tirar el ancla, lo que regula esta actividad y reduce su impacto. En el caso de Tarragona, esta opción no se contempla. «De momento no hay un problema de masificación», apunta Xavi Llopart, técnico de Medi Ambient. Sin embargo, desde el Ayuntamiento se asegura que se está trabajando en un proyecto para la sustitución del actual sistema de boyas por otras de ecológicas que podrían cubrir esta función.

La actuación forma parte de los proyectos incluidos dentro del GreenBelt’26, que obtuvo una ayuda de 3,3 millones de euros, procedentes de los fondos Next Generation. En concreto, la partida destinada a dicho efecto asciende a una inversión de 119.300 euros y consistirá en la sustitución del sistema de balizas que señalizan las zonas de baño, en el tramo de costa entre el final de la Platja Llarga y Tamarit. Actualmente, estas boyas están ancladas mediante una cadena de hierro a unos muertos de hormigón, que permanecen debajo del agua durante todo el año. El problema es que estos materiales se van degradando y en algunos casos desaparecen mar adentro, a causa de los temporales. Ahora, lo que quiere hacerse es sustituir estos muertos por anclajes ecológicos, de forma que se fijen directamente en el suelo con una barrena y, mediante una boya intermedia, la cadena queda flotando, lo que evita otro problema.

«En los 100 kilómetros de costa desde Coma-ruga a L’Hospitalet de l’Infant no hay ninguna restricción»

«Lo bueno es que esto nos permitiría atacar dos problemas de una vez, ya que también podrían servir como boyas para embarcaciones», dice Llopart. Este proceso de sustitución se iniciará en este tramo de litoral, que consta como protegido dentro de la Xarxa Natura 2000. Tan solo en este ámbito hay más de cincuenta elementos de estas características que se prevé que empiecen a sustituirse a partir de 2024. La empresa que gane el concurso deberá hacerse cargo de sacar los actuales bloques de hormigón, antes de instalar el nuevo sistema. Un procedimiento que en un futuro quiere extenderse al conjunto al resto de playas.

La concejal de Medi Ambient, Eva Miguel Gascón, afirma que «desde el Ayuntamiento de Tarragona creemos que es importante que las actividades náuticas estén reguladas para minimizar el impacto en la costa, especialmente en aquellas zonas protegidas de interés natural». Y es que, más allá del problema de los anclajes, los usuarios de muchas de estas embarcaciones practican la pesca deportiva sin que haya ningún control. «El problema es que no puede ser que desde la universidad llevemos más de veinte años quejándonos e intentando concienciar a todo el mundo de que se están cometiendo irregularidades y aquí no pase nada», afirma Jaume Folch. Este recuerda que hace unos meses en la Costa Brava se activó una veda de captura de pulpos por la amenaza que sufre esta especie. «Aquí no se hace nada y todos los años se agotan, lo que pasa es que estas personas no cometen ningún delito porque en los 100 kilómetros de costa desde Coma-ruga a L’Hospitalet de l’Infant no hay ninguna restricción y estas embarcaciones pueden tirar el ancla todas las veces que quieren. Podrían pasarse una semana destrozando el fondo marítimo y nadie les diría nada», lamenta.

Folch lamenta que el actual modelo turístico de las comarcas tarraconenses es propio de «los sesenta»

Para Jaume Folch uno de los principales inconvenientes es que «no hay una estructura supramunicipal» con una «capacidad de gestión» del entorno marino. «Resulta que la única estructura para preservar el medio marino es una central nuclear, por un tema de seguridad», añade. Folch afirma que la situación de este verano a causa de la emergencia climática obliga a «tomar medidas». «Espero que cuando acabe la temporada turística podamos sentarnos a hablar del tema, porque no puede ser que en junio del año que viene volvamos a lo mismo», dice.

La Costa Brava va un paso por delante con iniciativas como el parque natural de las Illes Medes. «Han convertido una parte muy significativa de la costa en una zona protegida, con el acuerdo de los pescadores, lo que ha generado una oferta de turismo moderna y sostenible, que combina la playa con el interior». En cambio, Folch asegura que las comarcas del sur de Catalunya «seguimos con el mismo menú de los años sesenta, vendiendo el territorio y el paisaje por cuatro duros».

Las embarcaciones recreativas hace muchos años que generan problemas de convivencia en la Costa Brava y no tan solo porque todos los años se denuncian fiestas ilegales en algunas de las calas más inaccesibles, sino porque muchos municipios ya hace años que se vieron obligados a actuar para mitigar los efectos sobre la posidonia y el fondo marino.

El litoral gerundense suma más de 12.550 amarres deportivos. La Generalitat tiene tres campos de boyas en los puertos de Palamós, L’Escala y L’Estartit, a los cuales hay que sumar las instalaciones temporales que se instalan durante los meses de verano delante de las playas de muchas de estas poblaciones costeras. A modo de ejemplo, Palafrugell cuenta con más de quince campos y 840 boyas, mientras que Cadaqués tiene otros doce con 746 boyas.

La navegación recreativa representa una fuente de dinamización socioeconómica muy importante para estas comarcas, pero la masificación y la presencia descontrolada de embarcaciones hizo que ya en 2013 algunos de estos municipios tomaran cartas en el asunto.

No siempre ha sido coser y cantar y varias entidades ecologistas han denunciado reiteradamente que los muertos de hormigón de algunos de estos campos se tiraron sobre plantaciones de posidonia. Baleares también está tomando medidas en este sentido.

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