Cuatro familias del barrio de El Serrallo de Tarragona han dejado sus pisos de forma apresurada este jueves 30 de marzo a consecuencia de unos problemas estructurales graves que se han destapado por una cata programada en la tarde de hoy.
El inmueble situado en el número 22 de la calle Espinach tiene unos bajos y cuatro viviendas repartidas en las dos plantas superiores. Allí viven cuatro familias de alquiler que hace tiempo que están molestas con la propiedad del edificio por la presencia de grietas y humedades en las paredes de difícil solución.
Las quejas de los inquilinos y los propietarios llevan años repitiéndose y, a pesar de un ‘maquillaje’ del inmueble hace una década, el problema estructural seguía agravándose sin que las familias conocieran realmente el peligro existente y el riesgo de derrumbe de su morada.
Hoy, y por encargo de la propiedad del edificio, unos lampistas han realizado una cata en uno de los pisos de la segunda planta. Y nada más agujerear el suelo, se han encontrado con un boquete enorme y con vistas al piso inferior. Junto al agujero, las vigas de madera han quedado al descubierto y han mostrando su ‘fragilidad’. Dos estarían rotas y, el resto, llenas de termitas.
Los lampistas y los vecinos han pedido la presencia de Bombers, que han acudido a la emergencia con dos dotaciones. La situación aconsejaba un desalojo provisional de las cuatro familias, las cuales se han quedado en la calle mientras los bomberos inspeccionaban los cuatro pisos.
Paralelamente, se ha llamado al arquitecto del Ayuntamiento de Tarragona, que poco después de las 20.30 horas, analizaba en primera persona el riesgo de derrumbe del inmueble.
Él mismo ha informado de la peligrosidad y el deterioro de la estructura del edificio de El Serrallo y ha ordenado el desalojo de las cuatro familias, que pasarán la noche en una pensión o en casa de familiares.
Los propios desalojados han explicado al Diari que ya se esperaban encontrar un problema de esta magnitud, que habían hablado de ello y se habían quejado a la administración (son inquilinos) y a los propietarios. Ahora, con la cata se ha puesto al descubierto la ‘fragilidad’ de este inmueble de la calle Espinach.