De la Part Alta convertida en campo de batalla en la Guerra Civil a la Tabacalera transformada en un centro de salud mental de finales de los años 70 con sus jardines llenos de internos en plena huida tras un pavoroso incendio. Tarragona ha sido escenario de numerosos rodajes. El resultado de uno de los más recientes se puede ver desde el pasado jueves en los cines de toda España. ‘Los renglones torcidos de Dios’ se rodó en gran parte en la ciudad.
«Buscábamos un edificio aislado para reflejar el estigma que sufrían las personas con enfermedad mental en aquella época, pero no lo encontrábamos. Al final vimos la Tabacalera y nos enamoró. Lo tenía todo en contra porque estaba en medio de Tarragona y teníamos que hacer un gran despliegue técnico, escanear el edificio y ‘llevarlo a la montaña’... pero al final apostamos por la Tabacalera porque simbolizaba la idea que queríamos mostrar», explica en una entrevista al ‘Diari’ el director de la película, el barcelonés Oriol Paulo.
Una idea que se plasmó en las escenas exteriores del manicomio (así se denominaba en la época) porque las del interior tuvieron que rodarse en la antigua fábrica de la Mercedes en Barcelona.
Paulo: «Rodar en Tabacalera fue todo un reto por el estado en que se encuentra. Me dio mucha pena el abandono. Nada más ver las fotos dije ‘guau, esto es lo que queremos’, pero al llegar allí a todos nos supo mal. No nos planteamos rodar los interiores por el peligro que suponía filmar en el interior. Incluso había partes que se podían hundir».
‘Los renglones torcidos de Dios’ es la adaptación de la novela homónima de Torcuato Luca de Tena. Es un thriller psicológico, con crimen incluido, ambientado en un centro de salud mental en el que se infiltra una detective privad (Bárbara Lennie) que se enfrenta al director de la institución (Eduard Fernández). Loreto Mauleón, Javier Beltrán o Pablo Derqui son otros de los miembros del reparto. La dirección de Paulo es una garantía. Su última película, ‘Contratiempo’, es excelente.
«Hemos reproducido lo que era un sanatorio mental en 1979. Los pacientes con diferentes patologías estaban mezclados y cargaban con un estigma, pero también surgía una nueva psiquiatría», dice Paulo. «Hemos mostrado una mirada muy normalizada, explicando cómo vivían los pacientes», añade el cineasta, que se documentó a fondo con psiquiatras.
El rodaje en Tarragona duró un par de semanas, durante las cuales el equipo residió en la ciudad. Paulo ya la conocía porque su madre es de Montblanc. «La experiencia fue fantástica. Pudimos rodar muy a gusto», dice Paulo. Contaron con la colaboración de la Tarragona Film Office.
«Hubo una parte más cómoda, la que filmábamos de día, en que explicábamos el día a día del sanatorio. Y una parte más dura, las escenas nocturnas, en que teníamos lluvia, un incendio, mucha figuración... Iluminar y hacer que lloviese en todo el edificio supuso un importante despliegue. Muchos de los figurantes eran de Tarragona y a algunos nos lo llevamos a Barcelona. Los figurantes eran personajes en si mismos», recuerda Paulo.
Entre esos figurantes estaban Àngeles González, Julia Sánchez, Olga Sala, Maria del Carme Figuerola y Josep Maria Tuset. Todos, salvo Julia, ya actúan en grupos de teatro amateur.
Los cinco recuerdan con especial cariño a Fina Eloy, otra de las figurantes que falleció el pasado mayo, un año después del rodaje que tuvo lugar entre finales de junio y principios de julio de 2021. Todos trabaron amistad con Fina, que fue el alma del rodaje.
«El equipo de casting se desplazó a Tarragona y seleccionó a los figurantes por los métodos habituales y quizá por otros no tan habituales», desvela el director. Cierto. Olga explica que Oscar Valsecchi, uno de los dos responsables del casting, «me empezó a susurrar en plena prueba ‘eres fea, odias al mundo’. Me dijo tantas cosas horribles al oído que empecé a estirarme de los pelos, me lancé al suelo, me estiré de la camisa... Yo estaba encogida en el suelo y se me acerca Oscar y me dice ‘soy tu elixir, tu enfermera, tu diosa...’. Le cogí la cámara y empecé a babear’. La otra responsable del casting, Laura Cugat, se quedó impresionada. Olga fue seleccionada en el acto para interpretar a una mujer con esquizofrenia.
Olga, nacida en Suiza pero afincada en TGN, estudió canto lírico en su país natal. No solo cantaba como parte de su papel sino en los descansos. Fina también los amenizaba con sus chistes.
Tuset, que participa en Tarraco Viva con el grupo Taleia, daba vida a un enfermo mental que se cree Napoleón. «Estaba todo el rato gritando ‘à la guerre!’ y, sin saber francés, cantando ‘La Marsellesa’. Un compañero, que es francés, me decía ‘Napoleón no la cantaría porque no era revolucionario’ y yo le respondía ‘¡qué más da, estoy loco!’», relata entre risas.
El rodaje fue divertido, explican los figurantes, pero también duro sobre todo en las escenas de lluvia. Los extras acabaron empapados durante varias noches, aparte de tener que repetir más de una escena por un pequeño fallo de otro figurante. Cobraban 60 euros al día por unas jornadas que iban de las siete de la tarde a las 6 de la mañana del día siguiente.
A Josep Maria le sorprendió el estado interior de la Tabacalera. «No había estado nunca dentro. Es muy triste como está. Con la cantidad de personas que necesitan un local, podría ser un hotel de entidades. Pero esto es un mal endémico en Tarragona. La Savinosa lleva 60 años abandonada», dice. Sus compañeras coinciden plenamente.
Àngeles, del grupo ‘Totteatre.som’, representaba a una mujer que lleva toda la vida internada en el psiquiátrico y apenas ha visto la luz del sol. Resalta la humanidad de Oscar y Laura, que ejercían de ‘coaches’ de los figurantes: «Nos cuidaron mucho. Fueron atentos y humanos. Estaban muy pendientes». Ángeles padece parkinson y recuerda que «Oscar me tranquilizaba» cuando ella se encontraba mal. Fina y el resto de extras también la apoyaron.
Parte de los figurantes tarraconenses se trasladaron a Barcelona para rodar las escenas de interior del sanatorio. Actuaron junto a personas con discapacidades y enfermedades mentales reales. «Me gustaría reivindicar la necesidad de que se les dé voz y visibilidad», apunta Àngeles.
Julia interpretó a una mujer con síndrome de Tourette (una enfermedad que se caracteriza por tics repetitivos y, en algunos casos, por que la persona no puede evitar decir palabras obscenas o insultar). «Debía mostrar agresividad y no dejar que nadie se me acercara. Miraba con desprecio a todos», rememora.
Ya jubilada, se enteró del casting porque la hija de una amiga le envió un WhatsApp con la noticia del ‘Diari’ en que se anunciaba el casting y decidió probar suerte. Hizo la prueba tan bien que la ficharon justo al acabarla.
Carme, que también forma parte de Totteatre.som, bordó el papel de una mujer que sufre una regresión a su infancia. Revela que los figurantes se metían tanto en el papel, incluso en los descansos, «que parecía real y había momentos en que daban miedo». Los cinco pasarán a la historia de las películas rodadas en la ciudad. La lista es larga.
Entre los films más conocidos, ‘La Gran Familia’ (donde salía la Ciutat Residencial, a la que el ‘Diari’ dedicó otra crónica pelacanyes), ‘La Teta y la Luna’, ‘La ciudad de los prodigios’, ‘Soldados de Salamina’, ‘Yo soy la Juani’, ‘Los ojos de Julia’, ‘Hijo de Caín’, ‘Secuestro’... Y entre los que tienen un toque friki, ‘Los supercamorristas’ (con Jackie Chan) y ‘Tollywood Jame Bond’ (un remake bengalí del superagente).
Tarragona lleva siendo plató de cine desde hace más de un siglo. El 7 de abril de 1922, por ejemplo, se estrenó la película ‘Heroismos’. Según explica la directora de la Biblioteca Hemeroteca Municipal, M. Elena Virgili, se había rodado íntegramente en la ciudad y su objetivo era recaudar fondos para poner en marcha un hospital.
Los actores pertenecían a la alta sociedad pelacanyes de la época y el guión lo había ideado el que fuera director del ‘Diari de Tarragona’, Lluís de Salvador. El film incluía imágenes de la catedral, las murallas, el Balcó del Mediterrani, la pedrera del Mèdol... de modo que también era una especie de promoción de la ciudad.
Década y media después, durante la Guerra Civil, se rodó en Tarragona entre julio y septiembre de 1938 ‘L’Espoir’, basada en la novela del escritor francés André Malraux. La película se rebautizó como ‘Sierra de Teruel’ y aparecen diversas calles de la Part Alta como escenario de cruentos combates callejeros. La película se filmó con fuego real, lo que provocó polémica al asustar a los vecinos que pensaban que las tropas franquistas se acercaban a la ciudad en plena Batalla del Ebre.
Más polémica fue aún ‘Tarragona Balcón del Mediterráneo’. Producida entre 1956 y 1958 por el propio Ayuntamiento, era un recorrido visual, histórico, religioso y folclórico por la ciudad. Tenía que ser una forma de promoción internacional, pero, tal como detalla el jefe del Servei d’Arxiu i Documentació Municipal, Jordi Piqué, fue un fiasco y además el presupuesto se disparó.
¿Un desastre municipal? ¿Costes desorbitados? Definitivamente el tiempo no pasa por Tarragona. La realidad pelacanyes siempre supera cualquier ficción.