En 1993 el actor Bill Murray protagonizó la conocida película Atrapado en el Tiempo. Por si hay algún extraterrestre que todavía no ha visto esta obra, básicamente cuenta la historia del arrogante meteorólogo televisivo Phil Connors (Murray) que, mientras cubre el evento anual del Día de la Marmota en Punxsutawney (Pensilvania), queda atrapado en un bucle temporal, lo que le obliga a repetir el mismo día una y otra vez con las mismas personas y los mismos actos exactamente a la misma hora hasta llegar a la desesperación. Vive en el Día de la Marmota.
Algo parecido le está sucediendo al inmueble del antiguo Banco de España. Ubicado en el número 101 de la Rambla Nova, en 1993 –el año en el que se estrenó Atrapado en el Tiempo– el recinto aún estaba abierto y, de hecho, todavía faltaba una década para su cierre definitivo del 31 de diciembre del 2003.
De centro turístico a museo...
Desde entonces, sin embargo, el inmueble ha entrado en una dimensión desconocida de la que, pese a los anuncios, promesas y compromisos de las dos últimas décadas por parte de alcaldes, partidos y gobiernos municipales, todavía está inmerso, si nada lo remedia,de manera sine die. Como Bill Murray.
La lista de despropósitos es larga. En 2004 se anunció que el recinto acogería dependencias estatales. Pese a ello, la oposición del entonces alcalde Joan Miquel Nadal (CiU) complicó la directriz del gobierno de Zapatero (PSOE). Fue pasando el tiempo y, en la campaña de las Municipales del 2007, Lluís Balart (ICV) propuso ubicar allí una mezquita. La idea, sin embargo, no resultó agraciada y, de hecho, los ecosocialistas no lograron ni representación. Ya en 2009 el gobierno de PSC y ERC anunció que el edificio sería un centro de interpretación turística, un proyecto que poco después –en 2011– se paralizó por la crisis.
Sin ayudas europeas
La ruleta rusa del Banco de España siguió en 2014, cuando el entonces alcalde Josep Fèlix Ballesteros (PSC) propuso que acogiera el Museu de la Química, una idea que maduró en 2018 con la URV y la subvención europea Feder de dos millones que se logró para el que en ese momento se denominaba Rambla Science.
Con el gobierno de Pau Ricomà (ERC) se profundizó en el proyecto y se cambió el nombre del plan –pasó a decirse Banc de la Ciència i del Coneixement–, pero se perdieron primero los dos millones Feder y, luego, no se lograron los 3,2 solicitados en los Next Generation para cubrir el 43% de los 7,4 millones del proyecto.
Ahora, 21 años después del cierre, el Banco de España no tiene financiación y ha dejado de ser prioritario en favor de la Tabacalera educativa y cultural. Además, el alcalde Viñuales (PSC) quiere debatir con la URV si debe «replantearse» el plan, según avanzó ACN. Lo dicho, el Día de la Marmota.