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Eugen Marin Sabau, vecino de Alcover de 45 años, se convirtió ayer en el foco mediático en Tarragona y por extensión de toda España al disparar a tres excompañeros de trabajo de una firma de seguridad privada y a un agente de los Mossos d’Esquadra cuando intentaba interceptarlo en su huida.
Armado con varias pistolas y un fusil, este vigilante de seguridad aparcó su Citröen Xsara cerca de la oficina de la empresa Securitas, en la plaza Prim de Tarragona, poco antes de las 11 de la mañana. Eugen entró con una mochila a su espalda y pocos minutos después de las 11 horas los paseantes oyeron varios ruidos que parecían petardos. Así lo explicaron después los testigos entrevistados por los medios de comunicación. Nada más lejos de la realidad; fueron detonaciones reales de un arma de fuego que hirió a tres excompañeros de trabajo, dos hombres y una mujer.
Los tres trabajadores de la empresa de seguridad recibieron varios impactos de proyectil cada uno. La más afortunada, una mujer, «solo» recibió dos en zonas no vitales y fue operada por la tarde en el hospital de Santa Tecla, confirmaron fuentes de este centro médico tarraconense.
Los otros dos heridos, dos hombres, recibieron más impactos de bala y su pronóstico inicial, evaluado por el SEM, fue de grave y otro crítico. De hecho, el comisario de la Regió Policial del Camp de Tarragona, Josep Maria Estela, mantuvo el mismo pronóstico para ambas víctimas en su comparecencia de ayer por la tarde para informar de lo ocurrido en las más de 5 horas de operativo que se activó a raíz de este ataque con armas de fuego en esta oficina tarraconense.
Discusión inicial
Estela informó que el aviso entró en el 112 por la posibilidad de que hubieran detonado un arma de fuego en una empresa. Las primeras patrullas de Mossos que llegaron acreditaron la alerta y activaron de inmediato un operativo para detener al presunto autor de los hechos.
Antes de que Eugen hiriera de gravedad a los tres trabajadores, hubo una discusión en las oficinas. Un intercambio de palabras por una disconformidad en el cobro de un trabajo. Fue el preámbulo de la reacción violenta del vigilante al disparar a los tres excompañeros. Una vez hubo vaciado el cargador, Marin guardó de nuevo su arma en la mochila y salió de la oficina.
El motivo de su enfado con la empresa de seguridad vendría motivada por un asunto económico. Según algunas fuentes consultadas por el Diari, a Eugen no le habrían abonado en su cuenta el dinero correspondiente a un kilometraje laboral y ello fue la espoleta de lo ocurrido ayer.
Tras salir de las oficinas de la plaza Prim, este tirador fue visto por algunas personas. Nadie relacionó a su salida de la puerta del edificio con el autor material de los disparos que se oyeron poco antes.
Sería más tarde, cuando se conoció que aquellas detonaciones eran disparos reales, cuando la gente empezó a recordar a una persona alta, de 1,80 metros y de complexión fuerte que salía de la puerta con una mochila a su espalda. Esta fue parte de la información que recabó Mossos d’Esquadra para identificar al presunto autor de los disparos y también cómo se habría marchado de allí rápidamente.
El Citröen aparcado cerca
El vigilante salió por la calle Sant Magí hasta alcanzar su coche, un Citröen Xsara aparcado cerca de las oficinas de Securitas, donde había trabajado. Se subió al turismo y se marchó del lugar. Era consciente de que no tardarían en descubrir los hechos y empezarían a buscar al autor de aquellos disparos.
El comisario Estela confirmó que una vez llegaron a la plaza Prim y comprobaron la veracidad de la alerta, se activaron las ambulancias del SEM y se organizó el Operativo Jaula con la Guàrdia Urbana de Tarragona para «cerrar todas las salidas de la ciudad».
La pista del tirador se perdió una hora hasta que un coche no logotipado lo encontró en la T-11 y se puso a seguirlo. Las patrullas habían cerrado la entrada a la autopista, la salida hacia Reus, las carreteras hacia la costa y también se peinaron otras vías para intentar dar con el tirador. Se había informado a las policías locales vecinas por si veían ese coche y si era el caso que extremaran precauciones por la peligrosidad que se le suponía al conductor.
Tirador experto
Los Mossos recopilaron información en el campo de tiro olímpico Jordi Tarragó, situado en el barrio de Sant Salvador de Tarragona, porque Eugen Marin Sabau era socio desde hacía 15 años y allí iba de forma regular a afinar su puntería con arma corta y arma larga. Lo confirmaría al Diari su presidente, Xavi Fau.
Mossos confirmó que este vecino de Alcover tenía licencia para poseer varias armas y que tendría un pequeño arsenal en casa. Una imagen difundida en un tuit de él con pistolas y un fusil daba crédito a esta pasión por las armas y su peligrosidad tras haber herido a tres compañeros de trabajo a media mañana.
Mientras se buscaba el coche y a su conductor, Mossos decidió activar a los agentes del GEI (Grup Especial d’Intervenció), la versión autonómica de los GEO de la Policía Nacional. El comisario Estela argumentó su participación en el operativo ante la peligrosidad del sujeto y al disponer éste de armas de fuego. También se activó el helicóptero de Mossos para poder tener una visión del coche y su dirección.
Poco después de las 12.15 horas, un coche no logotipado de Mossos vio la matrícula del Citröen Xsara y se puso a seguirle a distancia. Avisó de ello a los compañeros. Sin embargo, a la altura de la rotonda de la T-11 con la T-704, que comunica esta vía con la localidad de Maspujols, Eugen sospechó del Renault Dacia que lo seguía y paró el coche. Bajó de él y disparó contra el vehículo policial.
El agente que iba en el asiento del copiloto recibió un balazo en el brazo. Una herida limpia, puesto que el proyectil entró y salió de la extremidad. Fue evacuado en helicóptero del SEM hasta el hospital de Bellvitge, donde por la tarde le operaron y es posible que haga la recuperación en una clínica con la que la Policía Autonómica tiene el convenio del seguro médico.
Llamada de un testigo
El tiroteo permitió al pistolero escapar de la persecución del coche camuflado y se salió de la carretera cogiendo un camino rural. Allí divisó una masía cerrada y decidió esconderse con el deseo de poder despistar al operativo de búsqueda activado.
El comisario Estela explicó que una llamada de un testigo informó que una persona y un coche que se asemejaban al que se estaba difundiendo en los medios de comunicación estarían en una finca situada en el término de Riudoms. Una persona que nada tendría que ver con los propietarios de esta masía. El avisó activo a los GEI para que comprobaran la pista que acababan de recibir por una llamada.
Los GEI confirmaron que el tirador y su coche estarían parapetados en esta masía y que no había nadie más en ella que el tirador.
Automáticamente se activó un perímetro de seguridad y se enviaron dotaciones del SEM para cualquier emergencia.
El comisario de los Mossos explicó que una vez asegurado el perímetro se intentó mediar con el agresor. En aquel momento, emergió la figura del negociador, que a pesar de los múltiples intentos de que cediera y se entregara, no recibió nunca una respuesta en este sentido.
Es más, Eugen se puso un chaleco antibalas y cogió las armas que tenía en el coche. La impresión externa es que saldría de allí llevándose a alguien por delante antes de caer abatido.
Poco después de las 16.40 horas aproximadamente, Eugen estaba detrás de un muro, en una zona anexa a la masía. Mossos incluso hizo algún tiro intimidatorio al aire, pero ante la respuesta negativa del tirador, se procedió a neutralizarle.
Fue en aquel momento cuando el tirador disparó a los agentes del GEI y estos repelieron fuego con fuego. El resultado fue que el alcoverense terminó en el suelo herido, con un mínimo de tres orificios de bala, según algunas informaciones. Ningún mosso resultó herido.
El SEM atendió al tirador una vez recibió permiso de Mossos. Fue estabilizado y llevado en helicóptero hasta el hospital de Bellvitge, donde ingresó crítico. Algunas fuentes señalan que las heridas afectan zonas vitales y peligra realmente su vida.