Según un estudio de la Universitat Autònoma de Barcelona, en Catalunya se desperdician cada año 34,9 kg de alimentos por habitante. Buena parte de ese desperdicio comienza antes siquiera de que el consumidor entre en acción. Según la Agencia de Residus de Catalunya, aquí se desperdician cada año 280.000 toneladas de fruta, verdura, pescado y carne de cerdo antes de ponerlas a la venta. Lo mismo pasa con 28.000 litros de leche. Los motivos, en muchos casos, solo son estéticos, como por ejemplo el tamaño o el aspecto de una verdura.
Eso no quita la responsabilidad individual; lo que cada uno puede hacer en casa. Mañana se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos. Es un buen momento para reflexionar al respecto con iniciativas que se desarrollan en la ciudad.
Patricia Salamanca es nutricionista de la Xarxa Sant Tecla y hace unos días ofrecía algunas recomendaciones en un escenario de lo más adecuado: el Mercat Central de Tarragona. Allí, entre compradores que se quedaban a preguntar, ofrecía alguna ideas.
1- Una lista bien ‘lista’
El primer paso para evitar el desperdicio tiene que ver con planificar lo que se compra. La nutricionista invita a hacer un menú semanal. En la web canalsalut.gencat.cat se pueden encontrar algunas recomendaciones.
Es a partir de ese menú que se hace la lista de la compra teniendo en cuenta las raciones. Si es de los que le cuesta calcular lo que necesita hay algunas herramientas que pueden ser de ayuda. En la web somgentdeprofit.cat puede encontrar, por ejemplo, una calculadora de raciones.
Además, antes de lanzarse a la compra, hay que revisar lo que ya tenemos en la despensa.
2- Pruebe ese yogur.
La fecha de caducidad y la de consumo preferente es uno de los temas que suscita más dudas. Lo primero a tener claro es que la caducidad indica cuando un producto ya no es apto para el consumo. Con el consumo preferente, en cambio, el alimento puede seguir siendo seguro pasada la fecha y lo que cambia son sus propiedades organolépticas. Así, cuando vea una fecha de consumo preferente, de lo que se trata, simplemente, es de oler y probar, dice la nutricionista. Los yogures, por ejemplo, se encuentran en este último grupo.
3- La nevera, ese mundo
Lo primero es ajustar la temperatura y saber dónde poner cada alimento. Poner los huevos en la puerta (todo un clásico) es un error porque en ese sitio los sometemos a cambios de temperatura que no convienen. Por cierto, los huevos suelen conservarse en perfecto estado (mejor tapados en su envase) durante 28 días desde el momento de la puesta. La información de la puesta aparece en el código.
Los vegetales y las frutas, por su parte, están mejor en el cajón. Pero si de lo que se trata es de alimentos cocinados hay que tener en cuenta que no todos se pueden guardar durante el mismo tiempo. De hecho una señora que se ha quedado a escuchar la charla alucina cuando le dicen que el arroz solo se puede conservar, como máximo, un día en la nevera porque puede desarrollar toxinas. Las mismas no se ven ni se huelen pero causan problemas gastrointestinales.
Las verduras limpias pueden cortarse en trozos y congelarse sin problemas. Pero para descongelar también hay unas normas básicas: no hacerlo a temperatura ambiente sino en la nevera y, si hay prisas, en el microondas.
4- Póngase creativo
Es cuestión de mirar lo que tenemos en la nevera con otros ojos. Hablamos de hacer croquetas con aquel pollo asado que sobró o mermelada con la fruta que comienza a estar muy madura.
No obstante, si necesita ideas, hay infinidad de aplicaciones de recetas. Algunas, como Noodle App, ofrecen preparaciones en función de lo que hay en la nevera.
El aceite merece un capítulo aparte. El más recomendable es el de oliva, el único que puede reutilizarse como máximo 2 o 3 veces. La clave es guardarlo de manera hermética, que no le dé la luz ni el aire «y no al lado de la vitro» dice Salamanca.
5- Explore nuevas vías
Piense que, además de mejorar sus hábitos en casa, también hay posibilidad de adquirir alimentos que de otra manera serían desechados. Hay distintas Apps, en Tarragona una de las más usadas es Too Good to Go. Comenzaron a trabajar en la ciudad en 2019 y actualmente están asociados más de 60 establecimientos. Hay puestos del Mercat Central, fruterías, pastelerías y restaurantes, entre otros.
Los locales hacen un ‘pack sorpresa’ con su excedente que los clientes reservan por internet y pasan a recoger. La empresa calcula que desde que abrieron en la ciudad se han ayudado a ‘salvar’ más de 153.000 kilos de comida.
Jonas Elkaccini, de la frutería Gustum del Mercat Central, fue uno de los primeros en asociarse y asegura que le da mucha tranquilidad saber que en su puesto no se tira nada. Sus excedentes son para los propios trabajadores, para el comedor social o se venden en la App «y con lo que no se puede comer hacemos compost».
Jordi Vila, de la pastelería el Pastis 7, explica que habitualmente trata de ajustar al máximo la producción, pero cuando le sobra lo pone en la App y le gusta saber que el producto y el tiempo que lleva cada elaboración no se van a desperdiciar. En su caso, además, le ha servido para dar a conocer el negocio que abrió hace un año. Entre sus clientes hay gente de distintos perfiles, desde jóvenes hasta mayores que acuden cuando van a tener invitados.