Alquilar un piso sigue siendo más caro en Tarragona que en Reus: 643 euros de media al mes frente a 569, según las estadísticas de este año de la Agència de l’Habitatge de Catalunya. Sin embargo, los arrendamientos medios han crecido más en la capital del Baix Camp durante el último año –un 8,4%, de 525 a 569 euros– que en Tarragona ciudad –de 602 a 643, un 6,8%–. Ambas evoluciones superan lo que ha crecido la inflación en este tiempo.
En cualquier caso, el análisis de estas tarifas muestra la evolución al alza en todas las grandes poblaciones durante los últimos años. Desde 2017, las rentas se han disparado casi un 35% en la capital de la provincia, pero los aumentos son comunes en otros puntos de la provincia.
En la Costa Daurada, oscilan entre el 30 y el 40%, pero también navegan en esa horquilla poblaciones del Baix Penedès, e incluso algunas del Ebre, donde los precios son más asequibles pero la inercia alcista es la misma.
Una escalada inacabada
De entre las principales localidades, Cambrils es el núcleo más prohibitivo para hacerse con un piso en alquiler (689 euros). A continuación aparecen Cunit (673) y Calafell (657), lo que muestra la alta demanda de vivienda en un entorno como es el Baix Penedès. También puede influir la tipología de domicilio existente en algunos puntos que, además, pueden tener un parque residencial que sufra la presión de los alquileres turísticos.
En el otro extremo, las cuatro poblaciones más baratas son ebrenses, Tortosa, La Ràpita, Deltebre, Amposta, reflejo de una demarcación donde acceder a la vivienda no es tan costoso. Un alquiler es casi 176 euros más caro en el Camp que en el Ebre.
En mayor o menor medida, los aumentos han seguido también este 2023 y es probable que la escalada no haya terminado.