«Ahora hacemos autopsias no invasivas»

Otros médicos. Ana Belén Gallo es una de los veinte forenses que atienden el Camp de Tarragona

26 abril 2020 21:00 | Actualizado a 27 abril 2020 07:58
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Posiblemente por la influencia de la televisión y también de las películas, los ciudadanos creen que los médicos forenses se dedican básicamente a practicar autopsias. Nada más lejos de la realidad. «Damos asistencia técnica a los Juzgados, al Registro Civil y a la Fiscalía en aquellos conflictos de derecho y medicina. Realizamos peritajes de valoración de daños corporales en acciones o agresiones físicas. A lo largo del año, un volumen importante de nuestro trabajo es la psiquiatría forense, donde valoramos las capacidades psíquicas de una persona que ha cometido un delito, o si una persona tiene que ser internada en un centro psiquiátrico en contra de su voluntad». Así resume su trabajo la doctora Ana Belén Gallo, subdirectora del Institut de Medicina Legal i Ciències Forenses en Tarragona.

Gallo es médica forense desde el año 2003 y su primer –y único destino– ha sido Tarragona. Las autopsias son solo entre un 10 y un 12 por ciento del trabajo. La mayor parte del trabajo de los forenses es valorar las lesiones de las víctimas, «pero también ha ido variando con los cambios que comporta el mundo del Derecho». A partir de la reforma que se hizo en 2015, la mayoría de las personas lesionadas en accidentes de tráfico ya no tienen que pasar por los forenses. «Sólo en aquellos casos de reclamaciones extrajudiciales, y cuando no hay acuerdo entre las partes o con las indemnizaciones que ofrece la compañía de seguros. Entonces sí que estos médicos efectúan un peritaje».

También han descendido los delitos contra la libertad sexual. Se trata de una exploración que requiere la presencia física del forense en el hospital. Desde que comenzó la pandemia, los forenses de Tarragona sólo han tenido un caso. Fue precisamente el día en el que el Diari hablaba con la doctora. Se trata de un delito que antes de la pandemia habían entre uno y dos casos por semana.

Con la llegada de la Covid-19, el Institut de Medicina Legal i Ciències Forenses en Tarragona también se ha tenido que adaptar a las nuevas circunstancias. «Ahora sólo trabajan presencialmente los servicios esenciales, aquellos médicos que están de guardia 24 horas al día. En el caso de la división de Tarragona, son dos médicos forenses entre semana y tres los fines de semana». Aquellos que no están realizando servicios esenciales «fomentamos el teletrabajo para disminuir la presencia física de personal y garantizar así que no haya transmisión», recalca Gallo. Ella, por su cargo de subdirectora, acude a su oficina de la planta baja del Palau de Justícia de Tarragona casi todos los días.

Los suicidios

Pero su trabajo no es solo burocrático, también atiende sus guardias: «En el primer momento había la impresión de que habían aumentado los suicidios. También algunos casos sospechosos de reacciones adversas a determinadas drogas». De todas formas, reconoce que ha bajado el volumen de cadáveres que han llegado. Solo llegan aquellos donde no hay un certificado médico porque se desconoce la causa de la muerte, bien porque no tenía antecedentes de ninguna patología o es una muerte que queda dentro de la sospecha de muerte violenta.

Este descenso de cadáveres tiene una explicación, según la doctora. Aparte de las muertes violentas, las otras suelen ser de personas que viven solas. Antes de la pandemia era habitual que alguien encontrara los cuerpos. «Ahora, sin este contacto físico, se hallan mucho más tarde». Por ello, añade, «intuimos que cuando termine el estado de alarma y se vuelva con este tipo de contacto, quizás entonces tendremos aquellos fallecidos que ahora no tenemos». También han bajado las autopsias por accidentes de tráfico y laborales.

Lo que los médicos forenses no hacen son autopsias de personas para averiguar si han fallecido de Covid-19. En este caso se tiene que realizar una necropsia, que es una autopsia clínica en el hospital, «nosotros solo hacemos las judiciales», donde puede haber algún delito.

Pero ante algún caso sospechoso con Covid-19, «extremamos las garantías. Existe un protocolo confeccionado por el Ministerio para orientar a los servicios de anatomía patológica y que también sirve para los médicos forenses». «Nos ha llegado algún caso sospechoso y hemos hecho lo que se denomina una autopsia no invasiva: un buen examen externo, no manipular los órganos internos ni se hacen maniobras que podrían originar un efecto aerosol y que podría conllevar una infección». Además del EPI, extreman las medidas: lavado de las manos, de desinfectar y el distanciamiento social.

Reducción de personal

Como prevención también han reducido el personal. Si antes para hacer una autopsia se necesitaba un patólogo con dos técnicos, actualmente hay un patólogo menos, excepto en los casos de homicidio o mala praxis médica, que tienen que ser dos y dos técnicos.

Por otra parte, se ha cambiado la forma de trabajar en los ingresos psiquiátricos. Los forenses tienen que determinar si está justificado el internamiento de dicha persona. Desde que comenzó el estado de alarma, esta práctica se hace por vía telemática entre el juez, el forense y un trabajador social, «vas explorando a través de los medios telemáticos para saber si dicha persona está en condiciones para decidir aquel internamiento y si está justificado». Y en el caso de los detenidos pasa lo mismo. En determinados lugares en que no existen estas conexiones se hace vía telefónica.

La doctora recuerda un caso especial que tuvo. Tenía que decidir sobre el ingreso en un psiquiátrico de una ciudadana extranjera detenida. «Estaba muy alterada y era muy difícil mediante una cámara determinar su estado. Por ello, dije que la trajeran a los Juzgados con todas las medidas de seguridad. Aquí estuvo a distancia y todos protegidos con mascarillas».

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