Tarragona consigue doblegar la curva de contagios de una quinta ola que deja tras de sí su impacto en la presión hospitalaria y un aumento en la mortalidad que aún colea, pese a que las puntas de defunciones también parecen haber quedado atrás. Ayer la provincia sumó dos nuevas muertes por Covid-19. En total, desde que la festividad de Sant Joan empezara a desatar los contagios y hasta la actualidad, el coronavirus ha provocado 63 fallecimientos, 57 de ellos en el Camp de Tarragona y seis en las Terres de l’Ebre. Son tres veces más que el año pasado.
Conforme ha avanzado este nuevo envite del virus se ha hecho más grande la brecha ente géneros: el 63,5% de los finados por los efectos del SARS-CoV-2 eran hombres, por el 36,5% de mujeres, según los balances del Departament de Salut, que ponen de manifiesto una vez más la mayor vulnerabilidad del perfil masculino ante el virus. La mayoría de fallecidos tenían más de 70 años, si bien hay dos pérdidas de entre 30 y 39 y una de la franja de 40 a 49, lo que muestra el impacto del patógeno también en segmentos más jóvenes.
No dejan de hacerse públicos datos que demuestran que las vacunas han evitado una auténtica escabechina, sobre todo por el crecimiento tan brutal de las curvas de contagio en la denominada ola joven. Una comparativa más en clave tarraconense: esas 63 muertes constituyen solo el 4,5% del total de decesos acumulados en el Camp y el Ebre desde que arrancara la emergencia sanitaria en marzo de 2020.
Impacto demográfico
Pues bien, un 25% de los contagios de toda la pandemia se han dado en esta quinta ola, es decir, en el plazo de dos meses, entre Sant Joan y la actualidad. Son 19.201 positivos notificados oficialmente por Salut del total de 74.600 acumulados. O, lo que es lo mismo, una de cada cuatro infecciones por la Covid-19 se han dado en esta quinta ola. Solo el efecto de las dosis ha permitido amortiguar la mortalidad en un momento de tan altísimos niveles de transmisibilidad.
A pesar de eso, la estadística experimental del INE sobre defunciones sí recoge un impacto de la mortalidad en términos demográficos. La curva de la mortalidad en general, no solo de coronavirus, fue superior durante el mes de julio a la de años anteriores, incluido un 2020 donde el verano fue muy plácido en términos de impacto de la pandemia.
El triple de decesos que en 2020
Solo hay que ver la comparativa con el actual momento y el de hace un año. En el mismo intervalo en el que en Tarragona se han registrado 63 fallecidos por Covid-19, durante 2020 el dato fue de 22, casi tres veces menos. Por aquel entonces no había vacuna pero la situación sanitaria era mucho mejor porque la interacción social venía de ser menor. La situación empezó a complicarse a partir de septiembre, con la vuelta al cole, lo que acabó derivando en la irrupción de la segunda ola.
Lo mismo sucede con la ocupación hospitalaria, mucho más alta ahora que hace un año. Salut notificó ayer un descenso de 10 pacientes ingresados en Tarragona por coronavirus, aunque la cifra de ingresos aún supera el centenar y el desalojo de las camas está costando. Por otra parte, hay 35 personas en intensivos, una más que en la previa. Si bien la cifra va descendiendo, lo hace muy lentamente. Hace justo un año, el número de hospitalizados graves era 10, tres veces menos.
Por lo demás, tanto los índices epidemiológicos como el riesgo de rebrote, la positividad, el número de contagios o la incidencia acumulada llevan días replegándose, aunque aún se mantengan en valores altos. En Catalunya, la dinámica es parecida a la que se vive en las comarcas tarraconenses. El Departament de Salut notificó siete críticos menos ingresados (475) y 157 hospitalizados menos (1.369), aunque registró 31 muertes y 1.594 contagios en solo 24 horas.
En general, la situación mejora levemente a cada día que pasa pero sigue sigue siendo incierta e inestable, más aún cuando está a la vuelta de la esquina el inicio del curso escolar y el aumento de la movilidad ligada al trabajo.