El recién designado presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Exuperio Díez Tejedor, considera que muchos trastornos de memoria que responden a ligeros deterioros cognitivos "se están etiquetando como alzhéimer" al haberse creado una especie de "alarma o miedo social".
Díez Tejedor, jefe del Servicio de Neurología y coordinador del Área del Neurociencias del Instituto de Investigación del Hospital Universitario La Paz de Madrid, aborda en una entrevista con EFE los principales retos de esta especialidad, como el ictus o la prevención de enfermedades neurodegenerativas.
En opinión del doctor Díaz Tejedor, "hace años la gente vivía con cierta naturalidad la demencia senil y no había sensación de estar ante una enfermedad, sino ante el envejecimiento".
"Pero ahora -añade- con la medicalización de la sociedad se crean percepciones que, a veces, generan alarma sin que sepamos darle una solución".
El neurólogo considera que "al calor del desarrollo de algunos fármacos y del interés de la industria en promoverlos, quizá se habló mucho en los medios de comunicación sobre alzhéimer cuando en realidad diría que muchos casos eran demencias degenerativas".
Entonces, señala, "se estimularon los diagnósticos muy precoces pensando que si lo detectábamos pronto podríamos detenerlo... Conseguimos diagnosticarlo pronto, pero no detenerlo".
Pero sí se obtuvo un aprendizaje: cuidar los factores de riesgo vascular (hipertensión, colesterol, obesidad, diabetes...) y practicar una vida saludable (actividad física, no fumar, alimentación equilibrada...) "hace que la enfermedad de Alzheimer evolucione más lentamente o que no llegue a expresarse".
El incremento de la esperanza de vida ha conllevado el aumento de las demencias, que se disparan a partir de los 85 años. Y la enfermedad se expresa con mayor potencia si los factores de riesgo no se han controlado provocando así pequeños infartos cerebrales.
"Si evitamos esas lesiones vasculares se puede demorar la aparición de la enfermedad", asegura el jefe de Neurología del Hospital La Paz.
Argumenta que se si se retrasara cinco años, de los 85 a los 90, por ejemplo, "podría bajar un 50 % el número de pacientes" con alzhéimer, por lo que en los ancianos "deben mantenerse los cuidados y no abandonarlos" dada la longevidad actual.
Educar en salud es la máxima del también catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid quien cree firmemente en que "un cuerpo sano, va a tener un cerebro sano".
Malos hábitos
Pero precisamente los malos hábitos de vida y el consumo de alcohol y drogas (cocaína, éxtasis, anfetaminas...), además del diagnóstico precoz, están provocando un repunte de los casos de infartos y hemorragias cerebrales en personas más jóvenes.
"Y no solo hablamos de personas con una adicción, sino de aquellas que toman esporádicamente esas drogas, que son verdaderas bombas con graves consecuencias", advierte el especialista.
Cuando se produce el ictus, detectar los síntomas y actuar lo antes posible es esencial para frenarlo y reducir secuelas, algo factible si se acude a una unidad de ictus.
"Cada vez que se levante un hospital, debe tener una unidad de ictus y un plan de abordaje", insiste Díaz Tejedor, uno de los impulsores en los años noventa de estas unidades especializadas.
La investigación en ictus avanza hacia el desarrollo de nuevos fármacos trombolíticos que permitan un mayor margen de actuación; de neuroprotectores que eviten que el daño se extienda; y en conocer y potenciar los mecanismos naturales de reparación del propio cerebro.
Sin embargo, "en España la inversión en investigación es ridícula comparada con otros países de la UE y con Estados Unidos, estamos en los puestos más bajos respecto al PIB, y los políticos deben comprender que la investigación es inversión y no gasto", se lamenta el presidente de los neurólogos españoles.
Luchar contra la falta de equidad en el acceso a los tratamientos según la comunidad autónoma va a ser otro de los caballos de batalla de la Sociedad Española de Neurología y de su presidente en esta nueva etapa.