Extracto de Lúpulo se metió en un local de ensayo por primera vez en 2003 sin apenas medios técnicos y sin que sus integrantes supiesen tocar un instrumento. «Había mucho margen de mejora, pero nuestro objetivo nunca fue llegar a ser unos virtuosos, sino explicar nuestras movidas sin preocuparnos demasiado del resto», explica Isma Colombo, cantante del grupo y único miembro en activo de la formación original. «Soy muy pesado, hablo mucho y me molesta el silencio. Tengo ese defecto, soy de dar la turra», bromea.
La banda tarraconense de punk rock se despedirá este sábado de los escenarios tras 17 años. La cita es en la Sala Zero de Tarragona (apertura de puertas a las 22.00 horas) con todas las entradas vendidas desde hace más de una semana. Es el primer y último sold out de su carrera. «Todo tiene un principio y un final y simplemente creemos que es el momento indicado para dejarlo, aunque, obviamente, han influido varios factores, como la falta de tiempo o de local», comenta Colombo.
Será un concierto especial con espacio para la nostalgia a través de una exposición de fotografías que repasará la historia del grupo. Los asistentes recibirán de regalo un EP con las dos últimas canciones que ha grabado y se venderán camisetas conmemorativas de esta última noche. Habrá también alguna sorpresa «en forma de vídeo y colaboraciones» y seguro que se derramará alguna lágrima. «Recordad las palabras de Celia Cruz: ‘No hay que llorar, que la vida es un carnaval y es más bello vivir cantando’. I que no hem rigut?», dice el cantante. En 2014 ya hicieron un parón temporal para «airear las cabezas y coger nuevas ideas, pero esta vez es distinto».
Una maqueta y dos discos
Extracto de Lúpulo cuelga las botas pero deja como legado una maqueta (Directo a tu hígado en 2006) y dos discos (El agua pa los peces en 2009 y Bienbebidos al fin del mundo en 2016). En sus temas han colaborado figuras del género, como Evaristo (Gatillazo/La Polla Records), Manolo Kabezabolo o Juankar y Alberto (Boikot). «Ha sido una trayectoria bastante irregular, con mucha gente pasando por la banda, pero siempre ha sido muy divertido. Nos los hemos pasado muy bien haciendo el cafre», cuenta Colombo.
Lo que empezó como una broma -añade- «nos ha llevado a viajar por toda la península e incluso tocamos en el mejor festival de punk rock del Estado, el desaparecido Aupa Lumbreiras!! de Villena (Alicante)», recuerda Colombo. También pasaron por el Pintor Rock en 2014.
Aunque está «muy satisfecho» con lo que han hecho en estas casi dos décadas, tiene una espina clavada por no haber actuado nunca en la plaza de la Font por las fiestas de Santa Tecla. «Ya sabemos que si eres una banda local y no tienes trompetitas no se puede, lo debe poner en una ordenanza, pero hubiese sido bonito. Por suerte, siempre quedará el irreductible espacio de Barraques y La Imaginada», apunta.
Tarragona es, precisamente, una de las dianas de sus letras combativas y reivindicativas. «Básicamente es porque somos de aquí y porque Tarragona somos el culo de Catalunya y solo salimos unos días en la tele cuando pasa algo muy gordo. Nosotros tenemos voz, poca pero algo tenemos, y hay que aprovecharla. Si los tarraconenses no criticamos nuestras ideas, como que tenemos un pabellón de puta madre propiedad de la Generalitat cerrado desde hace dos años y cuyo parqué está ahora en Girona, ¿quién lo hará».
Son cañeros, pero también les va la juerga. El humor y la ironía inteligente son dos elementos indisolubles de Extracto de Lúpulo. «Nos encanta la poesía y bebemos de obras de autores muy diversos, como Adela Zamudio, Chairil Anwar o Verónica Moser. De tan heterogéneas influencias extraemos una valiosa lección: no te flipes, solos somos cinco tipos hablando de cosas que seguramente importan un carajo a la mayoría de gente», afirma Colombo.
Asegura que en sus 17 años como grupo siempre les ha ido igual de mal. «En ese sentido hemos sido siempre bastante constantes». Su peor momento, recuerda, fue un concierto en Vila-seca en el que el guitarra solista tocó un tema entero en otro tono. «Para colmo alguien lo grabó con el móvil y lo subió a YouTube. ¡Hay que ser mala persona!», bromea.
Sus viajes en furgoneta para tocar allí donde les llamaban están cargados de anécdotas. Como cuando de camino al festival Franja Rock, en Pena-Roja de Tastavins (Teruel), pararon delante de una carnicería y se llevaron ‘prestado’ un jamón... que resultó ser de madera. «Daba tanto el pego que al llegar al festival dijimos a la gente que lo sortearíamos entre todos los que comprasen una de nuestras camisetas. Pusimos el jamón encima del amplificador y al final del concierto lo sorteamos. El que lo ganó debió llevarse una decepción porque al día siguiente, cuando fuimos a recoger los trastos, el jamón seguía en un rincón del pabellón», rememora Colombo.
Mañana, en la Sala Zero, harán su último brindis rodeados de su gente. Con cerveza, claro.